Desde que Ian comenzó a dar guerra en la zona del Caribe y en la medida que se acercaba a las costas cubanas, los trabajadores del sector de la Pesca, acostumbrados como están a lidiar con este tipo de fenómeno meteorológico, amarraron las embarcaciones en puertos seguros para evitar cualquier tipo de daño a las mismas.
Así lo dejó claro Yoislan Rodríguez Urquiza, director de la Empresa Pesaquera e Industrial de Sancti Spíritus (Episan) cuando dijo que su entidad adoptó todas las medidas necesarias para que tanto en Tunas de Zaza como en Casilda no los sorprendieran de brazos cruzados los vientos huracanados o las intensas lluvias.
“Comenzamos a poner bajo seguridad las flotas escamera y langostera —aseguró Rodríguez— incluso, el crustáceo que estaba en las neveras se comercializó de inmediato, solo quedaron los insumos y las materias primas necesarias para procesar los alimentos conformados en las industrias subordinadas a nuestra empresa, los cuales tendrán como destino principal la venta a la población”.
Igualmente quedaron suspendidas todas las labores de capturas, incluidas las que realizan los pescadores privados y en áreas de Episan, se protegieron las mercancías del comercio destinadas a la canasta familiar normada de los residentes en Tunas de Zaza y otras que pudieran ser afectadas tanto por la lluvia como por las penetraciones del mar.
Junto a la protección de los 21 barcos que conforman ambas flotas está también el cuidado de las artes de pesca y el retiro de las zonas de capturas de unas 1 500 nasas que pudieran ser arrastradas por las olas, las cuales se depositarán nuevamente en el mar cuando todo regrese a la normalidad.
En el caso de la Unidad Empresarial de Base Cultizaza, situada también en áreas del propio litoral sur de Sancti Spíritus, se procedió a bajar el nivel de agua en los estanques, se abrieron canales de drenaje, se protegieron techos, ventanas y botes, además de subir hacia sitios seguros las bombas de agua.
Según Luis Alberto Rodríguez, su director, aunque la camaronera espirituana está prácticamente inactiva por problemas asociados a la importación del pienso, se adoptaron medidas que permiten asegurar la biomasa que crece en algunos de sus estanques.
Respecto a la Empresa Pesquera de Sancti Spíritus (Pescaspir), Orlando de la Cruz Rivadeneira, director adjunto de dicha entidad, explicó que las más de 140 embarcaciones entre cherneras y botes con que realizan las labores de captura fueron trasladadas a lugares seguros para evitar daños, pues en medio de los embalses también el oleaje es fuerte.
Asimismo, precisó que en la presa Higuanojo, donde radica la única granja de ceba de tilapia del territorio, se liberaron los tensores que unen unas con otras a las jaulas circulares para evitar que con el movimiento de las olas y el empuje del viento se puedan partir.
“En caso de situaciones meteorológicas como estas, se suspenden las labores de alimentación de los peces en el cultivo intensivo, pues los mismos buscan un mecanismo de protección biológico que les permite estar sin recibir la nutrición por varias horas, además de que se evita la entrada de pescadores al área para evitar cualquier accidente”, aseguró De la Cruz.
Y aunque las labores de pesca están paralizadas y no deben continuar hasta tanto culmine el escurrimiento de los ríos hacia el mayor embalse de Cuba, con la reserva de materias primas presentes en la industria de la Acuicultura se continúa trabajando en la producción de alimentos con destino a la red de casillas especializadas del territorio.
El propio director adjunto de Pescaspir refirió que en el caso de la Estación de Alevinaje se protegieron en sitios más altos los animales que conforman el banco de reproductores, se limpiaron los filtros de los estanques para evitar obstrucciones y la entrada de biomasa que afectara los alevines que aún les quedan por sembrar en los embalses y se protegieron las instalaciones y recursos destinados a los diversos procesos productivos del centro.
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