Cuando este 22 de diciembre arribamos al aniversario 61 de la Campaña de Alfabetización en Cuba, que erradicó en solo un año el analfabetismo, celebramos en esta pequeña isla el Día del Educador; una pregunta se torna imprescindible para Zoe, espirituana protagonista de aquella epopeya: ¿Qué significó para ella la alfabetización, a la que se incorporó cuando era apenas una niña?
“Cuando llaman a la Campaña de Alfabetización ya yo era miliciana con esa edad. Mi mamá no quería que yo fuera para Oriente, para la Sierra Maestra; mi papá, sí. Bueno, me iba a ir para El Jíbaro, pero como yo me cuelo por el hueco de una aguja, cuando llegamos a Varadero, a Cachita, que era una negra grande así, la que nos preparó, le dije: yo lo único que le pido a usted es que me mande para Oriente. Y ella me decía: ‘Pero es que tú eres tan flaquita y chiquitica’. Y yo le insistí: es que yo quiero ir para allí, donde Fidel estuvo, en la Sierra.
“Y cuando veníamos en el tren y me entregaron mi boleta, ya decía: destino Bayamo, Sierra Maestra. Y nos fuimos para allá Haidée Blanco, María Díaz Companioni, Edilia Bombino, Mayda y Chely, las hijas de Deisy Cruz, y fuimos a dar a Punta de Lanza. Punta de Lanza tenía cuartones, la gente de aquí no entiende lo que son cuartones, porque ese es un lenguaje de allá. Caímos todas en diferentes cuartones, y estuvimos tres días caminando para llegar allí.
La primera sorpresa la tuvimos la primera noche, con un maestro que nos fue a buscar, que se llamaba José Izquierdo; me ubicaron en una casa al lado de una escuelita de madera y tabla de palma, en Pinalito, y sentíamos el río por la noche que sonaba contra las piedras. Pero allá hay un pájaro que trina diferente a todos y su canto dice así: tututututú. Y la señora de la casa me decía: ‘Ese pájaro dice que tú te vas de aquí’. Yo me tapaba la cabeza en la hamaca y ya yo creía que aquel pájaro de verdad decía en su canto: tutututú, te vas de aquí. Y los brigadistas estábamos unos de otros como decir de aquí a Cabaiguán y nos veíamos una vez al mes solamente, en un lugar que se llamaba Bayamito.
Yo tenía que alfabetizar a Juan José y María Esperanza, que vivían en una loma que tenía enfrente. En la casa donde yo tenía que convivir con la familia no había ni donde sentarse, unas piedras ahí. Dormía en una hamaca y los hurones me pasaban por arriba. Terminé allí a los tres meses y me llevaron para casa de Carmen Mustelier, en un lugar que le decían Las Cañas, allí había alzados en la zona, al igual que en El Escambray, y vestíamos de campesinas, no podíamos usar el uniforme de brigadistas y yo decía que me llamaba Eloísa y era hija de la vieja campesina, y allá se aparecieron mi papá y el de Lidia Bombino a vernos. Recuerdo que cocíamos boniatos en las brasas del fogón por la noche y al otro día al amanecer nos íbamos con un jolongo a recoger café, como a 2 kilómetros de la casa. Por la tarde desgranaba maíz en un guayo grande. Comíamos fongo, que es el plátano burro, y plátano de fruta, al que ellos le llaman el vara.
¿Qué vio en la Sierra Maestra?
A una mujer parir y a la comadrona picarle la tripa del ombligo con los dientes. Niñas que no sabían lo que era una muñeca. Que cuando mi mamá me mandaba las latas de leche condensada, aquellas niñas me preguntaban: ‘¿Maestra, y esa vaca viene encerrada ahí adentro, en esa latica?’. Aquellas personas nunca habían visto un transporte, nunca habían visto a un médico, cuando se agravaba alguien formaban una caravana de hombres y la sacaban al hombro en una parihuela con una hamaca atada a unos palos. Pero eran personas muy buenas y sencillas. Todavía me acuerdo de aquellos paisajes tan bellos, los zunzunes, los ríos que bajaban serpenteando las lomas.
