Diciembre se espera siempre con el regocijo de celebraciones que han marcado la historia de nuestro país, como la llegada victoriosa del Granma el 2, que trajo en su seno al líder rodeado de seguidores convencidos en el triunfo que cristalizaría algo más de dos años después, y que desde entonces es el Día de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
En diciembre, los médicos, los constructores y los trabajadores de la cultura celebran su día después de 1959; los educadores, por su parte, y el pueblo todo festejan desde hace años la conquista contra la ignorancia y la incultura; se incendian las mentes con la sabiduría alcanzada, nos envidia el mundo por haber derrotado el analfabetismo y nos agradecen el altruismo que aprendimos con Fidel para enseñar a leer y escribir en cualquier confín de este planeta.
Diciembre se viste de gloria en Sancti Spíritus al paso del Ejército Rebelde que libera ciudades y pueblos de la afrenta del capitalismo; y junta, desde 1959, no solo el recuerdo de los combates, de la caída de los cuarteles de la tiranía, de la victoria de Camilo en Yaguajay, del ingenioso Dragón 1, de la huida del tirano; sino la llegada de un enero luminoso que supo enlazarse con los días previos para dar unas felicidades diferentes al año nuevo y abrazar a los barbudos en su paso con la Caravana de la Libertad.
Para el pueblo espirituano, en el año 2016, diciembre llegó triste y nublado en una madrugada que no vaticinaba la salida temprana del Sol. Lloviznas a intervalos precedían y acompañaban a un cortejo fúnebre que nunca imaginamos posible, y que ese día era real; tan real como el mar de pueblo que lo acompañaba desde que otra caravana, en viaje a la semilla, lo traía desde La Habana, en su regreso a Santiago de Cuba, para estar al amparo de su maestro y consejero: José Martí.
Ese fue un diciembre sobrio, marcado por el silencio cómplice que hizo enmudecer cada rincón espirituano para dejar escuchar solo el trino de las aves como sinfonía que la naturaleza le regalaba al Soldado de las Ideas.
Desde hace seis años “los agradecidos te acompañan”, como expresa la letra de la canción que ha recorrido el universo para dignificarte más; no solo ahora, sino siempre, porque si cada diciembre nos ha permitido festejar las conquistas que llegaron contigo, a partir de ese diciembre el compromiso de continuar tu obra ha quedado, de manera expresa, en los millones de cubanos que aclaman, dicen y repiten por convicción: ¡Yo soy Fidel!
*Máster en Ciencias y profesora de Español-Literatura de la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez.
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