Con un discurso hermoso, lleno de conceptos para meditar en calma, clausuró el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, el Décimo Congreso de la FEU.
«Muchas felicidades, queridos miembros de la Federación Estudiantil Universitaria —dijo el Jefe de Estado a los delegados—. La organización joven más antigua de Cuba está cumpliendo hoy 100 años. Y los cumple sin envejecer. Conectada con su país y con su tiempo».
Y prosiguió: «Al repasar las discusiones de este Congreso y muchas de las publicaciones que ustedes han estado compartiendo en las redes digitales, pensaba en Julio Antonio Mella, en Villena, en Pablo de la Torriente, en Fidel, en Raúl, en José Antonio, y en las sucesivas generaciones de estudiantes que convirtieron a la Universidad cubana en fuente de Revolución».
«Y también me pienso, con nostalgia, en la FEU. Salvando las distancias, cuando las circunstancias se complejizan mucho, viajo a aquella etapa juvenil, en mi universidad querida de Villa Clara, cuando criticábamos todo y a la vez igualmente se nos ocurrían las soluciones más increíbles para todo».
El mandatario dijo que «la FEU de hoy es diferente a la que fundó Julio Antonio Mella, a la de los años universitarios de Fidel y a la del liderazgo estudiantil de José Antonio. Son muy diferentes, por ejemplo, en los modos y los medios para comunicar con sus bases».
«Ellos —argumentó— apenas contaban con sus propias voces sobre una tribuna, la mayor parte de las veces improvisada, con textos escritos para publicaciones de circulación limitada y, por supuesto, y hasta nuestros días, con el activismo de sus colegas para multiplicar las ideas».
Pidió entonces imaginar «a aquellos gigantes políticos, a aquellos fundadores, a aquellos líderes forjados en la pelea por la justicia, en la era de la Comunicación. La actual generación de dirigentes estudiantiles entonces está permanentemente convocada a beber de la obra de aquellos adelantados».
«La comunicación, como ustedes se lo han propuesto, no puede ser solo un proceso de informar o contar lo que hace la organización. Debe ser también un proceso de participación interna activa, de construcción colectiva de la vida universitaria. ¡Alma Máter, que nació también con la FEU, tiene que seguir siendo la voz de ustedes!».
Díaz-Canel razonó con los delegados que «la comunicación que ustedes hagan tiene que impactar el resto de la sociedad, desde la televisión hasta el barrio. Ante la agresividad enemiga en las redes sociales solo tenemos una solución: poner la firmeza, la belleza revolucionaria, y el amor. Y son ustedes la vanguardia y los encargados de eso».
La FEU prerrevolucionaria, reflexionó el dignatario, luchaba por la Revolución: «La FEU de nuestros días es una parte esencial del cuerpo de la Revolución. Lo que en apariencia es una diferencia, en esencia es continuidad. Una continuidad, como ya he dicho antes, dialéctica, que toma lo mejor del pasado y que cambie lo que debe ser cambiado; una continuidad que garantice con modernidad, frescura y valentía, que las nuevas generaciones sostengan desde sus códigos y aspiraciones lo que conquistaron sus padres y sus abuelos».
La Revolución —definió el mandatario— «es una obra inacabada, que no puede ser tratada como un texto muerto. La Revolución es vida y es acción».
En otro momento de su intervención Díaz-Canel recordó que «la esencia revolucionaria y revolucionadora de la FEU le otorga atributos únicos como organización transformadora, que se proyecta siempre en acciones de utilidad en favor del horizonte político común, en el gran proyecto de la Revolución Cubana».
A los universitarios los convocó «a seguir laborando con energía y entusiasmo por todo lo que resulte beneficioso a la masa estudiantil cubana, descendiendo colinas para ascender al pueblo, como se dijo alguna vez. Los jóvenes universitarios tienen que aportar a la sociedad; de hecho reconocemos todo lo que han hecho, pero también debe ser desde la investigación y el cuestionamiento académico constante».
«La Revolución y la sociedad cubana, destacó el Jefe de Estado, necesitan de los universitarios, necesitan de la FEU».
El Presidente quiso «reconocer y destacar el papel de los universitarios en las misiones menos visibles y por momentos más riesgosas del enfrentamiento a la COVID 19, junto a otras tareas económicas y sociales, en las que ustedes decididamente participaron». Y se comprometió a «seguir de cerca la atención a sus análisis sobre las tareas de impacto social».
El Jefe de Estado dedicó parte de sus reflexiones a resaltar el valor de las enseñanzas de Fidel: «Todavía se respira en las universidades cubanas —dijo en un momento de su intervención— el aliento de quien fuera hasta ellas cada vez que sintió que la Patria necesitaba de sus mejores hijos. Es imposible estar entre universitarios y no pensar en quien fue universitario hasta los últimos días de su vida».
«Fidel repetía sin cansarse que en la Universidad se hizo revolucionario. Heredero y continuador de una tradición de compromiso con el destino de la nación que viene del Padre Varela hasta nuestros días, en las aulas universitarias supo ver y sentir las venas del futuro latiendo».
Conciencia. Fue una palabra especialmente traída a colación por el mandatario, quien afirmó que ella es «el fruto más preciado de nuestro paso por la Universidad. Nuestra época, difícil, compleja, desafiante, demanda más que todo de conciencia», más elevada mientras más se está en la vanguardia.
«Cuando decimos que la FEU y otras organizaciones juveniles se parezcan a los jóvenes de hoy, no es una frase vacía», enfatizó Díaz-Canel Bermúdez. Y resaltó: «Sean como quieren ser ustedes: sin imposiciones; sean rebeldes, atrevidos, rompan esquemas. Solo les pido una cosa: defiendan la Revolución que es, en primer lugar, una gran obra de amor hecha por jóvenes».
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.