El Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, sostuvo un encuentro con los miembros de la Red de Oficinas del Historiador y del Conservador de las Ciudades Patrimoniales de Cuba, en el que reconoció el trabajo que por muchos años han realizado para conservar y divulgar el patrimonio de la nación.
Acompañado por el Primer Ministro Manuel Marrero Cruz, el Jefe de Estado recibió en el Palacio de la Revolución a historiadores y conservadores que por estos días están reunidos en La Habana, y destacó la labor de “rescate profundo”, que ojalá ya hubiéramos podido multiplicar y tuviéramos presente en todos los territorios del país, dijo.
El trabajo de la Red de Ciudades Patrimoniales, consideró el mandatario, ha demostrado que este tipo de estructuras deja un legado para todo lo que pretendemos lograr en materia de conservación y preservación de la memoria histórica y patrimonial de Cuba.
El Presidente se refirió a la necesidad de preparar a las estructuras del Gobierno municipal, sobre la base de toda la autonomía, las facultades y competencias que estamos delegando en los municipios, para que tengan fuerza capacitada que pueda desarrollar, dirigir y protagonizar estos procesos de conservación, restauración, rescate y promoción de nuestra memoria histórica. Hay que preparar, indicó, a los intendentes y a los presidentes de las Asambleas Municipales en estos temas.
Aspiramos, destacó Díaz-Canel, a una prosperidad que abarque desde la alimentación hasta la recreación, que incluya el desarrollo científico, una riqueza espiritual superior —ustedes tienen que contribuir a esa riqueza espiritual superior, les dijo—, y a un bienestar que empodere el diseño de lo funcional con la belleza.
En diciembre de 2008 fue creada la Red de Oficinas del Historiador y del Conservador de las Ciudades Patrimoniales de Cuba, con la misión de apoyar la gestión en el manejo de las ciudades históricas, y promover y coordinar trabajos de restauración, arqueología y cuidado de los valores patrimoniales. En un inicio estuvo conformada por las ciudades patrimoniales de La Habana, Santiago de Cuba, Camagüey, Trinidad y Cienfuegos. Luego se fueron sumando Bayamo, Baracoa, Sancti Spíritus, Remedios y Matanzas, y más recientemente Viñales.
Según explicó Patricia Rodríguez Alomá, secretaria ejecutiva de la Red, las Oficinas del Historiador y del Conservador de las Ciudades Patrimoniales tienen su origen en la Oficina de La Habana, que fue fundada por el doctor Emilio Roig de Leuchsenring en 1938, obra continuada luego por Eusebio Leal Spengler desde el año 1967.
Las Oficinas del Historiador, aclaró la arquitecta, son organizaciones que consideran a la cultura como el motor impulsor del desarrollo y al ser humano como el sujeto fundamental de ese proceso.
Rodríguez Alomá detalló que las Oficinas aplican un modelo de gestión que hemos dado en llamar la Escuela Cubana para el desarrollo integral de la ciudad patrimonial. Es un enfoque para tratar a la ciudad patrimonial por el camino de la sostenibilidad económica, el desarrollo local, la participación ciudadana y la recuperación de los valores.
Uno de cada tres cubanos, expuso la especialista, vive en una ciudad patrimonial y se beneficia de lo que se puede hacer en esos lugares. La ciudad patrimonial no es el centro histórico, aclaró, ese concepto ha evolucionado y nos apegamos más al concepto de la UNESCO de Paisaje Urbano Histórico, que abarca un contexto urbano mayor y su entorno geográfico. Un ejemplo: no se entiende Baracoa sin su Yunque.
Entre los logros de las Oficinas mencionó haber conseguido una fuerza de trabajo de alto nivel y competencia; se han recuperado inmuebles y espacios públicos significativos para la localidad y la nación; se atienden a grupos vulnerables; se ha hecho una gestión importante de la cooperación internacional con unos 400 proyectos que han movilizado más de 100 millones de dólares durante varios años; se ha creado una facultad universitaria con una carrera que se estudia en La Habana y Camagüey; y hay ocho Escuelas Taller en siete provincias.
En este primer encuentro, donde estuvo la viceprimera ministra Inés María Chapman Waugh, intervino el director de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey, José Rodríguez Barreras, quien consideró que este diálogo confirma la voluntad política del Gobierno y del Partido para sostener las raíces que nos identifican y son puntal de la nación.
Las personas que nos dedicamos a preservar la historia, comentó, defendemos con garra lo que hacemos, porque la preservación de la memoria de la nación cubana es imprescindible, es un asunto que no se puede dejar de la mano porque forma parte de lo que somos.
Sean o no parte de la Red, acotó, en cada poblado, en cada ciudad hay un pedazo de historia, algo que preservar, algo que cuidar, algo que transmitir, y si alguna misión tenemos es que debemos esforzarnos porque las generaciones que vienen detrás lo hagan mucho mejor.
Para Omar López Rodríguez, conservador de la ciudad de Santiago de Cuba, los valores patrimoniales son valores adquiridos, no intrínsecos, hay que hablar de ellos, hay que inculcarlos, hay que llevarlos a las personas; y estas ciudades son la mejor demostración de ello, son los reservorios más importantes de ese patrimonio cultural que tenemos.
Lo que hacemos, precisó, puede ser un motor importante para el desarrollo turístico, nuestras ciudades patrimoniales tienen un peso importante en el turismo cultural. Mantenerlas, sostenerlas, es también indispensable para el desarrollo económico del país.
Hiram Millán, historiador de Cienfuegos, opinó que las Oficinas son el brazo armado de los Gobiernos, provinciales y municipales, para la preservación, valoración y gestión de las ciudades patrimoniales.
“Somos servidores públicos, y por lo tanto tenemos que ofreces todas nuestras posibilidades, disponemos de grandes potencialidades, tenemos personal capacitado, reconocido y valorado en los territorios”.
El Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz, puso su mirada en la responsabilidad de las Oficinas en la vigilancia, día a día, sobre las violaciones producidas en las ciudades patrimoniales, que transforman y afectan el entorno. La exigencia, indicó, tiene que empezar por las instituciones estatales, y también sobre las iniciativas privadas, para conservar la belleza de esos espacios que distinguen a Cuba.
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