La cercanía de la quinta versión del Clásico Mundial de Béisbol y la convocatoria de peloteros cubanos que viven y juegan fuera del país sin la representación de la Federación Cubana de Béisbol (FCB) presiden las polémicas dentro y fuera de fronteras.
Las posiciones son encontradas desde que la FCB abriera las compuertas de los contactos. Desechada la opción del equipo independiente de peloteros de Grandes Ligas que armaron un piquete para jugar bajo la bandera cubana y que, incluso, aún hablan de realizar juegos de exhibición en el evento en marzo del 2023, la principal entidad que rige los destinos de la pelota en Cuba en su afán de lograr una selección competitiva comenzó las llamadas en lo que algunos han interpretado como “desespero” o un reconocimiento tácito a que con los hombres que quedan en la isla o están contratados en Japón y México no alcanza para tamaño propósito.
Hasta donde ha confirmado la FCB a través de su cuenta en Twitter, son seis los que han respondido sí al llamado: Andy Ibáñez (Tigres de Detroit), Yoan López (Mets de Nueva York), Elián Leyva (Naranjeros de Hermosillo), Yoan Moncada (Medias Blancas de Chicago), Yoenis Céspedes (Águilas Cibaeñas) y Onelkis García (Águilas Cibaeñas). No son los únicos, pues la propia entidad habla de una lista.
Pero no es lo mismo decir: “Sí, quiero jugar con Cuba”, que hacerlo. En los menos de tres meses que median hasta el evento muchas cosas pueden suceder y muchas preguntas se deben responder, porque no es expedito el camino de las negociaciones. Lo ha denunciado la propia FCB, que ha hablado de acoso, presiones, agresiones y noticias falsas. Para echarle leña al fuego la llamada Asociación de Peloteros Cubanos Profesionales, radicada en la Florida, excluyó de sus filas a los tres primeros jugadores, lo que confirma que no es justamente amistosa la postura de todos los que abandonaron un día el béisbol nacional.
Sustratos políticos aparte, Cuba se enfrenta a más de un dilema, a pesar de que esta práctica de fabricar un equipo unificado con peloteros que actúan en la MLB y otros circuitos profesionales resulta un reclamo de no pocos cubanos de aquí y de allá, después de los descalabros internacionales de nuestro béisbol y de que sean decenas y decenas los que abandonan el país de todas las categorías y, con ello, minen la calidad interna.
¿Por qué si ha sido un reclamo desterrar rencores y aclimatarse a los designios de la realidad, ahora estos intentos provocan reacciones negativas dentro y fuera? Mientras usted se lo responde, le adelanto que no solo será esa la interrogante. Voy con algunas. Ya que todos esos candidatos tienen clubes o “dueños”, que es lo mismo, habrá que ver cómo responden los permisos de estos, qué clausulas recoge el contrato en cuanto a pagos, posibles lesiones; qué exigencias se pondrían sobre el lugar y las condiciones del entrenamiento, alimentación, alojamiento, transportación…, ahora que se sabe que ni siquiera la Liga Élite cuenta con los mejores manjares, ni todas las garantías, y que dos subseries se debieron suspender por falta de árbitros, algo sin precedentes aquí.
Por otra parte, si llegan a ser preseleccionados, ¿cómo y en qué tiempo armar el team work entre tantos peloteros con tan disímiles maneras de jugar béisbol y también mentalidades? ¿Cómo sembrar el sentido de pertenencia y la entrega en el terreno por una bandera? Al estar en un nivel superior de calidad, los candidatos deben suponer que ya tienen plaza fija en el equipo, o que caerán en el Clásico como en paracaídas, aun cuando se ha dicho que la preselección supera los 50. Pero es que, incluso, los anuncios mediáticos dan por sentado que tal y más cual pelotero jugará por Cuba en el Clásico.
Otra pregunta camina entre bambalinas de la Primera Liga Élite: ¿quiénes tendrán el privilegio de ser llamados para “rellenar” un equipo que parece ya hecho, a juzgar por quienes han mostrado la intención de ponerse el traje del Cuba? Porque he intercambiado con los protagonistas, sé que el anuncio y los contactos con los peloteros extrafronteras caen como un cubo de agua fría entre quienes se sienten con opciones para ir al Clásico, como si no le sobraran razones al evento para hundirse aún más en la desmotivación.
Aunque a algunos no les guste el término, en los terrenos y en las gradas se cuestiona si se desdeñará a quienes contra viento y marea firmaron un pacto de lealtad con el béisbol cubano y han cogido el sol, con sus manchas y todo, mucho más porque entre los candidatos tampoco es que figuren las superestrellas de la MLB, hasta ahora inalcanzables por diversas razones.
Lo cierto es que los Clásicos van y vienen. Y se queda el béisbol, con sus verdes y sus maduras. Ya que la FCB camina sobre el filo de la navaja, tendrá que resolver dilemas que trascienden el evento de marzo. Con esta apertura, que considero lógica y atemperada, tendrá que replantearse su postura con los peloteros que emigran, ya que al estar hoy dialogando con quienes un día se fueron da por sentado una posición de la que ya hablé en estas mismas páginas: para jugar pelota con Cuba es mejor irse del país, tendrá que reevaluar qué sentido tiene seguir “vigilando” a quienes huelen a emigrados si al cabo del tiempo les abrimos algo más que las puertas como los “salvadores del béisbol nacional” .
