Bienvenida la papa agroecológica a Sancti Spíritus (+fotos)

Solo el hecho de saber que la producción lograda por dos campesinos en 3 hectáreas permitió la entrega de papa agroecológica a los más de 33 000 habitantes del municipio de Taguasco demuestra que la introducción de esta experiencia alimentaria traza un camino para el autoabastecimiento local, enseña que es posible producir con medios biológicos un cultivo tan exigente como ese y saca a relucir una interrogante: ¿por qué no puede hacerse igual con otros productores, siempre respetando que sea en áreas de poco tamaño?

Escuchar la voz autorizada del campesino Enrique Izquierdo Robaina, quien sembró papa en las décadas pasadas cuando los insumos desbordaban los almacenes y ahora se ha involucrado en las dos siembras de papa agroecológica en Sancti Spíritus, confirma que la experiencia tiene más fortalezas que desventajas; además, el hecho de plantar espacios reducidos ayuda al rendimiento, principio que es el verdadero termómetro para cualquier cultivo y una de las grandes debilidades de la agricultura espirituana.

Lo que partió de un proyecto liderado por la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey, en Matanzas, se desplazó a Sancti Spíritus en el 2021 como un programa a pequeña escala —ese año se plantaron 9 hectáreas— y tuvo continuidad a finales del 2022 con la siembra de 19 hectáreas, repartidas en 16 productores y siete municipios, menos Trinidad, donde agronómicamente no se pudieron localizar terrenos.

Especialistas y productores detallaron a Escambray que, sin soslayar algunos tropiezos, la producción de papa por métodos agroecológicos camina por un buen surco, a la vez que muestra un favorable comportamiento productivo en la mayoría de los escenarios donde se desplegó el cultivo, excepto en La Sierpe.

Como se trata de un programa que, aun sin emplear productos químicos enseña resultados, y Sancti Spíritus cuenta con una base productiva donde predomina el sector cooperativo y campesino, parece lógico buscar gradualmente la extensión y consolidación productiva del tubérculo, siempre partiendo del suelo y la disponibilidad de semilla, además de que el cultivo reúne potencialidades para convertirse en una factible alternativa de cara a la soberanía alimentaria.

ESTA PAPA DA RENDIMIENTO

El campesino Izquierdo Robaina, integrante de la cooperativa Obdulio Morales, en Taguasco, no creyó en limitaciones y asumió de nuevo la papa agroecológica, “porque esta es una siembra muy bonita, rápida y de rendimiento; en la cocina habiendo una papita, usted resuelve el problema”, declaró a Escambray en plena recolección.

“El año pasado, como era la primera vez, lo dudé un poco, aunque aprendí; no había trabajado mucho con productos biológicos, además, la papa es complicada; pero nada, en las dos campañas he controlado las plagas, ha salido la producción y pienso repetir el rendimiento de la anterior cosecha, que fue de 20 toneladas por hectárea.

“Esta papa lo que lleva es buena preparación de suelo, trabajarla mucho, si hoy le toca agua, no puedes dejarlo para mañana. ¿Usted se imagina que de dos pedacitos de tierra se sacaron 3 libras de papa para cada habitante de Taguasco? ¿Cómo sería si se siembran 10 hectáreas incorporando otros campesinos que también tengan las condiciones?; estoy convencido de que por la vía agroecológica podemos tener papa”, señaló el avezado productor.

DISEMINAR EL PROGRAMA

Aunque casi acaba de nacer, el programa de la papa agroecológica deja ver, en medio de las limitaciones del sector agrícola, no pocas potencialidades, como la que ha identificado Servando Martínez Hernández, quien lo ha conducido como especialista de semilla y recursos filogenéticos en la Delegación Provincial de la Agricultura.

“Evitar concentrar las áreas de papa en pocos productores, sino diseminar el programa, porque son pequeños espacios que pueden ser atendidos con efectividad y con insumos agroecológicos en momentos en que no hay químicos”, puntualizó.

Confirma el especialista que los productores se han sentido muy satisfechos con los resultados y la actual cosecha tiene un estimado de recolección en el entorno de las 300 toneladas, nivel insuficiente porque no en todos los municipios que la siembran alcanza para una vuelta de distribución; pero ilustrativo de que el territorio y el país tienen una vía acertada para producir el tubérculo.

Más que concluir la cosecha y computar estadísticas, la provincia está inmersa en la protección de una parte de la producción en cámaras de frío del territorio —rondan ya los 500 quintales—, con vistas a usarla como semilla en la próxima plantación. Enhorabuena, todo indica que la papa agroecológica llegó para quedarse en el esquema del autoabastecimiento territorial, pero falta extenderla a todos los campesinos.