Lo que era obviamente presumible ya es una realidad confirmada: la variante ómicron del virus SARS-CoV-2, de alta transmisibilidad, circula en Sancti Spíritus, según el doctor Manuel Rivero Abella, director provincial de Salud.
Muestras de PCR secuenciadas en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), de La Habana, corroboraron la presencia de esta cepa en el municipio cabecera, Cabaiguán y Yaguajay, territorios con el panorama epidemiológico más complejo de la provincia en estos momentos; aunque no se descarta, por la rápida dispersión del virus, que se haya extendido a otras áreas.
La afirmación está apuntalada —muy bien apuntalada— por las estadísticas: primero, en la tendencia ascendente del número de casos positivos en los últimos 14 días y más cercano en el tiempo, en la última semana, con 312 diagnosticados más que la anterior; y segundo, una meseta que oscila entre los 190 y 200 enfermos confirmados diariamente.
Ahora mismo, Sancti Spíritus figura como la séptima provincia con la tasa de incidencia de casos infectados por 100 000 habitantes más alta del país; ascenso que coincide con el comportamiento de la ómicron en Cuba y que, lógicamente, no podía ser diferente para esta porción de la isla.
A pesar de que dicha variante no ha llevado a un incremento sustantivo de casos graves y de fallecidos —al menos hasta ahora—, las autoridades alertan, con motivos de sobra, acerca de la prevalencia de la enfermedad en adultos mayores con comorbilidades asociadas, quienes, aunque vacunados, no dejan de representar una preocupación por la evolución futura que puedan presentar.
Y a esta inquietud se añade otro asunto, decisor del curso del rebrote de la covid en el territorio: hoy más del 70 por ciento de los ingresos de pacientes positivos y sospechosos se realiza en el hogar y, reconocido por autoridades sanitarias, no pocas incidencias se han reportado en el seguimiento clínico y epidemiológico a estas personas por parte de la Atención Primaria de Salud.
Sancti Spíritus enfrenta la presente oleada de la covid con una fortaleza indiscutible; pero que no debe sembrar la confianza. La cobertura de vacunación alcanza aquí el 98.8 por ciento de la población con tres dosis y el 91.1 con la de refuerzo. Ello deviene barrera de contención contra la covid, y nos ha alejado del trágico escenario epidemiológico vivido en la provincia durante los meses de agosto, septiembre y octubre del pasado año.
Si bien la enfermedad cursa sin mayores complicaciones en la actualidad y los científicos anuncian que, a la larga el SARS-CoV-2 “pasará a ser parte de los otros coronavirus humanos estacionales que nos provocan resfriados y dolores de garganta cada invierno», el optimismo debe ser cauteloso; la prudencia, más que necesaria.
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