San Isidro de los Destiladeros, ese sitio del Valle de los Ingenios de Trinidad que viene pariendo noticias desde hace un buen tiempo, no reposa en el empeño de sorprendernos.
Para ello, la conspiración llega desde los Talleres de Arqueología Industrial que vieron la luz en el 2005 y que tendrá su XX edición entre el 5 y el 17 de marzo.
“En esta oportunidad enfocaremos las indagaciones de campo y las excavaciones en demostrar la certeza de los estudios desarrollados sobre el ingenio”, puntualizó a Escambray Leonel Delgado Ceballos, especialista principal del Departamento de Arqueología de la Oficina del Conservador de la urbe trinitaria.
“Estaremos excavando en la zona de la casa de purga, uno de los escenarios más amplios de la otrora industria azucarera y de mayor interés por todo lo que puede revelar sobre la realidad de la actividad económica y social en torno a la fábrica de azúcar”, acotó.
Ceballos Delgado agregó que el equipo de especialistas de varias provincias cubanas que participarán en el evento extenderá las labores de campo a la cocina de la casa hacienda, con pretensiones de comprobar lo dicho y escrito sobre sus características constructivas, dimensiones y peculiaridades de su funcionamiento.
“Es preciso recordar que en las excavaciones de la XIX edición del Taller se produjo el hallazgo de botellas de cerámica originales de Inglaterra para envasar bebidas en las habitaciones 12 y 13 de los barracones de esclavos, detalle de aproximación a la hipótesis de trueques y contrabandos típicos de la época en el Valle, considerado por el número de trapiches e ingenios el mayor emporio azucarero de la región central cubana durante el último cuarto del siglo XVIII y primero del XIX”.
Consultada sobre estas temáticas por Escambray, Diana Rosa De la Calle, especialista principal del Museo de Arqueología Guamuhaya, ubicado en el Centro Histórico de Trinidad, comentó cómo estas excavaciones arqueológicas vinculadas al mencionado evento, auspiciado por la Oficina del Conservador y el Valle de los Ingenios, permiten aseverar, enriquecer o refutar lo revelado por las fuentes primarias, orales y documentales.
“Las revelaciones de los trabajos de campo de cada Taller de Arqueología Industrial San Isidro de los Destiladeros facilita el conocimiento del sitio, sus estructuras y procesos productivos y desde una visión antropológica hay mejor compresión de su funcionamiento, costumbres y modos de vida de quienes protagonizaron aquel suceso socioeconómico.
“El análisis de las piezas encontradas y las estructuras facilita su conocimiento, origen, uso y características, y la unión de los hallazgos desde una perspectiva integral permite al arqueólogo, historiador o estudioso interactuar con la cultura que se presenta, imprescindible para comprender y compartir la historia de un sitio”, concluyó.
Para Delgado Ceballos reconforta la realidad de un mayor acercamiento de escuelas y círculos de interés a este taller, con el objetivo de participar en las actividades para conocer qué se hace y cómo lo logrado incide en un mejor entendimiento de la historia.
“Con la puesta en valor del sitio y la inauguración del museo en la casa hacienda —apuntó— se favorecerá la divulgación y la socialización del trabajo que se está haciendo y con ello más especialistas y estudiosos se interesarán por estos talleres, lo que favorecerá sin dudas la investigación y esclarecimiento de la historia del lugar.
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