Agosto sigue su camino haciendo subir los termómetros y sufrir a los cubanos con el intenso calor, pero también despertando la preocupación sobre los ciclones tropicales, aunque por el momento se han comportado con una tendencia a la “tranquilidad”.
Hasta la fecha, se han formado cinco organismos, contando la tormenta subtropical del mes de enero. Solo Don ha llegado a convertirse en huracán, y por solo unas horas. Sin embargo, y como es normal, a muchos les preocupa qué nos toca ahora, cuando nos vamos acercando poco a poco al activo mes de septiembre.
Durante el mes de agosto comienza a incrementarse la actividad ciclónica, tanto en cantidad como en áreas de formación.
En estas últimas tiene un papel fundamental el aumento de sistemas en el océano Atlántico, a partir de ondas tropicales provenientes de África. Estos, en su movimiento al sur del anticiclón subtropical del Atlántico, se aproximan a nuestra área, en general mucho mejor organizados e intensos, tras su recorrido sin interrupciones sobre mar abierto.
Es la posición e intensidad de este centro anticiclónico lo que interviene en que estos organismos tropicales asciendan en latitud y se desplacen en su periferia alejándose de nuestra región, o continúen en un trayecto que los interne en el mar Caribe, bien por el sur, cruzando el arco de las Antillas Menores, o incluso por el norte.
La disminución, sobre todo a partir de la segunda quincena del mes, de las concentraciones de polvo del Sahara sobre el océano Atlántico, deja sobre esta área un ambiente más favorable para que progresen en su desarrollo zonas de mal tiempo.
Ciclones de agosto en Cuba
En el mapa anterior, que muestra las trayectorias de los ciclones tropicales que han afectado a Cuba en agosto, con intensidades de tormenta tropical y huracán, vemos que aunque la preferencia se mantiene hacia el occidente, prácticamente todo el país es afectado, por el predominio de trayectorias hacia el oeste u oeste-noroeste. Sin embargo, no son pocos los que se han formado en el mar Caribe.
Entre los huracanes, las últimas afectaciones han estado hacia la región occidental, en los nombres de Charley (2004), Gustav (2008) e Ida (2021), los dos primeros como intensos y el más reciente como categoría uno, aunque unos días más tarde tocaría tierra con categoría cuatro en el estado norteamericano de Louisiana.
Gustav
A Gustav, del cual se cumplirán 15 años en esta temporada, el occidente de Cuba lo recordará por la devastación que provocó, que se llegó a comparar con un “golpe nuclear”, por la magnitud y extensión de los daños.
Se estableció el récord mundial de la racha más intensa medida al paso de un huracán, registrada en la estación de Paso Real de San Diego, en Pinar del Río, de 340 kilómetros por hora, por la que precisamente se nombra esta columna. En ocasión del décimo aniversario de su afectación, el Dr. José Rubiera compartió sus experiencias durante y tras el paso de este fenómeno.
Y, por si todo esto fuera poco, en apenas una semana después estaría Ike recorriendo casi todo el país y apuntando casi al mismo lugar que comenzaba a recuperarse del impacto de Gustav, sin olvidar a Paloma, que cerró la funesta tríada de 2008.
Perspectivas actualizadas para el resto de la temporada
Es precisamente a inicios de agosto cuando muchas agencias y servicios meteorológicos, así como universidades que emiten pronósticos sobre la actividad ciclónica, actualizan sus perspectivas, ya con una pequeña porción de la temporada recorrida, pero a punto de comenzar su periodo más activo.
Aunque la temperatura superficial del mar continúa por encima de lo que es normal para este momento y muy cerca o en algunos casos superando los valores históricos, la presencia y pronosticada permanencia de los efectos de El Niño mantienen un balance de factores a favor y en contra, que se refleja en los diferentes enfoques de estas actualizaciones.
El peso de las altísimas temperaturas del mar es evidente en varios pronósticos de una actividad por encima de lo normal para el resto del periodo, algunos de ellos con predicciones bastante agresivas, que implicarían la formación de más de 10 ciclones tropicales en lo que resta de temporada.
Otras, como el caso del Insmet, se inclinan más por una temporada cercana a lo normal, con la posibilidad de formación de otros nueve ciclones.
Veremos si las altas temperaturas del mar logran vencer los vientos desfavorables de El Niño, que habitualmente mantienen a raya los ciclones.
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