Nada parece haber cambiado en las áreas que conforman la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Josué País, uno de los enclaves campesinos con mayor dispersión de fincas en toda la provincia. Por las zonas de San Pablo, El Capitolio, Pojabo, Los Limpios y los alrededores de Banao tienen sus estancias los más de 200 asociados a una base productiva que sigue halando las entregas de alimentos en uno de los escenarios agrícolas más emblemáticos de Sancti Spíritus.
Tal liderazgo productivo que la CCS sostiene en medio del mar de escaseces y distorsiones que rodea a la campiña tiene entre sus avales la reciente entrega, por onceno año consecutivo, de la condición de Vanguardia Nacional de la organización campesina y se vuelve una ofrenda de respeto al legado que dejó allí Mario Fiallo Massip, el presidente y líder que la pandemia arrancó a la cooperativa y a Banao.
Si las entregas agropecuarias de la Josué País no alcanzan la altura de otros tiempos, mucho tiene que ver el nudo de limitaciones que amenaza con dar jaque al entorno agrario, porque si algo distingue la CCS es contar con campesinos fieles a la tierra y al encargo estatal si de entregar la producción se trata.
GUAJIROS DE ENCARGO ESTATAL
William Gómez Soria puso a un lado su día de cumpleaños y amaneció en la vaquería, porque no hay lluvia o ciclón que lo separe de ese compromiso diario, asevera. Madrugó tanto que Escambray apenas lo pudo ver en pleno camino de San Pablo, de regreso a Banao, para entregar 35 litros de leche de vaca, aporte que va en ascenso al compás de los aguaceros de mayo.
Es el mayor productor de ese renglón en la CCS, Vanguardia Nacional; un campesino tan conectado con el encargo estatal y las necesidades públicas que en tiempos de covid entregó por varias semanas leche, de forma gratuita, al centro de aislamiento que funcionó en Banao.
“La entrega de leche lleva sacrificio, trabajo, hay que producir y cumplir. ¿Cómo?, tengo mis potreros limpios, los chapeo con el tractor, están acuartonados, tengo el ganado concentrado y con su agua fresca. Tengo 34 vacas en ordeño y un plan anual de 18 700 litros de leche; en la seca me defiendo con la caña y el forraje.
“Me deben la divisa del año pasado, 600 MLC, por el sobrecumplimiento que logré, espero que algún día me lo paguen, pero no dejo de entregar la leche. En una zona como Banao es complicado producir leche porque hay que competir con la cebolla, nos sentimos inferiores; desde el precio que tiene la leche, no podemos competir con el precio del jornal de la cebolla y de los demás productos. Los productores de leche nos quedamos chiquitos, un litro lo paga la industria a 20 pesos, el mismo precio que tiene un vaso de guarapo en la calle”, comentó el campesino.
No muy lejos de Banao, tiene la CSS a uno de esos productores que marcan la diferencia, no solo porque al borde de los 70 años sigue embarrado de tierra, sino también porque se cuenta entre los pioneros del cultivo de la cebolla en la emblemática zona. Aseguró Lino Quincoses Yanes que si él conserva salud para trabajar “es por la tierra, la cebolla”, y apuntó: “Como a uno le gusta la función que realiza, pues uno se mantiene”.
“Estoy en el campo desde que nací”, dijo como si quisiera sentar la experiencia al lado de cada palabra. “Bueno, no sé si sigo siendo el rey de la cebolla en Banao, para eso se necesita que esté buena la semilla; lo que sí se la vendo toda al Estado; además, soy de los primeros que sembraron cebolla en Banao, cuando el quintal valía 8 pesos; hoy vale 6 000 pesos, y no te asombres si la cebolla sube más el precio, porque los jornales están por las nubes, hasta 1 000 la mañana”, afirmó el avezado productor.
Además del liderazgo en la producción del bulbo —incursiona a menor escala en otros cultivos—, Lino Quincoses se ha vuelto abanderado de conservación del suelo. “Siembro el bejuco llamado terciopelo para mejorar el suelo, es un fertilizante verde; hay vecinos por la zona que dicen que cuando les doy picadora a esas hectáreas es como incorporarle a la tierra 30 o 40 sacos de fertilizantes. Le he hecho propaganda al terciopelo y tengo hasta semilla; si no hago eso, las aguas me arrastran el suelo”, refirió el campesino.
APOYAR AL PRODUCTOR
Imposible no mirar para la tierra en el contexto del Día del Campesino, aun cuando el contexto agropecuario se presenta retador. Impensable acercarse al sector que sostiene los aportes agroalimentarios en la provincia si se desconoce la realidad del campo hoy. Resulta incoherente negar al aplauso a esas personas que desafían hasta la lógica para hacer parir la tierra a pura voluntad.
Si la provincia mereció la condición de destacada por los resultados del sector cooperativo y campesino tiene entre sus puntos de apoyo los aportes de la CCS Josué País, una cooperativa que pone por delante de los resultados las proyecciones y el necesario crecimiento productivo que exige el momento.
Por eso, desde que asumió las riendas de la cooperativa, Ausberto Lázaro Calvo Vázquez —Bertico, en el mundo campesino— apela al respeto a esos productores que dan todos los días la cara a la tierra. “No tenemos las producciones de otros tiempos, pero el nivel productivo actual se debe a ese deseo de trabajar y al carácter que tiene el hombre del campo”, declaró.
Son estos los mismos resortes que tienen a la CCS incursionando en la siembra de malanga a modo de probar primero para extender la experiencia después, o abriendo la crianza de la codorniz para producir huevos, o empujando la terminación de un mercado en la localidad que modernizará la comercialización.
“No estamos de brazos cruzados, para sustituir la falta de abonos hemos tirado más de 100 viajes de camiones de materia orgánica, identificamos productores que puedan cosechar otros renglones, no solo cebolla; estamos contando con el hombre, el recurso más importante, pero tenemos que atenderlo más porque de ahí sale la comida. Nuestra mayor insatisfacción es que hay un grupo de fincas que todavía no producen lo que deben producir y nos demoramos mucho en hacer lo que tenemos que hacer”, sentenció el presidente de la Josué País.
Ese reportaje parece de otro país no de cuba . Sin combustible, sin recursos ? Producimos y producimos pero al final no se ve en el plato del cubano común . Un plátano macho a 30 o 50 cup el plátano , una libra de tomate a 70 cup , el arroz por los cielos , la leche que no se ve , esos son los precios de algunos productos de la mesa del espirituano , espirituanos que muchos al igual que el 99 %de la población del país depende de un salario que honradamente no da para vivir ni para comer .lo peor es que estos reportajes cosméticos no resuelven nada y la vida sigue igual para los que por patriotas decidieron o toda costa quedarse en esta isla . Yo sé que no lo publicarán pero por lo menos vean la opinión del pueblo.