Por aquello de que “el que no tiene para más con su mujer —en este caso, con sus peloteros— se conforma”, habría que ver qué tan bien parada quedará la pelota interna para seguir a remolque con quienes hoy se sienten relegados, a pesar de decir sí a su Liga Élite. No ha sido aún un propósito expreso el de luchar por una medalla, pero al parecer se piensa en ello, dadas las apuestas por los foráneos, a quienes a veces endiosamos o mistificamos.
Sobre las preseas y las opciones del Cuba hablaremos más cerca del 8 de marzo venidero, sobre todo porque a este tejemaneje del que dijo sí y el que dijo no, el que pidió secretismo y el que no, le queda tela por dónde cortar y habrá que ver cómo queda Cuba frente a nóminas que anuncian nombres de lo más alto del Olimpo de las MLB sin ninguno de los dilemas que ahora mismo atravesamos. Solo hace falta que el Clásico no termine por enfrentar a Cuba vs. Cuba.
El deportista de calidad es un gladiador y por ser mejor que el otro merece el honor por su desempeño. Hace equipo el mejor. En el caso nuestro los mejores están en las ligas del primer beísbol del mundo. Por qué fueron ahí porque ahí son los gladiadores del circo y reciben el fruto de su desempeño como asalariados muchos con miles. Es el norte de la tierra los paises del monopolio de todas las cosas q se apropian del mundo. Ahora se invierte en el espectáculo o circo miles. Ahora Uds desde Cuba va a impedir el mundo global comercial. Es un chiste. El q no juega por Cuba y esta ahí se morira con la deuda de no jugar en sintonia con sus cubanos y demostrar q se puede ganar un clásico evento q como el mundial está por encima de las palabras de cualquier predigistador. Tienen la oportunidad ahora el tiempo es impkacable en la corta vida de un deportista.
Llego tarde a tu artículo, pero opino.
Me dá gracia, a veces, oír a alguien decir no se puede Politizar el Deporte pues cuando realicé estudios en la escuela Provincial el Partido una muy capaz profesora me dijo: ¨Todo es Política pero lo que hacen algunos es despojarla del apellido y ahí comienza la confusión, en lo más inmediato, la Familia se establece una política basada en algunos de los elementos de Poder de quien la ejerce¨.
Primero se estableció una Política estatal de repudio a los que se iban rompiéndose todos los nexos incluso con familiares muy, muy allegados y poniéndolos en la condición de enemigos. La Política fue represiva con los que solo pensaran en relacionarse con familiares en el Exterior y sobre todo en Estados Unidos.
Después, con el advenimiento de años, cambio de condiciones socioeconómicas de Cuba, buenas y malas, nos acercamos a la familia en el exterior, todo se flexibiliza y aparece la categoría que no sé si es social, política o la madre de los tomates ¨PROBLEMAS ECONÓMICOS¨
Por tanto, un cubano que se va por estos problemas teóricamente no adopta una posición política contra la Revolución aun cuando el abandono se produzca sin cumplir obligaciones más morales que contractuales.
No puede ser una causa de exclusión para que un cubano participe como parte de un equipo cubano el hecho de que no se haya ido. La verdadera causa es y será, si no queremos engañarnos, que la Política exterior de la Revolución, basada en una Política de principios anti-imperialista no permite a la Política deportiva cubana que participen cubanos que militan en Clubes extranjeros y la Política anticubana estadounidense seguirá poniendo trabas a su participación.
Yo estoy porque jueguen pues mi Política ciudadana es Israelita: un cubano nacido en Cuba o de padres cubanos no deja de ser cubano nunca independientemente de su filiación.
El desconocimiento de cómo funciona la prensa en USA,lleva a hacer afirmaciones risibles…Los periódicos son negocios como cualquier otro y tienen sus clientes y su linea editorial responde a esos clientes y a los anunciantes ,que son los que ponen el billete y hay para todos gustos y colores….
Muchas interrogantes, la mayoria bien validas; no obstante, creo que dos de ellas no tienen mucho fundamento, no creo que haya «disimiles maneras de jugar beisbol», sobre todo si varios de los peloteros convocados jugaron antes en nuestro pais y se formaron en nuestros terrenos. Tampoco veo complicado eso del sentido de pertenencia; esos jugadores saben que van a sufrir acoso y hasta linchamientos mediaticos, asi que si se decidieron a jugar por Cuba su sentido de pertenencia esta mas que probado, creo yo. Al final, debido a la comercializacion de todos los deportes, caemos en la famosa TINA, (there is not alternative); si queremos armar selecciones competitivas en los deportes colectivos y no solo en el beisbol, hay que contar con los atletas que una vez se fueron a jugar al exterior, asi de sencillo.