Para mí la Campaña de Alfabetización, más que la epopeya, fue la hazaña de Fidel, fue la hazaña de los jóvenes; nos formó y nos endureció como seres humanos, nos dio valores como seres humanos, nos enseñó a amar más a las personas, a los niños.
Yo no olvido que enseñé a leer a mi madre y que mi madre fue criada de la gente rica desde los ocho años, que la trepaban en una cajita de refrescos para que se ganara el plato de comida.
Mi mamá era de extracción muy humilde, eran siete hermanos y mi papá era de origen canario, que vinieron aquí a trabajar como mulos y mi abuela también trabajaba como una mula, no podía con tantos hijos y todos tenían que hacer algo. Lo que te digo es que tuve la dicha de que mi abuela no firmara más con la yema de sus dedos, ni mi mamá. Que supiera poner su nombre y que pudiera leer ese título que tú ves ahí (señala para una pared).
Eso se ha olvidado. Los niños de hoy y los jóvenes de hoy no lo saben y no saben que la Campaña de Alfabetización fue una gran epopeya. Cuando bajamos, que izamos la bandera de territorio libre de analfabetismo, y fuimos para La Habana, tú te acuerdas que nos albergaron en las casas de los habaneros, mi idea desde pequeñita era ser doctora, esa era mi obsesión. Pero allí cuando los miles de brigadistas reunidos en la Plaza de la Revolución dijimos: Fidel, Fidel, dinos qué otra cosa tenemos que hacer, él nos dijo: ‘Estudiar, estudiar y estudiar. Y acto seguido explicó que Cuba comenzaba las relaciones con la Unión Soviética, y que se necesitaban profesores de idioma ruso. Mi boleta decía: premédica, la taché y puse Instituto de Idiomas Máximo Gorki, y me fui a estudiar idioma ruso. Y después estudié en la Unión Soviética, me hice licenciada, máster y estudié Historia también, pero lo hice por Fidel, no era mi vocación.
¿Y fue educadora toda la vida?
Educadora. Yo digo que mi segunda patria es Rusia. Tengo 17 contactos rusos que me escriben todos los días, profesoras mías después cuando fui a hacer la preparación para la maestría; y yo los amo, amo la Plaza Roja, amo la Catedral, amo los adoquines.
Pienso que el educador es el trabajador político más importante que tiene la comunidad, después de la familia. Cuando tuve a mi único hijo, después de los últimos 45 días que duraba la Licencia Maternidad posteriores al parto, tuve que volver para la Escuela Secundaria Básica en el Campo, en Pojabo, donde era subdirectora, y trabajábamos en el campo junto con los alumnos.
¿Cómo y cuándo nació la Peña de Alfabetizadores de Sancti Spíritus?
El 5 de marzo del 2017 se celebró en Villa Clara el Encuentro Nacional de las Peñas de Alfabetizadores. Tres días con el Primer Secretario del Partido y las autoridades del Gobierno de esa provincia. Lo más lindo fue volvernos a encontrar personas que hacía tantos años que no nos veíamos. Y la ponencia que hice obtuvo el primer lugar.
La primera Peña de Alfabetizadores se creó en la Universidad de La Habana y lleva por nombre 50 Aniversario. La segunda fue la de Cienfuegos y la de Sancti Spíritus fue la tercera, constituida en febrero del 2012, con 38 miembros, en el Memorial de los Mártires contiguo a la Terminal de Ómnibus Nacionales. Actualmente cuenta con 150 brigadistas y maestros voluntarios y no habrá nuevos ingresos hasta que se reorganice en el 2023. Pon ahí que Zoe de la Cruz Díaz González es la coordinadora de la peña, pero que esta es dirigida por una Junta Directiva y la peña es la continuidad histórica de los alfabetizadores.
Muchas Felicidades , ser maestra es un orgullo para nuestros corazones , sin ellos no somos nada.