No se asombre, hoy bebemos la misma agua que tomaron los dinosaurios

Gracias al ciclo del agua, que continuamente purifica el recurso, hoy usamos el mismo líquido que bebieron los reptiles extinguidos, pero ese proceso se acelera y aumenta los riesgos para el planeta

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A lo largo de millones y millones de años, el agua ha unido a todos los seres vivientes de nuestro planeta. (Foto: tomada de blogs.elespectador.com)

Mientras algunas publicaciones lo afirman, en tanto hay personas que lo han usado como un chiste, se admite que, gracias al ciclo del agua, que constantemente purifica este valioso recurso, los humanos disfrutamos hoy del mismo líquido que bebieron —y orinaron— aquellos reptiles extinguidos.

Si algo de cierto tiene esta historia es que cuando no existía el hombre y los dinosaurios eran los amos y señores de la Tierra, a lo largo de millones y millones de años aparece un elemento común a todos los seres vivos de nuestro planeta: el agua.

Precisamente, alrededor de ese ciclo del agua que se acelera y aumenta los riesgos para el planeta, se concentra una reciente investigación del Instituto de Ciencias del Mar, radicado en Barcelona, España, en la cual, según nuevos datos satelitales, han precisado que el ciclo del agua en la Tierra se está acelerando a causa del cambio climático.

Entonces, el asunto no es chiste, es tan serio que de nada sirve intentar adivinar a qué sabía aquella agua que bebieron los dinosaurios. Lo que importa hoy es que la masa total de agua de este planeta se ha mantenido casi constante desde su surgimiento; lo que no ha permanecido igual es su distribución y su calidad.

La publicación consultada por Escambray en el portal Cubasí, describe que este proceso se relaciona, entre otras cosas, con el ciclo del agua —aquello que, muy simplificado, aprendimos en la primaria de precipitación, evaporación, condensación y otra vez precipitación; es decir, el proceso en el que el agua se transfiere continuamente entre la superficie de la Tierra y la atmósfera—.

De ahí la importancia de la indagación científica, publicada en la revista Scientific Reports, donde se señala que dicha aceleración es debido al aumento de las temperaturas.

Esa subida de los termómetros provoca, entre muchos otros problemas, que exista más cantidad de agua circulando como vapor en la atmósfera. De esta, el 90 por ciento regresará a los mares en forma de lluvia, en tanto el 10 restante lo hará sobre los continentes.

La autora principal del citado estudio, la doctora Estrella Olmedo, señala al respecto que dicha aceleración repercute lo mismo en el mar que en tierra firme, donde las tormentas —aclara— podrían ser cada vez más intensas.

En tal sentido, la experta explica que ese fenómeno en cuestión también podría incrementar las lluvias —en vez de nevadas— que ya se está detectando en algunas zonas polares, lo cual acelera aún más el deshielo.

Los estudios dan cuentan de que aproximadamente el 85 por ciento de la evaporación y el 77 por ciento de la precipitación ocurren sobre el océano. En tanto, ambos procesos producen cambios en la salinidad de la superficie del mar, que conducen a anomalías positivas (evaporación) y negativas (precipitación).

En un escenario de calentamiento global se espera que el ciclo global del agua se intensifique y es motivo de gran preocupación por sus profundos impactos socioeconómicos en todo el mundo, aseguran los estudiosos de esta problemática.

Entonces, la humanidad no puede darse el lujo de que la misma agua que ha circulado una y otra vez en el planeta, originando y conservando la vida gracias a ese constante ciclo del líquido, transite cada vez más por el desequilibrio de la distribución y su calidad.

(Tomado de Cubasí)

Redacción Escambray

Texto de Redacción Escambray

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