Quien la ve siempre de traje deportivo, con un balón en la mano, haya o no evento, con 37 años a cuesta, más de la mitad de ellos en una cancha, suele hacerse la misma pregunta que yo cada vez que me la tropiezo, de forma presencial como ahora, o vía digital cuando juega, como hasta hace poco, en un club extranjero: ¿de dónde le vienen las fuerzas a Yamara Amargo Delgado?
“El secreto es estar siempre activa —responde una de las mejores basketbolistas cubanas de todos los tiempos—, no me hallo estar sentada en mi casa, puede que un día lo descanse, lo dedique al niño, pero ya incluso me voy con él para el terreno, vengo a la sala Yayabo a hacer unos pocos tiros o a estar en las pesas”.
Allí se le ve, incluso ahora que ni se sabe bien cuándo iniciará el Torneo Nacional de Ascenso, pactado para comienzos de septiembre. Así estuvo en todo el tiempo de pandemia, cuando no había ningún evento en el horizonte. “Me mantuve entrenando, compartiendo el terreno con los muchachos del voleibol y dividíamos la cancha, unas veces jugaba con ellos y en otras, ellos jugaban baloncesto conmigo”.
Por eso no le costó trabajo insertarse en la liga profesional mexicana cuando la llamaron de ahora para ahorita para jugar con el club Regias de Santiago, con el que obtuvo el segundo lugar y se inscribió entre las mejores en varios departamentos.
“No pude estar en la final por tener que jugar aquí en Cuba el torneo Caricom, que ganamos. Fue una experiencia muy bonita como todas las que he pasado en los contratos, el equipo era superjoven, más bien ellas se acoplaron conmigo por ser de más experiencia y les podía enseñar, al igual que Anisley Galindo que estaba conmigo, nos fuimos relacionando en el terreno y fuera de él, era como la entrenadora de ellas. He estado en clínicas, con niños pequeños pero no con jóvenes, pero me fui desarrollando bien, enseñándoles muchas cosas, hubo una buena combinación, el equipo me mostró la satisfacción y la posibilidad de que pueda estar en la próxima temporada”.
No le ha hecho falta estar en la preselección o el equipo nacional para ser llamada al “Cuba”. Por eso espera estar en el Centrobasket. “Es más fuerte que el Caricom, hay que prepararse el doble, hay muchachitas muy jóvenes, pero espero estar”.
Y sigue tirando al aro de la Yayabo en medio de un calor intenso, mientras su pequeño la mira queriendo ser boxeador. Entonces, lanzo la última pregunta:
¿Hasta cuándo Yamara?
No sé, no depende solo de mí, pero mientras tenga fuerza en mis piernas y mis brazos, seguiré jugando baloncesto.
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