A sus 70 años lo que nadie osa discutir nunca es el mérito de ser el espirituano con más innovaciones en su haber —más de 100—, ser el segundo en alcanzar el título de Héroe del Trabajo de la República de Cuba y uno de los cubanos más jóvenes en recibirlo.
Docente, investigador, combatiente internacionalista y polifacético a todas luces, no sabe por dónde empezar a la hora de desglosar su vida. Ya en confianza, las palabras brotan poco a poco, enlazadas a un alma noble que no se cree Héroe.
“Si yo te digo que estudié Técnico Medio en Explotación de Maquinarias del Transporte no me crees. Después de pasar el Servicio Militar me mandaron a estudiar para la Escuela Nacional de Maquinaria, fui el mejor expediente y me seleccionaron para un curso en Bulgaria. Tuve que estudiar duro el búlgaro y lo aprendí bien, al punto que a veces iba como traductor para los que trabajaban en la embajada de Cuba en el tiempo en que Faustino Pérez era nuestro representante diplomático en ese país y como tal visitaba mucho la escuela.
“Tampoco me creen que una buena parte de mi vida ejercí la docencia, primero en la Escuela Cuba-Bulgaria en Santa Clara donde fui hasta director. Tras la División Político Administrativa vine a trabajar a Sancti Spíritus en la Delegación de la Agricultura en el área de capacitación y un tiempo después nació la Escuela de Maquinaria Armando La Rosa, y allí fui fundador y también director”.
Ser Ingeniero Mecánico fue el sueño sin cumplir para este especialista que ama la docencia tanto como a las maquinarias, que sin pisar la universidad y sin títulos académicos superiores ha impartido clases de cálculo, matemáticas, maquinaria, corte de metales, termoenergética…
Después de graduado, ¿qué hacía un profesor de una escuela de maquinaria en la Cuarta División de Remedios como recluta?
“Era el año 1977 y esa unidad era como una previa de preparación militar para quienes iban a cumplir misión en Angola. Eso fue tremendo porque me desmovilizaron y seguí trabajando en la Escuela Armando La Rosa. Pues, me casé un sábado y el lunes me fueron a buscar al Hotel Internacional de Varadero, me dieron dos módulos, uno de ropa militar y otro de civil. El jueves me bajé del avión en Angola con la AKM montada y listo para el combate, porque en esa época eso estaba bravo”.
Tocando los dedos repetidamente suma las misiones y su periplo por Angola: Luanda, Kuanza Sur Malange, Cuito Cuanavale… Achica los ojos azules como si espantara el viento caliente y la tierra áspera que sintió durante dos años (1978-1980) como combatiente internacionalista en el continente africano.
“Estuve también como asesor y acompañante del presidente Agostinho Neto por varias provincias de la República Popular de Angola, un hombre cabal e íntegro que tuve el honor de conocer. Se puso muy enfermo en Malange durante un recorrido que hacía por el sur del país que empezó en Cunene y en octubre falleció. Era el año 1979. Regresé a Cuba en 1980 y comencé a trabajar en la empresa de Talleres Agropecuarios como técnico especialista”.
Fue allí, cuenta, donde se avivó el talento creador y se sembró un amor por los hierros que nació estudiando cada tuerca, además de los recovecos más insospechados de un motor ruso y dicen que no hay buldóceres Fiat italiano, o Komatsu, ni ninguna maquinaria de la Agricultura que se resista a sus manos sabias.
No por gusto es el único espirituano Vanguardia Nacional de la ANIR por 10 años consecutivos y 28 años Vanguardia Nacional del Sindicato de Trabajadores Agropecuarios, dueño de trabajos patentados en el país como el Ahorro de energía en gomas de especialidades.
“Recuerdo que fui ganador del primer premio en un Fórum Nacional de Energía y consistía, básicamente, en unificar la energía de seis motores eléctricos en uno solo. Todavía funciona en la Empresa de Talleres de la Agricultura”.
Recalca que, como máxima, para él lo difícil es fácil, lo extraordinario se convierte en cotidiano, por eso es casi normal ser el único espirituano en tener más de 100 innovaciones, una maleta llena de diplomas, sellos, distinciones y medallas desde la Jesús Menéndez, Lázaro peña de primer, segundo y tercer grados, hasta la Hazaña Laboral, tantas que para exhibirlas necesita más de una camisa.
¿Imaginaste algún día que podrías ser Héroe del Trabajo de la República de Cuba?
“Nunca me vi con un título tan grande, ni siquiera cuando me dijeron que estaba propuesto por mi trayectoria laboral, porque como yo hay otros. Pero más impactante que el título fue tener a Fidel tan cerca y no era la primera vez que lo veía. Recuerdo que yo era el primero en la fila, fue muy fuerte porque vino directo hacia mí, me colocó la medalla y bajito me dijo: ‘Creo que eres el Héroe del Trabajo más joven de la República de Cuba’. A Fidel lo vi por última vez cuando llegaron a Cuba Fernando González y René González, los dos primeros de los Cinco Héroes que regresaron a la Patria”.
La condición de Héroe no cambia para nada a hombres como Néstor, que en su humildad está muy lejos de esa visión que daba el Apóstol en uno de sus versos sencillos: Sueño con claustros de mármol / Donde en silencio divino / Los héroes, de pie, reposan.
Es Héroe porque lo merece, porque no para de trabajar y aportar, porque es de esos hombres que no piden nada a cambio, que no posee ni una bicicleta y que tiene el mérito, por ejemplo, de haber diseñado y fabricado hace más de 20 años el ariete para generar energía que más agua hala en Cuba y todavía bombea en la Loma del Obispo, en Sancti Spíritus.
Solo sabe que hay muchas formas de ser grande, de seguir aportando para hacer honor a una condición bien ganada desde ese rinconcito espirituano conocido como La Fragua, a pesar de sus 70 años, donde sigue siendo el presidente de la Asociación de Combatientes.
“Aunque me jubilé, sigo en pie de guerra. Soy usufructuario de tierras y tributo cultivos varios a la CCS Heriberto Orellana. Tengo la suerte de gozar de buena salud y todavía me llaman para alguna que otra trabazón en los talleres y coopero con algunas empresas de la Agricultura y con las FAR. Yo trabajo todos los días. Eso está en mi ADN”
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