La Brigada Médica de Cuba (BMC) en Guatemala festeja este 5 de noviembre 25 años de una colaboración intacta que reconoce mayoritariamente la población indígena, rural e históricamente discriminada.
Sayaxché, Joyabac, Fray Bartolomé, Huehuetenango, Ixcán, Nebaj y La Tinta, son algunos de los parajes que conocen de su paso por recónditas aldeas y comunidades, donde viven y se adaptan a las alturas, los temblores, el frío intenso o el calor extremo, así como a lenguas y costumbres diversas.
Las incontables páginas de solidaridad se remontan a 1998, cuando el país centroamericano convocó a los primeros galenos, tras el paso devastador del huracán Mitch.
La Tinta, en el municipio homónimo del departamento de Alta Verapaz, fue uno de los lugares donde dejaron muy pronto su huella, pues el arribo de otros 31 cooperantes permitió en solo 48 horas poner en funcionamiento un hospital totalmente inoperante por el lodo que cubría buena parte de sus instalaciones.
En medio de condiciones higiénico-sanitarias proclives a brotes de cólera y malaria, los cubanos aplicaron el enfoque de atención primaria de salud, válido en su país para atacar las causas de los problemas y no quedarse en la mera sanación.
Esta experiencia dio las herramientas para defender al especialista en Medicina General Integral como la pieza clave del Programa Integral de Salud, que en abril de 1999 selló en La Habana el Acuerdo de Cooperación entre ambas naciones.
Serían principios inviolables, cubrir las zonas más apartadas, donde los profesionales guatemaltecos no llegaban –ni aún llegan-, y aportar servicios de calidad sin distinción de raza, credo o ideologías para detener un huracán mucho más silencioso que el Mitch, la muerte por enfermedades prevenibles.
Marcan estos 25 años estadísticas apreciadas por el Gobierno de la tierra del Quetzal como 569 mil operaciones quirúrgicas, 176 mil 442 en Operación Milagro; 242 mil 630 partos y 362 mil 109 vidas salvadas, así como 10 millones 492 mil 061 casos vistos (cuatro mil 850 como parte de las brigadas Henry Reeve).
Pese a intentos de desprestigiar su impronta a finales de 2020, la BMC, presente en 16 de 22 departamentos, sintió el respaldo incondicional de la población más necesitada de sus servicios en pleno pico de la Covid-19 y hospitales colapsados por falta de personal.
Como nota inusual, hasta la prensa generalmente adversa tomó distancia de la feroz campaña y la entonces ministra guatemalteca de Salud, Amelia Flores, reconoció tajantemente a la cooperación de la nación caribeña como «indiscutible e irremplazable pues llegan a lugares donde nuestro personal no quiere ir».
Este 5 de noviembre, la BMC tiene sobrados motivos para celebrar desde hospitales distritales, regionales y nacionales (16), Centros de Atención Integral Materno Infantil (12), puestos y áreas de salud (106), Centros de Atención Permanente (33) y oftalmológicos (cuatros).
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