El teniente general retirado de la KGB soviética Nikolai Leonov (1928-2022) falleció hoy aquí, dejando un gran legado por su basta vida al servicio de Rusia, y con una memorable historia de amistad con Cuba.
A sus 93 años de edad la lucidez de este hombre era irreemplazable, a decir de sus más allegados, su cúmulo de historias lo hicieron un genuino político y especialista de temas sobre América Latina tras el derrumbe de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviética (URSS).
Doctor en Ciencias Históricas, y uno de los mejores de su clase en el Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú, en el cual luego ejerció como profesor, Leonov fue merecedor de la Orden Estrella Roja, la Orden de la Revolución de Octubre y la de la Bandera Roja del Trabajo, por solo citar alguna de las más altas distinciones que se entregan en la nación euroasiática.
Autor de diversos textos entre los que destacan La lucha de la Iglesia con el Estado en México (1965), Omar Torrijos: Yo no quiero pasar a la historia, quiero entrar en la Zona del Canal (1990), Fidel Castro: biografía política (1998) y Raúl Castro, un hombre en Revolución (2016), entre otros títulos que lo vinculan con Latinoamérica y en especial con Cuba.
Leonov fue el traductor del líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, cuando habló con el entonces presidente del Consejo de Ministros de la URSS, Nikita Jruschov, en 1963.
A decir del entonces diplomático ruso en el documental La vida que ha quedado atrás del cineasta cubano Manuel Pérez, él en aquel memorable encuentro entre ambos líderes “sólo contaba las cosas públicas, las otras, más privadas, sólo podrían haberlas contado Fidel o Nikita”.
Pero la historia de Leonov con Cuba empezó mucho antes cuando por azar conoció en un barco rumbo a México a Raúl Castro, país donde comenzó a aprender español en la Universidad Autónoma.
Luego en 1955 conoció en la capital azteca a Ernesto Che Guevara, a quien después al pasar de los años, y una vez triunfada la Revolución en la isla caribeña, y por la confianza ganada sirvió como su traductor durante un viaje por Corea.
Nikolai Leonov constituye una leyenda de la historiografía rusa y latinoamericana, que será recordado durante décadas no sólo en Rusia, sino también en el continente americano y en especial en Cuba.
Sensible pérdida. Un hombre diferente y todo lo contrario a Gorvachov y Yelsin. Conocedor de las interioridades que llevaron a la desaparición de la URSS en contra incluso de la mayoría del pueblo. Amigo de Cuba. En gloria este.
Triste pérdida. Leónov fue un hombre muy valioso. Recientemente vimos por nuestra televisión una entrevista que se le hiciera años atrás, donde relató cómo se conocieron él y Raúl, una historia súper interesante, y reveló pormenores acerca del proceso de desintegración de la URSS.
Él mismo tuvo un papel activo en algunas de las realidades de la era soviética, militante comunista con cargos en los servicios de inteligencia. Muy lúcido, tremendo conocedor de la historia, incluso de Cuba, y de las relaciones de Fidel con los otrora líderes soviéticos y con aquella nación.