Hace 13 años, el reverendo Lucius Walker, entonces director de la Fundación Interreligiosa Pastores por la Paz, caminó entre los espirituanos como uno más. Venía al frente de la XXI Caravana de la Amistad Estados Unidos-Cuba.
Eran 25 miembros de esa iniciativa solidaria, que conocieron en Yaguajay de la grandeza épica y humana del Comandante Camilo Cienfuegos; que conocieron cómo el amor alejaba la soledad en los muchachos y muchachas, acogidos por esa fecha, julio de 2010, en el Hogar de Niños sin Amparo Filial, de la ciudad espirituana.
Es saludable recorrer esa memoria, en tiempos en que ciertos olvidadizos optan por aplicar los mandatos de la desmemoria. En este julio, la Caravana Pastores por la Paz ha vuelto a pisar tierra cubana, y se vio a sus integrantes frente a los muros del cuartel Moncada para conmemorar los 70 años de aquella gesta, encabezada por Fidel.
En no pocas ocasiones, el reverendo Lucius Walker, fallecido en septiembre de 2010, le tendió la mano al líder cubano; en no pocas ocasiones, también, Fidel le agradeció públicamente al amigo estadounidense la osadía de enfrentar, cara a cara, la política de hostilidad de la Casa Blanca contra la Revolución, que alcanza su cota máxima en el bloqueo económico, comercial y financiero.
Ocurre así desde 1992, cuando los Pastores por la Paz arribaron por primera vez a suelo cubano. Desde entonces lo han hecho en 33 oportunidades; únicamente la pandemia de la covid les colocó una pausa a los caravanistas en el 2020. Y apenas Cuba inició la reapertura gradual de sus fronteras a visitantes foráneos, los miembros de la Caravana XXXI fueron uno de los primeros grupos en llegar al Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana.
En mayo de ese propio año, Gail Walker, hija de Lucius y continuadora de su proyecto solidario, lo había anunciado: “Estamos decididos a ir este año para traer la mayor cantidad de gente posible a Cuba”.
Apegada a su propósito fundacional, la Caravana Pastores por la Paz volvió sobre sus pasos en este julio vestido de rojo y negro. Retornó y trajo a cuestas más de dos toneladas de medicamentos comprados y recolectados en Estados Unidos. Y, pese a la cotidianidad del gesto, el agradecimiento siempre renace y despierta la memoria; y asida a esa memoria continúa la visita del reverendo Lucius Walker, quien en el 2010 recorrió esta tierra del centro de Cuba como un espirituano más.
(Con información de Escambray y Prensa Latina)
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