La batalla de Cangamba, desarrollada del 2 al 10 de agosto de 1983, sigue presente hoy en la memoria histórica de Cuba por la heroica resistencia de sus protagonistas: combatientes de este país caribeño y angolanos.
La contienda es considerada un hito militar, que marcó pautas en la guerra librada por Angola, con la ayuda de la mayor de las Antillas, para preservar su independencia e impedir una invasión de Sudáfrica por su frontera sur y de la contrarrevolución encabezada por la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (Unita).
Durante los combates, las posiciones defendidas por combatientes internacionalistas de la isla y de las Fuerzas Populares de Liberación de Angola (Fapla) en el poblado de Cangamba, provincia de Moxico, fueron sitiadas por una agrupación del ejército sudafricano y la Unita.
El objetivo estratégico de la Unión Nacional era aislar a la demarcación, impedir la llegada de refuerzos, para posteriormente apoderarse de Luena, ciudad que pretendían proclamar la capital de una llamada ‘República Negra’ escindida de Angola, en busca de reconocimiento internacional.
Según apuntes históricos, Moxico se había convertido en una importante vía para el paso de fuerzas y medios de la Unita hacia la parte central país.
La organización, dirigida por Jonas Savimbi, envió hacia Cangamba alrededor de tres mil hombres, divididos en dos brigadas semirregulares, dos batallones independientes y una compañía de destino especial.
Las filas de la isla estaban compuestas por 82 combatientes y después se incorporaron 184 más, mientras que las Fapla contaban con poco más de 800 hombres.
En esos días de batalla, los cubanos y angolanos lograron imponerse a los invasores y en opinión del Héroe de la República, coronel (r) Fidencio González Peraza, quien fue jefe de las tropas de la isla, la victoria se debió al apoyo imprescindible de los pilotos de combate y a las tropas de Destino Especial que debilitaron el cerco.
Así como, agregó, a la conducción militar del Comandante en Jefe (Fidel Castro) desde La Habana y el alto mando en Angola.
González Peraza, en el marco del 30 aniversario de los combates, expresó al diario Granma que Cangamba fue una prueba de resistencia para sus protagonistas, con muchas aristas trágicas, más allá de la zona de combates que dejó un saldo de 27 cubanos heridos y 18 muertos.
El 7 de agosto de 1983, el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, envió una carta a los combatientes del país caribeño en la cual los convidó a seguir luchando y que tuvieran confianza en las tropas encargadas del rescate.
«Que Cangamba sea un símbolo imperecedero del valor de los cubanos y angolanos; que Cangamba sea ejemplo de que la sangre de angolanos y cubanos derramada por la libertad y dignidad de África no ha sido en vano», destacó el Fidel Castro en la misiva.
Junto a las batallas de Cuito Cuanavale, Quifangondo, Cabinda, Ebo, Sumbe, Cangamba quedó inscrita en las páginas de la historia de la epopeya de la nación africana, extendida por 15 años ante los insistentes ataques a su soberanía.
La tradición de solidaridad entre ambos pueblos pervive hasta hoy, cuando profesionales cubanos de diversas ramas cumplen misión internacionalista en tierras del continente africano.
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