Fue sábado, 6 de febrero de1932. Europa vivía la víspera de una nueva conflagración mundial; España, conmocionada por disturbios civiles, provocados por la Iglesia ante las medidas laicas del gobierno republicano; en Estados Unidos se estrenaba Breaks (Fenómenos), película dirigida por el afamado cineasta Tod Browning. Ese día nacían el director, crítico y actor francés François Truffaut, el magistrado y político italiano Mario Sossi, y el pianista alemán y crítico de la música Heinz-Klaus Metzger. En Perú, aquejado por una bronconeumonía, moría el expresidente Augusto Leguía, quien fuera enterrado en el Cementerio Presbítero Maestro, acompañado de una silenciosa multitud.
Mientras, en Cuba, la quietud del amanecer en La Habana se rompía por el llanto infantil proveniente de una humilde casa en Pocito # 71, ubicada en la pequeña barriada de Lawton. Era el tercer vástago —luego de Humberto y Osmany— de los emigrantes y republicanos españoles Ramón Cienfuegos Flores y Emilia GorriaránZaballa. Sus progenitores esperaban la llegada de una niña; pero, al saber que otro varón venía a completar su camada, con una franca sonrisa el padre exclamó: “Bueno, de tres, tres… por lo visto los Cienfuegos no se rajan…”. Por el almanaque santoral le correspondía el nombre de Pablo, mas sus padres prefirieron el de Camilo, de origen etrusco en su variante en español.
Se vivían los duros años del machadato; y, aunque la vida siguió su rumbo normal en la familia Cienfuegos Gorriarán, el padre, empleado de una sastrería con trabajo intermitente, tuvo que hacer malabares para sostener la economía doméstica. En el modesto hogar eran bien recibidos los aires revolucionarios de la época, y Camilo, junto sus seres queridos, seguía los avatares de la Guerra Civil en España. En ese momento, no se imaginaban que estaban criando a uno de los que, en futuro no tan lejano, sería protagonista en la liberación del suelo patrio.
Coinciden sus biógrafos en que era un muchacho amante del béisbol, lector voraz, amigo de hacer maldades, amable y risueño, pero muy respetuoso ante sus tareas, solidario y humano. Su corta vida de 27 años, pero colmada de acontecimientos y anécdotas increíbles, hizo a la revolucionaria Vilma Espín referirse al joven guerrillero en una ocasión: “Si nosotros inventáramos un nombre para un personaje de leyenda le podríamos poner el nombre de Camilo Cienfuegos”.
Camilo era bromista hasta en la lucha revolucionaria. Sus incontables ocurrencias, como la de llamar a un perrito con el nombre del dictador Fulgencio, la oportuna idea del detector de mentiras, su iniciativa de animar a las fuerzas en la triste navidad del año 1957, el confundir semilla de júcaro por frijoles, el chiste de proponerle al Comandante Guevara meterlo en una jaula y exhibirlo por toda Cuba…son relatos perpetuados en el imaginario popular cubano; y siguen contándose, cambiándose los detalles, pero manteniéndo la esencia de las historias.
No por gusto mereció ser uno de los héroes de la epopeya cubana con más títulos honoríficos, otorgados espontáneamente por el pueblo,gracias a su valor y lealtad: Comandante del Pueblo, Señor de la Vanguardia, Héroe de Yaguajay, Héroe del Sombrero Alón o Héroe de la Eterna Sonrisa son algunos de ellos.
El Comandante Ernesto Guevara dijo de él: “Camilo fue el compañero de cien batallas, el hombre de confianza de Fidel en los momentos difíciles de la guerra y el luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio un instrumento para templar su carácter y forjar el de la tropa… Camilo era Camilo, Señor de la Vanguardia, guerrillero completo que se imponía por esa guerra con colorido que sabía hacer”.
Camilo supo morir como vivió. Un lamentable accidente nos lo arrebató en el mismo año de la victoria. Merece ser recordado siempre, no solo acercarnos a él en fechas marcadas de febrero u octubre. Tenerlo en cuenta, en tiempos tan burocráticos y frente a obstáculos que parecen infranqueables. Aunque sea para tomar la decisión más simple, cerrar los ojos y preguntarle: ¿Voy bien Camilo? Y seguirle cantando, “porque estás vivo, Camilo, y no porque te hayas muerto!”.
* Doctor en Ciencias. Historiador del municipio de Taguasco.
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