Desde 1978, María Conde Hernández dedica su vida al trabajo en la base de ómnibus urbanos de Sancti Spíritus; en el que ha ejercido diversos oficios, cada uno con particularidades, pero siempre ha primado su laboriosidad y tesón.
Ser mujer no le ha impedido desempeñarse con total soltura en el trabajo, y a pesar de sus 71 años sigue con la misma voluntad de continuar siendo útil hasta que su salud lo permita.
Desde que comenzó a trabajar en la base de ómnibus ha tenido tres oficios, ¿Cuáles son? ¿Cómo es el trabajo aquí?
Sí, tres oficios. Primero en recaudación, luego en la cocina y después aquí en el pañol, ya llevo 15 años. Cuando me piden una llave, voy al libro, anoto la llave y se la entregó al mecánico, a veces antes de que me la pidan ya sé cuál necesitan porque son muchos años aquí.
¿Lleva un control muy exacto del trabajo? A lo mejor dicen que usted es muy estricta…
Claro que sí, yo cuido mucho las llaves y ¡cuidado con devolverlas llenas de grasa! —ríe—. Bueno, a lo mejor dicen que soy muy resabiosa; pero tengo que ser así porque ese es mi trabajo, yo respondo por eso.
Está todo muy organizado, ¿es usted la que manda?
La otra compañera que trabaja aquí y yo somos las que organizamos, y el jefe del taller nos ayuda mucho también.
¿Qué llaves son las que más piden los mecánicos?
Los mecánicos piden mucho las llaves combinadas y los cubos también, ya después de tantos años me pueden vendar los ojos que sé dónde está cada llave.
En casa, cuando comenzó este oficio, ¿qué le dijeron?
Cuando comencé a trabajar en la base tenía tres hijos, y ya aquí salí embarazada de mis dos hijos menores. No, no me decían nada, ellos saben que hay que trabajar para poder vivir.
Usted no suele faltar al trabajo o llegar tarde, ¿verdad? En los días de descanso, ¿extraña el trabajo?
Siempre ha sido así, no me gusta faltar por gusto. Tiene que ser una situación muy grande para que yo falte al trabajo. Hay veces que sí extraño un poco el trabajo, aunque uno se agota porque son muchos años.
¿Qué siente cuando ve las guaguas trabajando y sabe que usted está detrás de todo eso?
Eso para mí es un gran orgullo, siempre lo digo, yo soy parte de ese colectivo que trabaja para reparar los ómnibus.
¿No ha pensado en jubilarse?
No, yo me jubilé para cuidar a mi mamá en el 2009, y después me incorporé de nuevo. Bueno, yo creo que mientras tenga fuerzas para caminar y si me admiten todavía. Hasta que me sienta bien continuaré trabajando.
Se le va a extrañar cuando usted no esté aquí…
Bueno, vamos a ver…
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