Apagar un incendio desde el aire no es un paseo (+fotos)

Contra el riesgo, la abrupta geografía y el viento, los aviadores de Sancti Spíritus han prestado un valioso servicio para contribuir a sofocar el incendio forestal en la zona de Pinares de Mayarí

sancti spiritus, holguin, incendios forestales, servicios aereos, incendio pinares de mayari
Los aviones operaban a mucha altura y en condiciones adversas. (Fotos: Juan Pablo Carrera/ACN)

De tanto sobrevolar candelas, Léster Pérez Sánchez se ha vuelto un bombero del aire; bien lo sabe, porque repetidas veces ha estado en diversos parajes del territorio nacional enrolado en la extinción de las llamas que devoran bosques; por eso ser convocado a contener el fuego en Pinares de Mayarí no lo sorprendió, aunque no sabía con certeza la magnitud del siniestro. “Estos son los vuelos mas difíciles, he estado en otros incendios, pero este estaba bravo, no es lo mismo tirar agua en la montaña que en el llano”.

Así narra a Escambray tras volver del incendio que desde hace varias semanas azota la serranía de Holguín. Apenas conoció el interés periodístico, encendió las memorias de la travesía; su mente se trasladó hasta la línea de vuelo, y en su imaginación se vio sentado en la cabina del M-18, aguardando la orden de despegue.

Alexei Morales Astencio tuvo en Pinares de Mayarí su segunda incursión en incendios forestales.

“El especialista forestal nos guiaba desde un AN-2 que volaba más arriba, nos decía dónde tirar el agua, nosotros decíamos si se podía o no, hubo zonas que, una vez cerca de allí, nos percatábamos de que no podíamos, le contestábamos: ¡Qué va!, ahí está muy difícil, el viento no deja, hay mucho humo. Había lugares muy peligrosos”.

FLOTA APAGAFUEGOS

La Unidad Empresarial de Base Sancti Spíritus, de la Empresa Nacional de Servicios Aéreos (ENSA), concentra actualmente la flota del avión M-18 —también llamado Dromedario—, la única nave de la aviación civil que interviene en Cuba en operaciones de este tipo, la cual, por sus características técnicas, puede emplearse tanto en la extinción de incendios como en labores agrícolas y en cada vuelo lanzar sobre las llamas 1 500 litros de agua.

Aunque en los últimos años el M-18 no reportó participación en los siniestros forestales, la flota espirituana ha regresado a su rol de apagafuegos; en agosto pasado formó parte del dispositivo aéreo que combatió las llamas en la Base de Supertanqueros de Matanzas, y ahora presta un valioso servicio para contribuir a cortarles el paso a las llamas en Pinares de Mayarí.

El trabajo de los técnicos es fundamental para asegurar la maniobra aérea.

El 23 de febrero, con un AN-2 delante, voló la cuadrilla de los tres      M-18 con una tripulación integrada por tres pilotos y cuatro técnicos hasta el aeropuerto de la ENSA, en Bayamo, que funcionaría como la pista madre, porque para las operaciones directas en el incendio se escogió el aeródromo de San Germán, una pista de tierra donde los aviadores espirituanos se pusieron otra vez el traje de bomberos del aire y hasta bebieron de su polvo.

Dada la situación excepcional, la cuadrilla fue autorizada a despegar de Bayamo casi sin asomar el amanecer; apuraba ganar tiempo para esa travesía diaria de 20 minutos hasta San Germán. Allí esperaba siempre el dispositivo responsabilizado con la carga de agua y ya al filo de las 6:30 a. m. los aviones volaban para el incendio.

“Primero se hizo una patrulla forestal, un vuelo de reconocimiento en un AN-2 de la flota de Bayamo, donde nos montamos y fuimos a la zona de Mensura Piloto, un lugar de mucho bosque forestal, ahí estaba prendido el fuego; nos fueron dando las indicaciones de por dónde ir combatiendo las llamas. Ese mismo día empezamos a tirar agua, pero hubo que parar porque el viento era muy fuerte. Al otro día volvimos, estuvimos tirando agua hasta que regresamos el dos de marzo, y partió otra dotación a continuar el trabajo”, así lo describe Alexei Morales Astencio, piloto desde hace 33 años.

