Es agosto de 1958, y el muchacho de 27 años de edad comanda ya un frente guerrillero. Ha visto caer a muchos de sus compañeros y puesto él mismo su vida en peligro en el difícil camino para salvar la honra de la Patria.
Luego de visitar la tumba de un combatiente, escribe en su diario de campaña: «Juré no descansar durante toda mi vida en la lucha contra los enemigos que nos saldrán al paso a lo largo de nuestra difícil tarea de revolucionarios honrados, y juré presentarme limpio y alegre de haber cumplido a cabalidad con mi deber».
El joven es Raúl Castro Ruz, y, como ya lo había hecho hasta aquel instante, seguirá fiel a ese juramento a lo largo de una vida extraordinaria, resumida en una palabra: lealtad.
El fragmento del diario, considerado por los especialistas del Complejo Histórico del Segundo Frente Oriental, el testamento político del luchador Raúl, fue compartido por Daily Sánchez Lemus, subdirectora de la Oficina de Asuntos Históricos de la Presidencia, en el panel Raúl es Raúl, que en el Centro Fidel Castro homenajeó este jueves el cumpleaños 91 del General de Ejército, líder de la Revolución Cubana.
Ante un auditorio de jóvenes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Ministerio del Interior, Sánchez Lemus, Elier Ramírez Cañedo, subdirector del Centro, y Katiuska Blanco Castiñeira, jefa del Departamento de Estudios Biográficos y Obras del Comandante en Jefe, de esa institución, destacaron la inconmensurable fidelidad de Raúl a su hermano, sustentada en la admiración y el respeto mutuos; y reseñaron la anécdota del momento en que el primero, en plena guerra, se interpuso entre el arma rastrillada de un insubordinado y Fidel.
Raúl es un apasionado de la historia que cree que quienes la hicieron tienen el deber de contarla, y ha promovido que así suceda. Además, mantiene un compromiso total con la memoria de los mártires; de la veneración por sus amigos caídos en la lucha, José Luis Tasende y Ñico López, se habló, especialmente, en el panel.
Del hombre modesto, que rehúye los reconocimientos; consagrado al trabajo y que prefiere los hechos antes que las palabras; jovial y entrañable; del organizador nato y jefe intransigente ante lo mal hecho, conversó Ramírez Cañedo; quien afirmó que el General de Ejército es un líder que trasciende las fronteras de Cuba, y un referente para todos los revolucionarios.
«La historia no se hace sin sacrificio personal», recordó Katiuska Blanco, y resaltó la ternura y sensibilidad de Raúl como hermano, y como esposo de Vilma; así como el amor y el humanismo que lo distinguen en su condición de comunista.
A quien continuó el legado de Fidel en la conducción del país, desde su singularidad como estadista, y sigue «con el pie en el estribo», dispuesto a dar de sí para la Isla, se le agradeció la entrega fecunda de más de 70 años de lucha, esa que llena de sentidos la frase: «Raúl es Raúl».
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