Desde mucho antes del amanecer ya ese pedazo de la calle está en movimiento. Autos, ómnibus locales, panaderos, la vocinglería de los transeúntes y una venduta de los más disímiles productos convierten ese tramo de la calle Céspedes entre Sexta y Ranfla, del reparto Kilo-12, en uno de los barrios más populosos de la ciudad de Sancti Spíritus.
Extenso, disperso y difícil para llegarle a todos los rincones, así lo califica Alexis Cáceres Ocaña, el presidente de un Consejo Popular donde es casi imposible determinar dónde termina o comienza: desde la Línea hasta La Trinchera, o hasta el río Tuinucú por la Autopista, La Aurora, Camino de Fidel a Garaita y hasta una parte colindante con Los Olivos.
Ubicado en el norte de la ciudad del Yayabo es sin dudas uno de los consejos populares más grandes del municipio, con una extensión territorial de casi 50 kilómetros cuadrados.
“Esto es como estar al frente de un municipio pequeño. Son cerca de 18 000 habitantes, mucho más de los que agrupa La Sierpe y tiene en su radio de acción las principales industrias de la provincia, importantes instituciones educacionales y más de una veintena de unidades de alojamiento”, aclara Alexis mientras observa el intenso tráfico a esa hora de la mañana, al tiempo que a memoria resalta algunos de los principales objetivos económicos: el aeropuerto, la fábrica de hielo, empacadora, el Estado Mayor, el Hospital de Rehabilitación, la Planta de Asfalto, las fábricas de feldespato, baldosas, bloques, paneles de prefabricado, en tanto que el turismo está representado por tres hoteles y el sector de servicios por tiendas de comercio, centros gastronómicos, farmacias y una panadería, entre otras entidades.
LEJOS DE LA MARGINALIDAD
Desde que hace dos años comenzó en Sancti Spíritus el programa de reanimación de comunidades en situación de vulnerabilidad se han rehabilitado alrededor de seis barrios urbanos y rurales dentro del municipio cabecera. No es el caso de este Consejo Popular, incluido a largo plazo, donde, sin embargo, no se han dejado de realizar acciones a favor de la comunidad.
Roberto Morales Frías vive tranquilo en su Kilo-12 y orgulloso porque a fuerza de trabajo ha cambiado un barrio otrora marcado por manifestaciones de marginalidad en sus 12 circunscripciones que hoy muestran otra cara al implicar a muchos en la solución a las necesidades e intereses de varias generaciones de los espirituanos que viven en ese lugar.
“Es verdad que antes no había mucho, pero se han ido haciendo cosas: se reparó la tienda, se construyó nueva la casilla y tenemos uno de los mercados agropecuarios más grandes y más modernos de la provincia, patrocinado por la Plataforma Articulada para el Desarrollo Integral Territorial (Padit) que lleva un equipamiento completo para diversificar ofertas. Y te digo más, siempre quedan cabezotas y gente que no quiere “enderezarse”, pero se ha llamado al combate frente a las indisciplinas sociales, sobre todo con la actuación de los grupos de respuesta rápida a los que hemos sumado a muchos”, explica Morales Frías, mientras insiste en que todavía faltan acciones para perfeccionar el trabajo comunitario.
“No es solo el hecho de que han disminuido las indisciplinas sociales, es que el trabajo es palpable, sobre todo en el hecho de que es este el único Consejo Popular del municipio con sus 15 consultorios reparados y pintadas las 10 bodegas. Por otra parte, se han construido parques, jardines y aceras y se han podido, poco a poco, encontrar algunas soluciones al grave problema de la vivienda, como el de la cuartería de la calle La Paz, llamada a erradicarse y, aunque faltan por solucionar más de una veintena de casos, ya se han otorgado 17 nuevos inmuebles”, detalla el recién nombrado presidente del Consejo Popular, pero delegado de la Circunscripción No. 111 desde hace más de 25 años.
Gente como Felipe, el vecino todoterreno que se ocupa de limpiar el parquecito, velar por la higiene o cuidar el orden en las colas, defiende la posibilidad de aunar más las fuerzas e integrar las decenas de instituciones que rodean el Consejo Popular.
También lo hace Norge Pérez Concepción, desde su puesto como director de la UEB Las Delicias, ubicada en La Rotonda, con un trabajo social importante, especialmente en lo que se refiere a la atención a las madres con más de tres hijos.
“Estamos conscientes de las limitaciones existentes, de ahí que hicimos un levantamiento de alrededor de 60 madres en esta situación, les dimos un carné y les otorgamos ayuda cuando lo necesitan; además, les ofertamos productos para llevar, que entran a la unidad. A ello se suman las ferias en sitios como Santa Cruz y Alicante, así como la atención a los puntos de venta que tenemos ubicados en esos lugares para la protección a las familias en situación de vulnerabilidad, refiere Norge.
SOLUCIONES BARRIO ADENTRO
No todas son loas en la agenda del presidente del Consejo Popular, ni para el resto de los delegados, porque, al decir de los electores, al Kilo-12 le faltan más atención, ofertas y servicios.
El presidente de la Asamblea Nacional Esteban Lazo ha reiterado que la familia y el barrio son las bases fundamentales de la sociedad, porque es allí donde se suscitan los problemas y donde puede dárseles solución con la participación popular, esa que puede ser decisiva para que en esa comunidad espirituana mejore a la limpieza de las calles y la recogida de desechos sólidos, como se hizo con la construcción del parquecito y la sede de La Colmenita, con el apoyo del Ministerio del Interior.
“Tenemos muchos asuntos pendientes como es el problema de la vivienda en lugares como La Trinchera, calle Segunda Final, Alicante, Santa Cruz y Chambelón, así como una preocupante situación con el abasto de agua en La Trinchera, junto a salideros en la mayor parte del Consejo Popular”, acota Alexis.
Los vecinos con más edad aseguran que ya no es el mismo barrio de hace 25 años, pero también son del criterio de que si algo sobra por allá son empresas, organismos e instituciones que pudieran sumarse a lo que hacen algunas y, así, ¿cuántas ferias pudieran tener los vecinos en un año?, ¿cuánto financiamiento lleva recuperar el gimnasio biosaludable? Ya lo apuntaba Norge cuando decía que vale la pena el pequeño aporte de la UEB Delicias solo por ver los rostros agradecidos de las familias consideradas casos sociales cuando llega la motorina con la mercancía. Y es que, a la labor comunitaria, no solo en ese rincón yayabero, sino en muchos lugares, le queda pendiente el cambio de mentalidad y también la falta de creatividad e iniciativas para explotar todas las potencialidades de una comunidad en tiempos de contingencia.
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