La dotación hizo ocho líneas de vuelo en la pista de San Germán y cada travesía exigía concentración, deparaba riesgo. “Apagar un incendio desde el aire no es un paseo, siempre es tenso”, declara el piloto Morales Astencio. “Había que coger 1 000 metros para pasar por arriba de unos picos, después descender, meterte en la meseta, hubo momentos en que la turbulencia y los vientos eran fuertes, se paraba, y cuando mejoraban las condiciones, volvíamos.

“El agua se tira por una compuerta inferior, sobran 2 segundos para soltar la carga, lleva un procedimiento, no meterte dentro del humo, más bien de frente al viento o una componente delantera que no exista peligro ni para el piloto ni para el avión. En la pista cargar el agua al avión tardaba 3 minutos; lo que más demoraba era la travesía de San Germán a donde estaban los focos del incendio, hubo zonas donde tiramos agua en la Sierra de Cristal a 60 kilómetros; pienso que el trabajo de los M-18 fue útil, porque donde cae esa agua, si no ensopa, refresca”, relata el piloto.

El primer destacamento espirituano acumuló en ocho días de operaciones cerca de 70 horas de vuelo en función de apagar el incendio forestal.

NADIE EXTINGUE EL FUEGO SOLO

Con 55 años en el mundo de la aviación agrícola, el técnico Enrique Villegas Alonso se ha vuelto la retaguardia más segura para cuanta operación se le pone delante a la flota aérea espirituana. Integrar la primera dotación para el incendio de Mayarí fue como mandar en el grupo al padre de los pilotos. “Uno los ve crecer y los quieres como un familiar allegado”, dice con la emoción retratada en los ojos.

“Donde mismo ocurre este incendio, años atrás hubo otro que nos tocó también, lo que este está muy extendido. Lo de nosotros es asegurar técnicamente el avión, porque la maniobra más dura la hace el piloto, pero esa operación lleva una retaguardia fuerte, nadie solo puede extinguir el fuego”, sentencia.

Asegura Villegas Alonso que siempre había tensión en el aeródromo de San Germán, “porque las desfavorables condiciones meteorológicas y geográficas hacían peligrosos los vuelos; además, son mis compañeros de muchos años, había momentos en que la nave despegaba que se te perdía en medio del polvo; luego ver que descargó la carga y vira bien, ahí está el éxito de la extinción, y tiramos agua sobre las llamas hasta donde se podía”, destaca.

el trabajo de los M-18 fue útil, porque donde cae esa agua, si no ensopa, refresca”, señalan los pilotos.

El primer destacamento espirituano acumuló en ocho días de operaciones cerca de 70 horas de vuelo en función de apagar el incendio forestal de grandes proporciones. Una labor que el piloto Lester Pérez Sánchez —con más de tres décadas en el oficio— no la considera una proeza, como si sobrevolar las alturas de Mayarí fuese igual a fumigar los arrozales de Sur del Jíbaro en la llanura de La Sierpe. “Es lo que nos toca por la profesión; miedo no hay; tensión, sí, porque para mí apagar el incendio es el vuelo más difícil que hacemos nosotros”.

La vida de Léster Pérez está tan entrelazada al M-18 que, sentado en la sala de su casa, narra el vuelo como estuviera en ese instante tirando agua sobre el fuego.

Apagar el incendio es el vuelo más difícil que hacen estos pilotos.

“Siempre uno quiere pegarse lo más que pueda al incendio, tratar de dar en las llamas o donde los forestales te dicen que apliques. Muchas veces los que iban en el AN-2 te decían: ‘Buen tiro. Oye, eso es’; son cosas que te hacían sentir bien, para eso estábamos allí. Viví una experiencia fuerte, de aprendizaje, es un incendio exigente en todos los sentidos, había que tener en cuenta muchas cosas que no te podían fallar, salí más piloto del fuego de Mayarí”.

José Luis Camellón

Texto de José Luis Camellón
Reportero de Escambray por más de 15 años. Especializado en temas económicos.

Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *