Sentado ahora entre los participantes en el Seminario Iberoamericano de Arquitectura y Construcción con tierra (Siacot) —en su edición número 20—, el arquitecto mexicano Ramón Aguirre Morales elogia la diversidad de temáticas, así como el rigor y aporte de las investigaciones presentadas durante las jornadas teóricas de un encuentro que se desarrolla por vez primera en Cuba.
En su interior se regocija; el catedrático y experto en sistemas constructivos regionales que ha impartido conferencias y talleres en Argentina, Brasil, España, Guatemala, Perú y muchos otros países, no concibió sede más apropiada para este evento que la ciudad de Trinidad. Y aunque prefirió obviar los detalles en el diálogo que procuró Escambray, fue de los que más “conspiraron” para convencer a los organizadores de la Red Iberoamericana Proterra de que resultaba este un escenario propicio para el intercambio de saberes y de prácticas tradicionales, con un laboratorio a cielo abierto en la comunidad de San Pedro.
“El resultado más importante de la cita será el empoderamiento de los actores locales, al que puede contribuir la maestría de los expertos y constructores reunidos aquí. En cuba tienen sistemas constructivos muy fuertes; son tan resistentes como el que se nos ha vendido siempre, a partir del cemento. Sin embargo, estas tipologías responden a un contexto, un clima, una cultura y, además, tan bien hechas, que todavía hoy funcionan. No se imaginan el potencial que poseen; necesitan visibilizarlo.”
Ramón Aguirre Morales es un experto en construcción de bóvedas sin cimbra, una práctica que conoció cuando era apenas un estudiante de Arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México. “El bovedero pegaba los ladrillos en el aire y no se caían”, cuenta con la fascinación de entonces, pero 30 años después.
Y como no pudo profundizar en la técnica, al graduarse de arquitecto se fue a Guanajuato para ser aprendiz de uno de los maestros artesanales y estudiar a fondo este proceso constructivo. “Las bóvedas mexicanas resultan una especie de metamorfosis de un sistema constructivo de origen árabe y que se ha adaptado muy fácilmente al país; constituye una tradición de más de 200 años, que el gobierno de Manuel López Obrador se ha empeñado en rescatar en beneficio de las economías locales”, ilustra Aguirre Morales.
Además de su belleza, las bóvedas resuelven tres aspectos fundamentales pues abaratan costos al no usar cimbra ni acero; son muy resistentes y aprovechan materiales locales y naturales más amigables con el medio ambiente.
El también director del Instituto de Bóvedas mexicanas y Tecnologías Regionales sostiene que “en Cuba esta técnica es viable y puede utilizarse sobre todo para la solución de la cubierta, en la cual no se emplean materiales como el acero y el concreto, sino el ladrillo. Hay experiencia en ese sentido pues hace algunos años impartimos talleres en Trinidad y en Camagüey e hicimos trabajos de campo a partir de ese proceso constructivo.”
El arquitecto y catedrático de la Universidad Autónoma Benito Juárez, del estado de Oaxaca conocido por su cultura indígena, tiene publicado el libro Bóvedas mexicanas de adobe y ladrillo. Durante las jornadas del XX Seminario Iberoamericano de Arquitectura y construcción con tierra en Trinidad presentó su más reciente trabajo editorial Bioconstrucción en el mundo. Detalles constructivos. “Hicimos la convocatoria y recibimos 137 referencias de 18 países. La idea es mostrar lo que a veces no es visible en la obra terminada. El resultado es muy interesante y quisimos compartirlo con los participantes en este encuentro”, comenta.
Miembro de la Red Iberoamericana Proterra desde el 2007, Ramón Aguirre Morales concibe cada obra como si fuera la primera vez: “Siento la misma emoción al hacerle la casita de Máxima, la señora que hace los quesos en mi pueblo, que a una artista famosa. Es una renovación constante”.
¿Sigue usted viviendo en Oaxaca?, indaga Escambray.
Si, vivo allí con mi esposa y mis hijos, en una casa de tierra y cubierta de bóvedas.
Es un orgullo contar con arquitectos que piensen en el desarrollo sustentable, respeten y dignifiquen a nuestra madre tierra. Felicidades arquitecto Ramón y te esperamos en Oaxaca para que asesores la construcción de esas hermosas bovedas en mi casita.