En cada trazo deja una profunda huella. Están sus pensamientos, miradas, criterios, evocaciones… Ha sabido multiplicarse en otros muchos rostros femeninos, pero en cada creación se encuentra de frente con sus más íntimas esencias. Liset Fardales Portal renace en cada instante del desafiante duelo con la cartulina en blanco.
“Me asumo como una artista naif —dice como carta de presentación para evitar otras clasificaciones—. En los últimos tiempos creo imágenes de mujeres mulatas. Y es que el mundo femenino es maravilloso. Hay tanto que descubrir por nuestra propia fuerza. Está demostrado por la historia de la humanidad que somos un eslabón imprescindible para la vida”.
Habla y la pasión es un torrente. Semejante velocidad toman los colores en la cartulina en blanco. A golpe de constancia, talento y entrega esta joven, egresada de la segunda graduación del programa de instructores de arte hace más de 15 años, ha logrado dominar sus ángeles y demonios para que juntos dialoguen en el acto creativo.
“Pienso en mantener esa línea con los rostros de mujeres. Claro, en constante búsqueda de la perfección porque de eso se trata el arte: ser cada vez mejor. Le agregaré o quitaré uno u otro elemento, pero estarán entre mis creaciones”.
Dichas propuestas han podido ser disfrutadas en exposiciones personales y colectivas, concursos presenciales y virtuales. Y es que, desde hace un tiempo, esta espirituana se distingue como una de las instructoras de arte con mejores resultados creativos. Tanto es así, que sus creaciones estuvieron presentes en el reciente concurso Escaramujo 2023, el principal momento de confluencia del arte aficionado en Cuba.
“Sin esperarlo me hicieron una propuesta de trabajar junto al Museo de Arqueología, de Trinidad. Se convirtió en el espacio idóneo para presentar mis obras. Empecé entonces a crear paisajes de naturaleza hasta que nuestra propia historia me llevó a indagar en las figuras femeninas, pero, sobre todo, a visibilizar la parte de nuestra tradición que nos lleva a la identidad de nuestros ancestros afrodescendientes”.
Un poco antes ya Liset Fardales se había presentado en diferentes lugares. El Salón Municipal de las Artes Plásticas, que auspicia la Casa de Cultura Osvaldo Mursulí, de la ciudad del Yayabo, está acostumbrado a que su nombre se haga dueño del podio. El acrílico sobre lienzo Las guineas jaspeadas dio mucho de qué hablar en el año 2020, cuando la covid obligó a tomar por asalto las redes sociales.
“En Trinidad también presenté de forma personal mis creaciones. Además, participé en la Fiesta de la Cultura Iberoamericana, en Holguín, y he aceptado la invitación de exponer, de forma virtual, en Perú, México y Argentina. Por supuesto, en Sancti Spíritus he estado presente. Recientemente tuve la alegría de merecer un premio en el Salón Municipal de Poesía Ilustrada Fayad Jamís”.
Junto a los trazos en colores que gestan figuras diversas está la enseñanza, esa otra mitad que nunca ha dejado de acompañar a esta joven. Muchas personas no saben cómo organiza su tiempo, mas, Liset ha sabido conducirse por ambos caminos con éxito.
“Cuando egresé de la Escuela de Instructores de Arte me ubicaron en la enseñanza de círculo infantil. Luego trabajé en una primaria y más tarde en la escuela pedagógica, pero me gusta mucho trabajar con las primeras infancias, así que retorné. Laboro actualmente en el círculo infantil La Edad de Oro, en el Consejo Popular de Colón, de la ciudad de Sancti Spíritus.
“Con ese grupo etario se trabaja más la creación que es el objetivo principal de nosotros los instructores. Existen educadoras que hacen mucho por las artes plásticas, crean y con mucha calidad. En esas primeras edades se moldea el talento, se enseña a apreciar y a crear. Realmente, lo disfruto mucho”.
¿En ese aspecto, son muchas las experiencias?
“Sí, sobre todo con las familias, porque me apoyan. Hay pequeños que, aunque les guste dibujar, no tienen el talento, pero eso no significa nada. De acuerdo con el nivel se les ayuda para que ganen habilidades y, sobre todo, aprendan a apreciar el arte”.
Para Liset resulta gratificante caminar por las calles y encontrarse de frente con los retoños de sus primeros trabajos. Ha sido esa otra de las claves para mantenerse activa en la formación.
“Me saludan y a veces no los he reconocido. Cambian los rasgos de la cara cuando crecen. Pero basta que hablen, que me cuenten alguna anécdota y ya enseguida me ubico. Entre tantos, nunca olvido a una niña de la escuela primaria José Martí. Mientras yo explicaba el ejercicio, ella fue capaz de hacerlo. Eso es algo que me impactó mucho porque no siempre sucede”.
Si tuvieras que escoger entre la Liset artista o la Liset educadora, ¿con cuál te quedas?
¿Artista o pedagoga? Me pones entre la espada y la pared porque las dos me gustan. Apuesto por llevar las dos al unísono. Tanto es así que trabajo el arte naif y los niños y niñas me inspiran porque su arte es ingenuo.
Después de la asistencia al Escaramujo 2023, la vitrina del trabajo de la Brigada de Instructores de Arte, ¿qué proyectos tienes?
Tengo varios proyectos en mente, pero al salir embarazada y disfrutar de mi licencia de maternidad he debido posponerlos un poco. La creación y la enseñanza jamás dejarán de estar en mi vida. A La Habana en los días del evento Escaramujo no pude asistir, pero la obra, según las redes, tuvo buena acogida y eso me hace sentir muy feliz. Lo que me queda es seguir trabajando.
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