Tras intensas jornadas de ataques, bloqueos, servicios, el Campeonato Nacional de Voleibol Masculino vive sus días finales y definitorios en el Polideportivo Yayabo.
Desde este viernes comenzaron los pareos para determinar los lugares. Primero lo hizo el último cuarteto en la tabla para definir los puestos del cinco al ocho, con encuentros a base de Cienfuegos-Guantánamo y Santiago de Cuba-Sancti Spíritus, y después se midió el cuarteto inicial para el reparto de medallas con los pareos Matanzas-Pinar del Río y Camagüey-La Habana. Ubicados por ese orden en la clasificatoria con Camagüey, único invicto, Matanzas, Pinar del Río y La Habana se disputan las preseas por el sistema de todos contra todos a una vuelta, del que emergerá el campeón, que será el que más triunfos acumule.
Al margen de los medallistas, ya se conoce el principal ganador: el torneo mismo, por la posibilidad de reactivar a la familia de la malla alta tras dos años de parada casi total debido a la pandemia. Y por hacerlo, además, con la mayor calidad a la que se puede aspirar si tenemos en cuenta la auencia de los mejores exponentes de este deporte en Cuba por estar cumpliendo compromisos contractuales en varias ligas foráneas.
Para Sergio Luis Iglesias, metodólogo de la Comisión Nacional de Voleibol, “las condiciones técnicas han sido buenas teniendo en cuenta los dos años de parada; los equipos se prepararon y han demostrado tener buenas condicione para la etapa de entrenamiento que tuvieron y el desarrollo de la competencia. Según las estadísticas, el ataque ha estado por encima del 65 por ciento, que son aceptables en relación con lo que se mide a nivel internacional en esta categoría y los de pase, recibos y el resto de los parámetros también han sido asequibles. Todos han mejorado con la competencia y la cantidad de partidos”
Mucha sangre joven se ha visto sobre el tabloncillo. “Hemos podido ver la cantera que tenemos, hay atletas que reúnen condiciones para preselecciones nacionales: de hecho, hemos realizado captaciones de atletas para darles seguimiento con el objetivo de su posible ingreso al equipo nacional”, añadió Luis Iglesias.
Otros tantos a favor se anotó el arbitraje, a juicio de Ricardo Borroto Iglesias, quien atiende ese frente en la Comisión. “Los árbitros con un nivel profundo dentro de la técnica se han comportado muy bien, el parón por la pandemia fue muy difícil para todos, pero en ese tiempo creamos grupos de trabajo a través de las redes sociales para la superación y las nuevas modificaciones del reglamento para este ciclo olímpico, por tanto, ellos se han mantenido activos. En el marco de la competencia desarrollamos un curso de inglés, básicamente con los árbitros categoría A de la Federación Cubana, que son los que en un momento determinado nos representan en cursos internacionales”.
Para la sede y el aporte del torneo en medio de un complejo escenario, Jorge Sosa Ferrer, comisionado de la disciplina, tuvo palabras de elogio: “El evento en su día a día ha mostrado el aumento de la calidad a pesar del tiempo sin competir y de la ausencia de 51 atletas contratados en varios países; ha existido mucha rivalidad, se han acoplado mejor los equipos. Excepto Camagüey que terminó invicto, los demás perdieron y ganaron en partidos que pocas veces se definieron por 3-0, o sea, que vemos que se puede competir, incluso algunos han ido a tie break. Hay atetas de más de 2 metros y se ve que en las provincias se está trabajando y queremos que otras se inserten en estos campeonatos. Sancti Spíritus, como siempre, ha organizado muy bien la competencia; el hospedaje y la alimentación son buenos”.
Con medallas en eventos anteriores, los espirituanos al no contar con sus figuras principales, unos por contratos y otros por lesiones, terminaron en el último lugar de la clasificatoria con solo siete puntos, una victoria, seis reveses, siete sets a favor y 20 en contra.
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