Las aseveraciones de que “al Partido ningún tema le es ajeno” y que para defender a la Revolución, desde todas las maneras posibles, “los comunistas van al frente”, no son, ni por asomo, consignas vacías en boca del Primer Secretario del Comité Central, Miguel Díaz-Canel Bermúdez. Del dicho al hecho: luego de unas tres horas de Asamblea de Balance sobre el trabajo partidista en el municipio de Holguín, salió directo a uno de los barrios vulnerables de la ciudad, cuando aún los acordes de La Internacional estaban frescos.
Hasta el Consejo Popular Alex Urquiola, al sur de esta populosa urbe donde viven más de 300 mil habitantes, llegó el Presidente cubano casi al mediodía de este jueves, acompañado por el miembro del Buró Político y secretario de Organización, Roberto Morales Ojeda, para dialogar con los protagonistas de un cambio que emociona y motiva. Este barrio es uno de los 93 en la provincia que desde hace algunos meses transforma su entorno con la apoyo de entidades estatales y privadas, organizaciones y los vecinos.
Por el círculo infantil Ismaelillo comenzó el recorrido, justo a esa hora en que los niños se alistan para dormir en sus pequeños catres; más de uno, que luchaba contra el sueño, levantó la cabeza para ver la comitiva que por algunos minutos había alterado la rutina allí. De una reconstrucción que incluyó pintura, impermeabilización de techos, cerca perimetral, entre otros trabajos, le hablaron al Presidente, quien elogió el confort de esta institución enclavada entre varios edificios.
Sostener en el tiempo lo logrado y seguir avanzando en nuevas metas, fue la indicación dejada por el Presidente a las educadoras y demás trabajadores. En medio del bullicio y la alegría que generan este tipo de visitas, el Jefe de Estado no pasó por alto la necesidad de defender la experiencia de las Casas Infantiles en los centros de trabajo, un proyecto que años atrás tuvo arraigo aquí. Resolvemos un problema a las familias, y los padres pueden trabajar, dijo.
Díaz-Canel también entró al nuevo local del Sistema de Atención a la Familia, “un sueño para la comunidad”, según lo definió el profesor universitario Milton de la Cruz Batista, que a sus 29 años tiene una tarea colosal: ser delegado de circunscripción, la número 81. En este lugar se atienden 64 personas en situación de vulnerabilidad, a las que se le ha acercado el alimento hasta el propio barrio.
¿Esta edificación existía antes?, indagó el Presidente, a lo que las autoridades locales respondieron que se levantó desde cero, en apenas unos seis meses. Díaz-Canel sugirió que además del servicio de almuerzo y comida a las familias, en horarios que no interfieran pueden ofertar otras opciones, con lo cual sus trabajadores ganarían más ingresos y la población se beneficiaría.
En su recorrido por el reparto, el mandatario fue a la escuela primaria Enrique Caballero Hernández, también con nueva y mejor imagen. Al decir del joven delegado este fue el proyecto de transformación que más ayuda recibió de los vecinos, deseosos de convertir una llamada “facilidad temporal” en un centro escolar con todas las de la ley para los pioneros de la comunidad. Díaz-Canel visitó igualmente el Consultorio Médico y la remozada cafetería La Central.
Es palpable todo cuando se ha hecho en el barrio, y los holguineros así lo agradecieron al Presidente que de nuevo dialogó sobre la necesidad de la participación y el control popular de los vecinos. A las habituales muestras de cariño y apoyo a una gestión de Gobierno que no ha estado exenta de obstáculos, dígase bloqueo recrudecido hasta la asfixia y una pandemia que todo lo paralizó, se sumaron algunas quejas de madres con más de tres hijos (una de ellas con seis) que esperan por la solución a sus problemas de viviendas.
A ellas les aseguró que sus situaciones serían atendidas, que el trabajo en los barrios llegó para quedarse y que tantas dificultades acumuladas por años no podían resolverse de un pestañazo. Poner la mano en el hombro, mirar a los ojos y explicar, es el primer paso al alivio, que pasa siempre por la confianza. Eso se vivió allí.
Sin perder tiempo, y como queriendo sacarle el mayor provecho a cada segundo en Holguín, provincia que conoce al dedillo luego de varios años como su Primer Secretario, Díaz-Canel se trasladó luego hasta el Polo Productivo Beola, en el municipio Rafael Freyre, donde 62 usufructuarios han puesto a producir tierras que antaño estaban repletas de marabú. Viandas, frutas y hortalizas salen de estos buenos suelos directo a los mercados de la ciudad capital.
A pie de surco, y donde las guayabas enanas se dan hermosas, el Presidente dialogó con los campesinos sobre las 63 medidas aprobadas para incentivar la agricultura cubana. Ellos le hablaron de la mejoría del precio de la electricidad y también del agua, así como de la posibilidad de comercializar sin intermediarios. Díaz-Canel, por su parte, consideró como el mayor triunfo haber contado con quienes más saben y trabajan para proponer todas esas decisiones.
No por azar, el Primer Secretario les informó que a mediados de año convocará otro encuentro con los productores para evaluar qué ha sido efectivo, qué no ha funcionado, y cambiar lo que necesite ser cambiado: una máxima de la Revolución en todos los tiempos.
Al cierre de esta información, el Jefe de Estado conversaba con los jóvenes en la Universidad de Ciencias Médicas, en ese compromiso tremendo de escuchar a todos, porque, ya lo ha dicho en varias ocasiones, los problemas actuales son tan complejos que nadie por sí solo tiene toda la verdad en la mano. De eso se tratan estas visitas integrales del Partido (antes fue a Sancti Spíritus, ahora a Holguín).
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