A las puertas de sus 19 años, la Brigada de Instructores de Arte José Martí (BIA) celebra la mayoría de edad con la realización de su quinto proceso eleccionario, espacio que además le permite a su membresía mirar con lupa su desempeño en los últimos meses.
Y como movimiento que por lógicas de la vida precisa mostrarse crecido, maduro, con los pies aplatanados a su contexto, el debate en tierra espirituana se centró en cómo desterrar todo tipo de accionar espontáneo y articularse a los programas y estrategias del país que salvaguardan la cultura nacional.
“Ya no podemos concebir al brigadista como el que enseña a mezclar colores y a declamar la poesía para el matutino —insistió Duniesky Contreras Madrigal, egresado de la primera graduación de la escuela Vladislav Volkov—. Tenemos tres grandes retos, a mi juicio. Primero, cambiar nuestros procesos de gestión. No llevamos nada a la comunidad, sino que somos facilitadores. Nuestro quehacer es el de diagnosticar y conducir procesos.
“El segundo reto se refiere al liderazgo que implica la capacitación, el sentido de pertenencia y la sensibilidad. No se trata de enseñar tecnicismos sobre la manifestación artística, hablo de acercarnos, mostrar la inmensidad de la cultura cubana y no solo en la casa de cultura o escuela, sino donde quiera que estemos. Y, por último, la BIA tiene que desterrar su pensamiento de servir, según los intereses de otros. Hay que articularse. De ahí que aquí tenemos que empezar hablar sobre el Programa de Promoción de la Lectura, el de Sembrar ideas, sembrar conciencia, el de Adelanto de la Mujer, la política de atención integral a los jóvenes… Todo ello nos permitirá insertarnos con efectividad en la necesaria batalla de descolonización cultural tras tanta influencia ajena a nuestra idiosincrasia”.
Mas, para alcanzar esos ideales urge limpiar el camino de otros contratiempos que por años ha enfrentado la membresía espirituana de la organización, integrada por más de 520 brigadistas.
“Hemos sufrido el éxodo de muy buenos profesionales. Hay que seguir motivando a quien está en la comunidad para que se sienta como un ente necesario, reconocido por el resto de los factores que conviven en su espacio”, alertó Yusmaika Piedra González, presidenta del movimiento en Yaguajay.
Según el informe presentado en el encuentro espirituano, se han dado baja alrededor de 1 090 egresados del programa creado por el Comandante en Jefe Fidel Castro.
“También tenemos que ser más creativos cuando impartimos nuestros talleres para parecernos a quienes tenemos del otro lado. Vivimos tiempos complejos, por tanto, precisamos contribuir con ingenio a esa transformación de pensamiento y acción que se pide a nivel de país”, añadió la joven yaguajayense.
El tema de sentido de pertenencia de ser brigadista generó más de una opinión, sobre todo entre quienes no fungen como instructores y por necesidades de sus territorios conducen otros procesos.
“Ser instructor de arte no es un concepto frío. Es un sentimiento. Nos tenemos que asumir como un elemento fundamental hoy para nuestra cultura. Nos crearon para defender la cultura en donde quiera que estemos”, aseveró Daniel Gómez, instructor de Teatro.
Si bien los números en los análisis cualitativos en ocasiones se sienten fríos, dos de las cifras presentadas en el informe del quinto proceso eleccionario de la BIA en Sancti Spíritus motivó al diálogo. De acuerdo con las estadísticas del movimiento, 29 instructores no cuentan con unidades artísticas y solo 50 estudiantes cursan la especialidad de Instructor de Arte en la Escuela Elemental de Arte Ernesto Lecuona.
“Hay que hacer análisis, dialogar y entendernos. Quizá el aporte de ese instructor está desde el pensamiento. De ahí la necesidad de hacer la reunión de brigada para compartir experiencias, valoraciones, conocer qué ha pasado que no cuenta con un resultado concreto… Insistimos en eso a nivel de país para materializar el I Congreso de los instructores de arte.
“Y con respecto a quienes se forman, necesitan de nuestra atención constante. No es conocerlo cuando llegan a las prácticas preprofesionales. Tenemos que integrarlos, porque ellos son el presente y futuro de este movimiento que a nivel de país tiene como promedio de edad 33 años”, expresó Emilio Toledo, presidente nacional de la BIA.
A diferencia de otros encuentros, la organización hoy presenta un mejor estado en cuanto a las oportunidades de superación con mayor presencia de másteres y aspirantes a doctores en Ciencias. Mas, de forma colectiva se insistió que nunca será suficiente. Igualmente, se expusieron las buenas experiencias del trabajo durante el recién concluido verano.
“A pesar de los problemas económicos y del combustible, la brigada en Fomento logró un impacto en ese período —afirmó Gender Hernández Oliva—. Nos vinculamos con organismos fuera de nuestro sector para materializar actividades como Buscando la voz del verano, que se dedicó, específicamente a los niños y niñas. Pudimos ascender a comunidades alejadas como Gavilanes con el acompañamiento de proyectos musicales de nuestra Casa de Cultura”.
Precisamente en tierra yayabera, según Mayara Martínez, presidenta del movimiento municipal, el binomio casa de cultura-brigada fue fundamental para hacer un verano diferente.
“Logramos recorrer localidades y centros como la Casa de Niños sin Amparo Familiar, el Hospital Pediátrico y la Casa de Abuelos. Realmente, se trabajó bien duro”.
En la cita, el presidente nacional de la Brigada de Instructores de Arte felicitó a la provincia por la estabilidad en su trabajo, en tanto se despidió a Yadira Castillo como líder provincial del movimiento y se presentó a Malena Sosa como la nueva dirigente. Además, sirvió de escenario para trazar los pasos a seguir por el colectivo.
“Lo que hagamos a partir de ahora incidirá sustantivamente en los destinos de este país, porque la cultura los define, porque es lo que somos y si nosotros no tenemos claridad en eso no sabremos a dónde vamos a ir”, reflexionó Contreras Madrigal.
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