El hecho de que Sancti Spíritus haga la función de puente para la comunicación terrestre en la isla, tiene mucho que ver con la infraestructura vial y ferroviaria que se fue abriendo paso durante años, desarrollo que dio al traste con un entrelazado de carreteras y líneas férreas que han convertido al territorio en sitio de paso obligado entre el Oriente y el Occidente.
Sin desconocer el agudo deterioro que tiene actualmente la vialidad de la provincia y que no se aproveche toda la potencialidad del ferrocarril, en la comunicación terrestre se define uno de los campos aparejados al sector del Transporte, cuyo Ministerio arriba este primero de agosto a los 60 años de creado.
Lo cierto es que buena parte de la interconexión del transporte en Sancti Spíritus se articula por dos vías principales, la Autopista Nacional —con 33,8 kilómetros dentro del territorio—, y la Carretera Central; además de los Circuitos Norte y Sur, esta red es complementada por otros viales que ofrecen accesos a las cabeceras municipales, las que a su vez se sirven de otras de menor categoría y de caminos para llegar a todas las zonas rurales.
De ahí que la provincia posea una abarcadora infraestructura vial, construida buena parte de ella en las últimas seis décadas, en la que fue preciso también edificar una valiosa obra hidráulica para cruzar las diversas corrientes hídricas que tiene el territorio y facilitar los accesos a todas las cabeceras municipales desde la capital provincial.
El desarrollo de la vialidad incluyó las zonas montañosas con su correspondiente impacto socioeconómico, donde existe una red terrestre que, si bien no tiene su mejor estado en muchas partes, se expresa en alrededor de 440 kilómetros de carreteras y caminos, de los cuales poco más de 300 son vías de interés nacional, provincial o municipal.
Otro soporte donde se ve reflejado el quehacer del Ministerio del Transporte en la provincia se localiza en las diversas rutas ferroviarias que revisten interés para el arribo y salida de las mercancías, convirtiéndose en un eslabón imprescindible a la hora de mover productos de la economía local como mieles, caña, azúcar y alcoholes.
Ese esquema del ferrocarril sostenido con altibajos al paso de los años, permite la explotación de varios ramales en función de la transportación de pasajeros, sin dudas una alternativa de transporte muy valiosa —en algunos casos hasta única— para los pobladores de las comunidades rurales de municipios como Sancti Spíritus, Trinidad, Fomento, Jatibonico y Yaguajay.
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