Hasta ahora 381 personas fueron sancionadas en Cuba por delitos de sedición, sabotaje, robo con fuerza, violencia, atentado, desacato y desórdenes públicos en los disturbios ocurridos en julio pasado, informó este 13 de junio el diario Granma.
De acuerdo con el periódico de circulación nacional, 297 acusados recibieron sanciones de privación de libertad, debido a la gravedad y circunstancias en que ocurrieron los hechos y a la conducta personal.
Por el delito de sedición los sancionados fueron 36, con penas de entre cinco y 25 años de prisión.
Mientras, a 84 acusados se les cambió la sanción de privación de libertad, por otras penas alternativas que no implican en principio, bajo condición de buena conducta, su ingreso a la cárcel.
En este sentido, para ellos la Fiscalía General de la República decidió su incorporación al trabajo correccional con y sin internamiento, y limitación de libertad, decisión en la cual están incluidos 15 de los 16 jóvenes con edades entre 16 y 18 años penados.
Según la fuente, en las sentencias los tribunales populares se pronunciaron en cada caso por la responsabilidad civil de indemnizar a las personas que resultaron lesionadas como consecuencia de los hechos y la reparación de los daños ocasionados a las entidades.
Ahora corresponde el inicio del proceso de ejecución de las decisiones firmes impuestas y velar por el cumplimiento de los fines educativos, coercitivos y preventivos de estas, el reforzamiento de los valores, la rectificación de la conducta de los condenados y su reinserción social, señaló.
Del total, 76 sentencias adquirieron firmeza, una vez transcurrido el término para que los acusados o el fiscal establecieran los recursos contra los veredictos dictados, en ejercicio del derecho, precisó el medio que citó a la Fiscalía.
El quebrantamiento de las obligaciones impuestas por el Tribunal, o la comisión de un nuevo delito, provoca la revocación de la sanción y el cumplimiento del resto de la pena originalmente fijada en privación de libertad, agregó.
El 11 de julio de 2021 ocurrieron disturbios en varios puntos de Cuba que atentaron contra el orden constitucional y la estabilidad del Estado.
Según autoridades de la nación caribeña, los sucesos fueron alentados desde el exterior a partir de la aplicación de estrategias de la llamada guerra no convencional y resultado del reforzamiento de las medidas coercitivas de Estados Unidos contra la isla en medio de la pandemia de covid.
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