Cuando Lázaro Fernández Muñoz estampó una racha de siete turnos sucesivos bateando de hit en la subserie ante Holguín, reafirmaba que se ha echado la 62 Serie Nacional de Béisbol en un bolsillo.
Tras dos series en el banco, la segunda base le abrió las puertas y el muchacho ha respondido como uno de los pilares ofensivos de los Gallos, con números y acciones que lo reafirman cuando el calendario pesa sobre cuerpos y maderos.
Con 247 comparecencias y 200 veces al bate, Lazarito, como lo conocen, es el tercero del elenco que más se ha parado en el home detrás de Frederich Cepeda y Rodolexis Moreno y el que más innings ha estado sobre el terreno: 454.2.
A fuerza de batazos, se ha adueñado de la segunda almohadilla y, a falta de dos subseries, resulta el hombre de mayor average en el conjunto (335), el máximo anotador de carreras (52), el segundo con mayor cantidad de hits (67), detrás de Rodolexis, con batazos de diversas dimensiones: 13 dobles, dos triples y tres jonrones (tercero en extrabases). Además, figura como segundo en impulsadas detrás de Cepeda (27) y es el que más carreras ha producido (79).
Desde las últimas ausencias en el equipo, le había puesto el ojo a la segunda, a sabiendas de que para ganársela debía convencer, sobre todo, al equipo de dirección, luego de dos campañas discretas de solo 83 veces al bate y 229 de promedio ofensivo.
“Me habían comentado que estaba ahí en la candela y debía buscarme un puesto en el equipo y eso me lo tomé muy en serio en los entrenamientos. En años anteriores me preparé igual, porque sabía que me sacarían a jugar en cualquier momento, tal como pasó, y me gusta lucir bien, me gusta estar al mismo nivel del resto de los compañeros, en años anteriores había jugadores de más experiencia, pero siempre me dieron oportunidades y así me lo gané, me preparé porque sabía que podía ser titular y para tener una campaña como la estoy teniendo.
“Jugar tanto me ha ayudado mucho a lograr mayor confianza en mí mismo en el terreno, y también la de mi cuerpo de entrenadores, he sabido hacer las cosas bien”.
Batear no es solo pararse en home y activar el madero. Eso lo ha llevado Lazarito al pie de la letra. “Me enfoqué en batear del medio del terreno hacia la banda derecha, antes como que buscaba conexiones largas, trabajaba para mi mano, pero con la ayuda de los profesores lo cambié y la mayoría de las conexiones han sido de esa forma. También me ha ayudado la rapidez en las bases, en Holguín por ejemplo di dos conexiones entre tercera y siol, me la fildearon, pero no me pudieron sacar out en primera, me gusta correr, soy explosivo”.
Una virtud destaca en su desempeño: la oportunidad. De 90 hombres encontrados en posición anotadora ha impulsado a 20 y mucho más que eso, en nueve veces ha sido para empatar o decidir, el segundo que más lo ha logrado después de Cepeda.
“Me ha tocado varias veces venir en esos momentos, es que veo y siento el juego de pelota, me concentro en él, estemos donde estemos, siempre voy mirando la situación que se pueda dar porque sé que en un momento adecuado me puede tocar, me preparo psicológicamente desde el dugout para tratar de hacerlo bien”.
No ha sido igual la defensa que el bateo. Con 13 errores en 263 lances, compila para 951, casi todo el tiempo jugando la segunda, aunque también se ha desempeñado en los jardines izquierdo y central. Sin embargo, lo ha compensado con 139 outs facturados, 111 asistencias y 27 jugadas de doble play.
“Es mi primera serie como titular en todos los juegos, el año pasado me preparé más en el fildeo porque sabía que no iba a salir mucho a batear. Ahora me preparé un poco más en el bateo y creo que me descuidé un poco a la defensa. En segunda algunas conexiones hacia la mano contraria se me dificultan un poquito, pero eso lo he mejorado. Además, muchos de los errores que he tenido son, como se dice en la pelota, bobos, que me los he buscado por apurarme. Ahora cada vez que termino un juego cojo un poco más de rollings, hago más defensa porque me gusta tener todo al pie de la letra”.
El campeonato pesa y, como todos, Lázaro lo siente: “No le voy a decir que no se sienten el cansancio y el agotamiento, son muchos juegos, algunos dobles, el sol está fuerte, pero siempre salgo con ganas. Tuve una molestia en el aductor izquierdo, se lo comuniqué al fisioterapeuta y le dije que quedara entre los dos porque no quiero sentarme para seguir ayudando al equipo”.
Con Granma y Las Tunas como últimos rivales y tres partidos pendientes, los Gallos siguen en zona de clasificación. A esta hora a Lázaro se le activa el sueño más inmediato: “Espero que clasifiquemos, estamos muy concentrados en eso. Quiero estar en un play off como titular, he estado en dos, pero no he podido jugar, ahora quiero llenar el estadio, ese ha sido mi sueño”.
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