Cuando Reinel Gutiérrez Calero perdió su mano derecha en un accidente con explosivos mientras cumplía con su encargo en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), no pudo impedir que una avalancha de malos pensamientos perturbara su cabeza. Y no era para menos. Tenía ante sí el peligro inminente de abandonar todos los proyectos que había soñado.
Sin embargo, con el paso del tiempo aprendió a adiestrar su mano izquierda para realizar cualquier labor y entendió que la vida no acababa con aquel fatídico suceso. Desde entonces interiorizó que se convertía en una persona discapacitada.
Mas no por ello limitó su quehacer. Se jubiló de las FAR y se incorporó a la Empresa Agroindustrial de Granos Valle del Caonao, perteneciente al municipio de Yaguajay, sitio en el cual se desempeña como especialista C en gestión del capital humano y donde ha recibido el apoyo de todos sus compañeros.
Aun cuando su historia dista mucho de quienes han sufrido discriminación por determinada vulnerabilidad, este hombre de 56 años de edad salió temprano de casa este domingo para votar en el referendo popular del Código de las Familias.
“Salir a votar hoy es defender nuestros derechos como ciudadanos. Los cubanos tenemos que tener presente de dónde venimos, dónde estamos y para dónde vamos. No podemos olvidarnos de la historia que tenemos, de los que han caído por defender esta Revolución, eso lo llevamos en la espalda los revolucionarios.
“Es un código inclusivo porque defiende los derechos de cada persona de este país. No tiene en cuenta raza, sexo…, su propósito es defender al cubano”, confiesa Reinel con una pasión que no le cabe en el pecho.
Por ello no se dejó llevar por el descanso del fin de semana y salió a respaldar este proyecto de ley que lo ampara en la vida comunitaria y social. Sabe que con su voto perdurará un documento que no hace diferencia entre una persona u otra.
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