Pareciera utópico diseñar una campaña de siembra en medio de un contexto económico-financiero tan adverso, que para la Agricultura se traduce en un escaso respaldo de insumos; sin embargo, no hay otro camino que encarar el desafío y ponerle voluntad a la etapa de plantación que decide el mayor aporte de comida en el año.
Aunque la programación de siembra sobrepasa las 32 000 hectáreas, e inscribe a todos los productores, la objetividad de la campaña parece estar en la intención de aprovechar al máximo cada palmo de suelo con garantía de riego de agua, donde deben aparecer las mejores expresiones del rendimiento agrícola.
Alberto Reina Montiel, subdelegado de la Agricultura en Sancti Spíritus, precisó a Escambray que los llamados cultivos rústicos —plátano, yuca, malanga y boniato— son, entre las viandas, los más representados en el esquema de plantación; mientras las hortalizas sobresalen también en la ocupación de terrenos, bajo el marcado interés de asegurar la presencia en el período final de año, al compás de la tradición del consumo.
Añadió la fuente que el amplio programa de siembre concede prioridad al cultivo del frijol a pesar de la afectación ocurrida en los últimos años con la plaga con vistas a obtener semilla y para la comercialización; además, se abre a mayor escala la plantación de soya con destino a alimento animal y semilla, propósito este último al que está también enfocada la campaña a fin de lograr continuidad en las próximas etapas de plantación.
La falta de insumos aflora entre los mayores contratiempos del programa, señala Reina Montiel. “La entrada de fertilizantes es prácticamente nula, al igual que los productos químicos están muy limitados, de manera que no hay otra estrategia que utilizar los medios biológicos para la protección fitosanitaria y está demostrado que su correcta aplicación contrarresta el impacto de las plagas y permite obtener un nivel de producción”, destacó.
Si alguna singularidad puede tener la campaña es el montaje de siembra diferenciada en las áreas bajo las máquinas de riego y de riego eléctrico, por las potencialidades para garantizar el agua a los cultivos y buscar que se aprovechen con los mayores rendimientos posibles, enfatizó el subdelegado.
Intencionar la plantación en los suelos bajo riego estable, sobre todo donde están las maquinas, es llevar la campaña al camino más seguro, donde tenemos la posibilidad de hacer una buena rotación de cultivos y sacar producción en medio de tantas limitaciones, subrayó Eduardo Jiménez Calzada, jefe del Departamento Agrícola en la Delegación Provincial de la Agricultura.
“El objetivo es incluir a todos los productores por pequeña que sea el área, porque algo siempre van a aportar, sabemos que no habrán insumos y se afectará el rendimiento agrícola; entonces el resultado estará no solo en optimizar la explotación de los terrenos bajo riego, también hay que hacer las labores lo mejor posible y tratar de buscar la mayor producción en cada lugar, aunque haya que echarle mano al tanque y la regadera”, apuntó Jiménez Calzada.
Claro y el Valle del Caonao tiene las fregas llenas de hierba si no son los particulares q las arrendan el estado las tiene perdidas