Puede traducirse como la recompensa a su persistencia, y también a su talento, la medalla de oro de la trinitaria Yamisleidy Pérez Iznaga, como parte del equipo Cuba en la Primera Copa del Caribe de béisbol femenino que tuvo por sede a República Dominicana.
En lo colectivo fue un oxígeno para el deporte nacional y en lo personal una reafirmación de que es la pelotera espirituana de mayor rango, cuyo desempeño fue vital para el oro en el último partido en el que bateó de 4-2 con una anotada.
“Me sentí muy bien, contenta al igual que todas, por lograr esta medalla que tanto hemos luchado, damos gracias a Dios que fue en esta serie y le dimos al pueblo ese alegrón en medio de tantos problemas. Nosotros íbamos con el propósito de la medalla, nos comprometimos con la FMC, por eso la dedicamos a Vilma Espín y a la profesora Margarita Mayeta, quien nos dio mucha fuerza”.
Para llegar al torneo no dejó de entrenar ni en medio de la pandemia. “Me enviaban el listado de ejercicios por WhatsApp, porque tengo una lesión en una pierna y me mandaron a hacer mucha fuerza de brazo y de piernas”.
Su medalla recompensa una decisión juvenil: la de cambiar el balón grande del voleibol por la pequeña pelota del béisbol cuando tenía 14 años y jugar pelota para las mujeres era poco menos que un tabú.
“Fui a hacer las pruebas a la EIDE para el voli y por el tamaño no me escogieron, cuando llegué a Trinidad había un grupo de muchachas jugando pelota en el estadio, me apunté y ahí participé en el primer evento que se hizo en Taguasco en el 2004”.
Es también el premio como parte del cuarteto de fundadoras del béisbol femenino en Cuba desde que irrumpió en la preselección nacional en ese propio año. Desde entonces persiguieron lo que ahora logran, incluso ella, a quien una lesión le impidió hacer el viaje a China Taipei en el 2005. Nada la detuvo para seguir marcando su nombre en los campeonatos nacionales y llegar hasta el Mundial del 2009 y el Panamericano del 2010.
Lo que aprendió, dice, le llega tan de cerca como de su propia casa.
“Soy fresca. Con mi papá Aramís y mi hermana jugaba a la chapita que decían era un deporte de machos, pero seguí adelante, porque la mujer cubana puede practicar cualquier deporte; después me incorporé al estadio con unas muchachitas. Mi preparador físico es mi esposo Miguel Ángel Roig Iglesias”.
En casa disfruta aún el triunfo con su hija de siete años Saskia de Regla y el resto del “equipo”. “Todos me ayudan en el cuidado de la niña, mi mamá, mi hermana, mi esposo, solo así puedo practicar y asistir a estos eventos”.
Ahora Yamisleidis se prepara otros compromisos. “Jugué con Ciego de Ávila porque estudié allá, ahora tendremos el nacional y espero que Sancti Spíritus pueda clasificar. Internacionalmente lo más inmediato es el Premundial de Venezuela en agosto”.
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