Ni los mismísimos operarios que llevan muchos años enrolados en la manipulación de los sacos de azúcar creyeron poder vencer el encargo dado por el país al central Melanio Hernández: elevar el nivel de ensaque a un ritmo diario que representaba duplicar la capacidad acostumbrada para enviar el producto a provincias como Pinar del Río, La Habana, Villa Clara, Ciego de Ávila y Las Tunas, además de Sancti Spíritus.
La petición de incrementar los niveles de azúcar ensacada en el ingenio de Tuinucú con destino a la distribución de la canasta básica originó desde mediados de año una operación en la línea de ensaque tan inusual, que desde entonces los horarios mezclaron el día y la noche, fue preciso ubicar una cocina móvil para mayor aprovechamiento de la jornada, en tanto los operarios redujeron las tradicionales vacaciones de verano con tal de responder al encargo.
Una verdadera proeza cuya visibilidad, más allá de Tuinucú, estuvo a punto de quedar también ensacada; más Escambray llegó a tiempo para desempolvar la historia de 18 operarios que desde hace casi seis meses han pasado más horas entre sacos de azúcar y esteras, que en sus casas.
La magnitud adquirida esta vez por la zafra del ensaque, la revela Osmel Rodríguez Conesa, jefe de piso en el área de azúcar del central. “Hemos estado entregando todos los días, en sacos y en tolvas de ferrocarril, entre 170 y 200 toneladas diarias, cuando aquí los niveles normales oscilan entre 75 y 80 toneladas, esa fue siempre la capacidad, ni nosotros nos creíamos que podíamos rebasar ese tope; si alguna grandeza hay, es que lo hemos hecho con la misma brigada y el mismo personal”.
Para explicar tamaña laboriosidad, Rodríguez Conesa pondera el esquema de atención al colectivo, desde los alimentos, hasta un sistema de estímulo salarial a partir de la cantidad de azúcar repartida en cada jornada y que recompensa el esfuerzo. “Se han trabajado muchas más horas de lo que usualmente ocurre en el área, pero los ingresos alcanzan los 13 000 y 14 000 pesos”.
De acuerdo con la propia fuente, para el engranaje de la distribución de azúcar hacia varias provincias ha resultado vital no solo el aporte del colectivo, también la disponibilidad de medios de carga. “El transporte que se ponga aquí, nosotros somos capaces de cargarlo, aunque terminemos de noche, esa ha sido la meta”, enfatizó.
“Cuando llegó la encomienda de multiplicar la entrega de azúcar diaria —añadió—, no te voy a decir que lo vimos fácil, pero este es un buen colectivo y no tranza con la palabra imposible. Nunca habíamos trabajado con niveles tan altos de extracción, inclusive, varias veces hemos hecho las dos tareas a la vez: llenar tolvas por un lado y ensacar por el otro, algo difícil de lograr”.
Ha sido un esfuerzo sobrehumano lo que han hecho esos trabajadores para responder al país con la distribución del azúcar de la canasta, aseguró Radamés Rodríguez Palmero, administrador del central Melanio Hernández.
La empresa puede llevar el salario a esas cifras y ESTA MUY BIEN por el esfuerzo que hacen esos obreros. Habria que ver que vamos a hacer con otros obreros que son presupuestados y a pesar de realizar muchismos esfuerzos reciben 3 veces menos