Inmerso en una minuciosa revisión que les realiza a los productos depositados en la nave de clasificación, encontramos al joven Luis Enrique Llópiz Rosabal, especialista en Calidad de la Unidad Empresarial de Base Frutas Selectas, de Sancti Spíritus, quien recientemente fue propuesto como candidato a diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Su voz pausada fue ganando fuerza en la misma medida que le abordamos el tema de esta designación y, sin levantar la mirada de las piñas que pasan por sus manos, asegura con total convicción: “Un delegado no tiene tiempos libres, ni puede atender a los electores solo en los días pactados; un delegado debe estar abierto al pueblo para asistir sus reclamos, planteamientos o para apoyarlo en cualquier momento del día o la noche”.
¿Cómo se enfrenta a esta tarea?
Mi trabajo como delegado se remonta a cuando dirigí la Circunscripción No. 61 en la comunidad de Paredes y, a su vez, fui el vicepresidente del Consejo Popular y la reserva de cuadro del Vicepresidente de Asuntos Generales del Consejo de la Administración en el municipio de Sancti Spíritus; luego estuve fuera debido a que me mudé hacia la ciudad cabecera, pero aquí me eligieron nuevamente como delegado de la Circunscripción No. 129, perteneciente al barrio de Colón.
Ser delegado implica una alta responsabilidad, sobre todo porque los electores nos ven como la figura a la que pueden acudir para plantear sus problemas, no es como llevar una camisa que te quitas y la cuelgas al llegar a la casa. Nuestra labor es constante y se realiza en cualquier contexto, lo mismo te ve un vecino en la esquina, que te tocan a la puerta a las diez de la noche o te abordan en la parada de la guagua para hacerte un planteamiento. Así voy conformando la agenda de trabajo que llevo cada martes a un despacho en la sede del Gobierno Municipal para discutirla con los directores de las entidades del territorio.
¿Y cómo lograr efectividad en su labor?
Lo importante es responder a cada reclamo, problemas hay muchos, eso se sabe, fundamentalmente con la actividad de Comunales, Acueducto, la Empresa Eléctrica; con el tema de la leche, la calidad del pan y otras cuestiones relacionadas con la cotidianidad, muchos de los cuales se han ido arreciando, pero debemos enfrentarlos de manera conjunta con todos los factores y buscarles soluciones. El pueblo nos da ese voto de confianza y no le podemos fallar.
El tema de los precios es algo que preocupa a mis electores, principalmente a aquellos que son más vulnerables económicamente y, aunque el costo de los alimentos y otros productos sigue aumentando, y sabemos, además, que hasta tanto no exista suficiente producción, no se logrará erradicar esa inflación que tanto aqueja a la población, no podemos rendirnos, ni dejar de enfrentar a quienes muchas veces violan lo que está establecido por el Gobierno local.
Luisito, como cariñosamente lo llaman, se aferra igualmente al cumplimiento de su labor en la UEB Frutas Selectas, a donde llegó hace poco más de un año, luego de transitar por varias responsabilidades, incluso como director dentro del Cultivo Tapado La Quinta, entidad que lo acogió en el 2010 para realizar su Servicio Social tras graduarse como ingeniero agrónomo en la Facultad de Montaña radicada en Topes de Collantes.
En su haber obran otros hechos relevantes: resultó electo delegado para representar a sus compañeros en un congreso de la FEU y fue colaborador en el programa de la Revolución Energética junto a los trabajadores sociales. También se sumó voluntariamente al contingente de maestros que durante un año apoyó la docencia en el preuniversitario de Manicaragua.
Hoy Luisito es un padre de familia y se enorgullece de poder acariciar a sus tres hijos cada vez que llega al hogar. Pero, más que eso, siente que el compromiso de haber sido propuesto candidato a diputado va mucho más allá de lo que cualquiera se imagina. Como bien dice: “Me debo por completo al pueblo que hasta este instante ha confiado en mí para que luego lo represente en el Parlamento, pero, sobre todo, me debo a Fidel, que siempre ha sido mi faro, y a cada una de las enseñanzas de mis padres, quienes me inculcaron siempre el amor por la patria y la Revolución.
“Aunque no soy nativo de Sancti Spíritus, sino de Guamá, en Santiago de Cuba, me siento parte de esta provincia a la que llegué siendo apenas un adolescente y por la que he transitado hasta convertirme en un profesional, en un delegado del pueblo”.
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