¿Puede reactivarse el deporte en Cuba en el 2022? Con esa interrogante el movimiento deportivo arranca el año con la ilusión de poder realizar, si no todas, al menos buena parte de las competencias que quedaron “varadas” a causa de la pandemia en los dos últimos años.
Y hablo de posibilidad porque, con los rebrotes que experimenta la covid en el mundo desde finales del 2021, parece que esta seguirá marcando las pautas de lo que se pueda hacer o no, en dependencia de su azote.
Pero al menos ya Cuba se planteó su calendario, que prevé unos 700 eventos nacionales e internacionales de todo tipo en un año nulo en megacitas al correrse para el 2023 tanto los Juegos Centroamericanos como Panamericanos, además de no ser olímpico.
De hecho, la arrancada de ese cronograma será a la cuenta de la vedette de todos en Cuba: la Serie Nacional de Béisbol, la única sobreviviente en el 2021 y que debe traer el regreso de la afición al graderío.
Otros ya tienen fecha marcada, como el giro ciclístico nacional, con sus variantes por zona, la Liga Superior de Baloncesto, el Torneo Élite de Fútbol, eventos en cada uno de los deportes tradicionales o no. Pero entre los que se esperan con ansias figuran los Juegos Escolares Nacionales, luego de que los alumnos atletas se han perdido dos versiones. Y no se trata solo de la posibilidad de competir, sino de desarrollarse, al resultar la principal cantera de talentos en la escalera deportiva del país.
Es este uno de los retos claves: retomar la forma deportiva de aquellos a los que la pandemia les dejó seguir el curso de su formación y encontrar los reemplazos para quienes, por motivos de la “biología deportiva”, vieron tronchados sus sueños, bien porque la exigencia de sus categorías no se lo permiten o porque estos dos años le pasaron factura a su rendimiento y dejan de ser matrícula en la EIDE, las academias o los centros de alto rendimiento del país
Y es que en esto último no se incluyen solo los escolares, sino todos los sectores etarios que por igual sintieron el impacto negativo de esta larga parada, tanto en lo físico como en lo psicológico. En ello les va la vida a los técnicos, entrenadores, profesores, directivos, personal médico…, pues se sabe que, de manera general al ser sistemático y acumulativo, el entrenamiento no se pudo guardar en una libreta como las clases y, por cuestiones de motivación, preocupación o falta de condiciones, muchos guardaron sus rutinas y hábitos junto con los vestuarios.
La reactivación del deporte no será solo cosa de eventos. Privado de sus manifestaciones masivas desde la base, tanto en los practicantes de las áreas y combinados como los que lo realizan de manera espontánea, le toca reactivarse a todos los niveles, desde el barrio hasta la nación, mientras la pandemia y la economía lo permitan.
Porque un deportista no se forma en un día —ni en un año—, la proyección debe ir más allá de los eventos más importantes del ciclo olímpico que termina en 2024 con los Juegos de París para que se mantenga la esencia de lo que aún constituye una conquista del proyecto revolucionario cubano.
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