Pudiera ser de oro el color de los niños cubanos que se llevaron la medalla de plata en el recién finalizado Campeonato Mundial de la categoría Sub-15 con sede en México.
Pudiera serlo, al margen de la presea física que colgaron en sus pechos tras caer, literalmente, con los spikes bien puestos ante Estados Unidos en un dramático partido final definido en el último out.
Los muchachos derrocharon coraje, garra y alta capacidad competitiva en el torneo, cuando más de una vez debieron venir de abajo para ganar los juegos claves que les permitieran acceder a la clasificación, como la rebelión frente a Puerto Rico en el último capítulo para inscribirse ya entre los cuatro grandes.
Ante el archifavorito Estados Unidos, superior en tamaño, horas de juego y desarrollo de todo tipo, lidiaron de tú a tú para, incluso, voltear el marcador. Solo cayeron cuando los norteños apelaron a un supersónico con velocidad jamás enfrentada por ellos. Pero ya la historia estaba escrita para los cubanitos, encargados de regalar la mejor de las alegrías para el béisbol cubano en los últimos años.
Eso lo disfrutó Cuba y, como parte de ella, Sancti Spíritus, que levantó tres copas plateadas. Una de ellas por Alejandro Derlys Cruz Echemendía, quien al igual que en el premundial, cuando fue seleccionado Jugador Más Valioso, ahora volvió a brillar al punto de ser seleccionado el tercera base del Todos Estrellas.
“El evento fue muy bueno, en lo personal tuve un campeonato muy bueno, es un premio individual, pero también del equipo”.
Su aporte fue crucial, no solo por las estadísticas —320 de average ofensivo, slugging de 480, un OBP de 393, OPS 873, seis impulsadas, cinco anotadas, dos dobles y un triple—, sino por batear en momentos claves como ante Puerto Rico cuando parecía que a Cuba se le iba la opción de seguir.
“Siempre conté con el apoyo de mis compañeros, ellos me decían si el lanzador estaba tirando recta o curva y me preparé para ese lanzamiento y la bola rápida que era lo que más estaban tirando. Lo mío es hacer swing rápido, buscar hacer contacto con la bola sin emplear tanta fuerza. Ante Puerto Rico me metí en conteo, que es cuando más bateo, me tiró recta y salió la conexión que puso al equipo delante”.
Sobre el juego contra Estados Unidos comentó: “Como todos saben, ese pitcheo por encima de 85 millas no se ve mucho en Cuba, entonces había que buscar contacto y no tanta fuerza para poner la bola en juego, pues Estados Unidos era malo en la defensa, pero no se pudo. Vendrán otros campeonatos y se logrará; les dije a mis compañeros que esa medalla de plata es muy importante para Cuba y nuestra familia”.
Y lo es. Tal como lo siente Maikol Daniel Rodríguez Cuevas, tercer bate del equipo y quien, a pesar de no terminar con buen average, contribuyó, sobre todo en los primeros partidos, y conectó el único jonrón de los cubanos. Sus estadísticas: average de 158; slugging, 421; OBP, 429; OPS, 850, seis impulsadas y siete anotadas.
“Hicimos tremendo trabajo, esta medalla sabe a oro, como nos dice todo el mundo. Estados Unidos sabe jugar muy bien y lo hicieron mejor en el terreno. En lo personal no me fue tan bien como en el premundial, pero me van a quedar más mundiales. En los primeros juegos impulsé seis, después recibí boletos y pude anotar carreras para mi equipo, que es lo importante. Es verdad que jugamos con garra porque los cubanos siempre echamos pa’lante y nunca nos rendimos”.
El color de la medalla lo matizó el pueblo cubano al recibirlos como campeones en sus barrios, donde familiares, vecinos y directivos de la disciplina y del Inder en la provincia les prodigaron abrazos, aplausos y cariño.
Eso lo experimentó Maikol, a quien Caracusey se le rindió a los pies: “Un recibimiento bastante bonito, hasta me sacaron las lágrimas por las palabras que me dijeron”.
Pocas veces Batey Colorado, en Yaguajay, estuvo tan animado al punto de unir la noche con el día para reconocer a su medallista, el lanzador Robier Ernesto Hernández Navarro, uno de los que más trabajaron, con 8.1 entradas, aunque el descontrol le jugó una mala pasada.
“No pude ganar ningún juego, pero pude aportar al equipo —declaró a Escambray—, había muy buenos bateadores de Estados Unidos y Puerto Rico, sobre todo. Tengo que mejorar el control porque di demasiadas bases por bola. No esperaba este gran recibimiento, eso a uno lo pone contento”.
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