Los apicultores espirituanos llegan al trimestre final del año en condiciones parecidas al 2022, arrastrando deudas en la miel, primero por la sequía, después por el proceso de trashumancia —desplaza entre mayo y agosto parte de las colmenas hacia las costas y otras zonas con floraciones— ejecutado por debajo del 60 por ciento debido a las limitaciones de combustible; sin embargo, alrededor de los apiarios las señales se endulzan como quiera que esta etapa aporta tradicionalmente altos niveles de producción.
Amaury Santander Hernández, director de la Unidad Empresarial de Base Apícola Sancti Spíritus, comunicó a Escambray que al cierre de septiembre se acumulaban 90 toneladas de miel de atraso en el compromiso fijado a la provincia, tercera que más aporta, después de Matanzas y Villa Clara.
En las puertas de la llamada zafra de la miel, los apicultores espirituanos, además de los manuales técnicos, parecen aferrarse también a la música de Juan Luis Guerra y andan Como abeja al panal…; porque nadie mejor que ellos para conocer las potencialidades de las floraciones en esta época, díganse los bejucos leñatero e indio, campanillas…; tanto es así que entre octubre y diciembre se deben acopiar unas 490 toneladas de miel, el 56 por ciento de las 803 toneladas planificadas este año.
“Las estadísticas de similares etapas precedentes nos confirman que es posible lograr esos niveles productivos, hasta ahora las lluvias han sido favorables, ya hay entrada de miel al panal, solo falta el sellado para lograr un producto de calidad; el campo está dando buenas señales, el inventario de plantas alrededor de los apiarios evidencia potencial de flores, hay que ver cómo se presenta el néctar y esperar el resultado del proceso; habitualmente estos meses finales expresan alta producción de miel”, señaló.
A diferencia del 2022, Santander Hernández precisó que desde el punto de vista logístico esta vez hay mejores condiciones para respaldar el acopio del producto, las que se expresan en tener el inventario suficiente de bidones para recoger la miel, insumos apícolas para el saneamiento, piezas y agregados automotores que han permitido activar el parque de transporte.
“Esto nos permite contar hoy con un parque apícola en mejor situación para enfrentar la cosecha, las colmenas están fuertes, sanas, eso es muy importante; pese a enfrentar limitaciones con la madera —una parte debe trasladarse desde Pinar del Río, en el extremo occidental de la isla—, hemos habilitado a los productores de un nivel pequeño de madera y puntilla para que puedan reparar y preservar los elementos de colmena hasta tanto se pueda hacer la reposición que necesitan”, subrayó la fuente.
Ante la imposibilidad material para crecer en el parque y las dotaciones, la Apicultura espirituana está obligada a buscar mayor rendimiento por colmena, sentenció Santander Hernández. “Es la palabra clave, el año anterior terminamos con 47 kilogramos por colmena y en este último período aspiramos a 54 kilogramos”.
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