Después de dos años ausente por la pandemia de la covid, el evento de pelota categoría Sub-23 regresa mutilado en todos los sentidos. Y una de las amputaciones más notables es la concepción en sí misma, en primer lugar porque apenas durará prácticamente un mes, con calendario pactado entre el 2 de agosto y el 4 de septiembre.
Es como que hay que darla porque hay que darla, pues nadie puede aspirar a que un torneo concebido como de desarrollo del principal talento beisbolero del país, así de esa manera, cumpla su objetivo. Es ilógico pensar que en 15 juegos, que son los que disputará cada equipo, por demás a siete innings todos los partidos, se pueda conseguir algún tipo de avance, mucho menos con la estructura pactada.
Según lo informado, se jugará en cuatro grupos divididos en dos zonas: occidental y oriental. Cada elenco disputará un todos contra todos con los contrincantes de su misma llave en subseries de tres y dos encuentros durante martes, miércoles, jueves, sábado y domingo, respectivamente. Clasifican los líderes con semifinal concebida entre los primeros lugares de la zona y luego los ganadores de cada una se medirán por el título que se definirá en cinco juegos al mejor en tres.
Sancti Spíritus estará en el grupo C junto a Ciego de Ávila, Camagüey y Las Tunas. O sea, que como mismo sucederá al resto de los elencos, durante 15 encuentros verá los mismos contrarios, una fórmula que tampoco es nueva en este tipo de eventos, pero igual aporta muy poco al desarrollo que se quiere.
A Cuba le hace falta, y mucho, este torneo por tratarse de la “sucursal” del progreso más inmediato de nuestra pelota. Además, como se sabe, entre el éxodo de peloteros y los contratos de todo tipo, los peloteros de esa categoría resultan hoy la base de varios equipos de la Serie Nacional, que ha venido a ser como la tabla de salvación ante la ausencia del evento nacional sistemático que por demás ha sido de lo más intermitente en la historia del beisbol cubano.
Por eso debía tener mayor connotación. Entonces, la Comisión Nacional tendrá que replantearse qué es más conveniente, si una Sub-23 con mayor carácter o un Torneo Elite que trata de resurgir.
No digo que este último no haga falta, en especial para tener un techo, aunque no justamente el de “placa” que necesitamos, pero es que incluso sin nacer, ya anuncia manquedades con un calendario en el 2022 y el próximo en el 2024.
A la hora de las decisiones no puede pasarse por alto un elemento clave. Al menos este año no es factible, económicamente hablando, asumir tres megaeventos beisboleros, Serie Nacional incluida, que demandan grandes gastos de alimentación, hospedaje, transportación y otras logísticas en un escenario marcado por la carencia de recursos supernecesarios, sobre todo de combustible, para no hablar de las tensiones del sistema electroenergético, todo lo cual ha provocado suspensiones de eventos no solo deportivos.
Toda decisión en cualquier área de la vida nacional tiene que tener en cuenta el contexto. Cabe colgarse entonces del axioma popular de que “quien no tiene para más, con su mujer se conforma”, que traducido implica que, en condiciones excepcionales, si de salvar se trata, la opción no tiene contrarios: la Serie Nacional de Béisbol que, hoy, entre decisiones y torneos, también sufre mutilaciones con lo de los 14 meses entre una versión y otra.
SANCTI SPÍRITUS EN LA SUB-23
Como a pesar de los pesares la Sub-23 va, hagamos un aparte con el equipo espirituano que intervendrá y que ha debido readecuar su preparación a un calendario que hasta ahora también era incierto, pues no se sabía de cuántos juegos constaría.
Una ventaja tiene el director Héctor Huelga: varios muchachos que integran la nómina pudieron foguearse en el equipo de los Gallos, ganador de la medalla de bronce en la Serie Nacional que acaba de finalizar, y eso, por poco que hayan jugado, les da fogueo competitivo.
“Hemos trabajado en las deficiencias que traían de atrás y de alguna manera seguimos la labor que hicimos en la última Sub-23. Estamos buscando la versatilidad de los jugadores, la agresividad en las bases, sobre todo para fabricar las carreras. Es un grupo que muestra mucha disciplina y con ganas de entregarse, tiene un buen staff de lanzadores, una buena defensa. Pienso que este evento les dé la posibilidad a algunos de demostrar la calidad que realmente tienen y tratar de buscar un puesto en los Gallos.
Con el formato del calendario que se propone hay que salir a ganar todos los días. Al menos es el desafío para la tropa de Huelga, quien tiene como antecedente de peso el título de la última versión del evento bajo las riendas de Eriel Sánchez.
“Es un reto grande, fui parte de ese título, tratar de mantenerlo es el objetivo, aunque no son los mismos jugadores, pero les inculcamos durante el entrenamiento que la mentalidad tiene que ser ganadora y tratar de salir a ganar juego a juego”.
Los Gallitos inician en el “José Antonio Huelga” ante el elenco de Las Tunas los días 2, 3 y 4 de agosto.
Periodista el talento hay que pagarlo…Es justo que UD,con su experiencia,sentido comun,buen jucio y magnifica redactora,cobre el mismo o parecido salario que otra redactora de calidad nediocre?Pues eso pasa en el deporte o en cualquier otra actividad…A cada cual segun su trabajo…
De acuerdo con Elsa. Desde hace años notamos que nuestros equipos de beisbol no imponen el mismo respeto de antaño cuando Cuba continúa siendo un torrente de talento. La explicación fácil es decir que no volverán atletas al estilo Cheíto, Kindelán, Linares, Faustino u otros, por citar solo algunos, pero esa no es la respuesta. Cuba ha perdido mucho talento en las estructuras encargadas de dirigir el deporte nacional y eso se siente. Hoy observamos contradicciones en muchos ámbitos del deporte y nos preguntamos por qué, contra toda lógica, se siguen cometiendo errores que pueden evitarse. Hoy prima el populismo en la alta dirección del beisbol al punto que para elegir la nueva estructura de la serie se crean votaciones para que seamos nosotros, los seguidores de los equipos los que decidamos. Y eso es bueno, porque para los cubanos beisbol es familia, pues se siente igual perder un partido que un problema familiar. Pero ¿no hay investigadores, que a partir de la experiencia de un torneo con tan largo recorrido, sea capaz de beber de esa savia y ajustarla a nuestro contexto actual?
Totalmente de acuerdo con la atinada reflexión que hace Elsa en su artículo con respecto a las insuficiencias que inexorablemente caracterizan a la planificada “serie Sub-23 de este año” y a mí lo único que se me ocurre pensar es que por parte de la comisión nacional, a falta de una proyección sistémica y coherente dirigida a una recuperación integral del beisbol en Cuba, todo lo que se proyecta está basado en la improvisación sustentado en un defecto muy grande y perjudicial, NO SE ESTAN COLEGIANDO LAS DECISIONES Y TAMPCO SE LE ESTA DANDO PARTICIPACIÓN A LA PRENSA ESPECIALIZADA DONDE EXISTE UNA FUENTE INAGOTABLE DE EXPERIENCIAS E IDEAS QUE DE SEGURO PUEDEN CONTRIBUIR A QUE LAS COSAS SE ORGANICEN Y PROYECTEN MEJ0R