Una vez que en la tarde de este martes se hizo el recuento de todo lo emprendido durante el 2022 por la ciencia cubana, en materia de salud, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, dijo a sus interlocutores desde el Palacio de la Revolución: «Felicitaciones por los resultados. De todas formas no nos podemos confiar; y hay que ir por más».
Sucedió en la habitual reunión de expertos y científicos para temas de salud, justamente después del punto en la agenda que versó sobre «La Ciencia en salud en Cuba en el año 2022. Desafíos para el 2023», cuya exposición estuvo a cargo de la Dra. Ileana Morales Suárez, Directora de Ciencia e Innovación Tecnológica del Ministerio de Salud Pública (Minsap).
El Jefe de Estado expresó que de los logros alcanzados, de todo lo hecho, se deriva un aprendizaje sustancial, consistente en que «no en todos los organismos del país, ni en todas las instituciones, estamos al nivel —en materia de ciencia e innovación— que tenemos en el Ministerio de Salud Pública, y que tenemos en BioCubaFarma».
En su opinión los altos niveles de desarrollo mostrados por quienes se han destacado en la tarea de defender la salud, fueron los que hicieron posible «enfrentar un problema complejo con eficiencia, con eficacia, como el de la COVID-19». Y seguidamente compartió interrogantes que gravitan directamente sobre el bienestar de los cubanos:
«¿Cómo trasladamos esto? ¿Cómo crecemos en el resto de los ámbitos del país, con estos resultados? ¿Cómo logramos construir esa conciencia de que hay que ir a la investigación científica, de que hay que ir a la innovación —que es precisamente el propósito, el objetivo fundamental del sistema de ciencia e innovación, que pone a la ciencia y a la innovación como pilar de la Gestión del Gobierno?»
«¿Cómo lograrlo?», insistió el dignatario en un encuentro que también contó desde la presidencia con el Miembro del Buró Político y Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz; así como con los viceprimeros ministros Inés María Chapman Waugh, y Jorge Luis Perdomo Di-Lella.
Díaz-Canel Bermúdez planteó las interrogantes porque, como también reflexionó, «tenemos otros problemas complejos». Y enumeró entonces la alimentación de la población; los problemas medioambientales que tiene la Isla; el desarrollo económico del país —desafío «que se puede fragmentar en todo un grupo de problemáticas, y al que tenemos que aplicarle también ciencia e innovación»—.
«¿Cómo convertimos este ejemplo, en el menor tiempo posible (el realizado por la ciencia cubana en materia de salud), en algo que sea regla y no excepción?». Definió el tema como un aprendizaje que no puede dejarse de la mano; porque «es sumamente elocuente cómo haciendo uso de la ciencia y la innovación pudimos enfrentar un problema complejo (el de la covid19), que hoy sigue siendo complejo para el mundo».
El Presidente cubano reflexionó sobre la necesidad de extender el éxito de nuestros expertos y científicos del universo de la salud, a «otros ámbitos del desarrollo del país», porque Cuba sufre un bloqueo recrudecido, con niveles de ingresos que no satisfacen las necesidades crecientes. Tal realidad, razonó, plantea como camino vital el de la ciencia y la innovación, «que es el que nos va a dar otras posibilidades, otras capacidades».
Lo hecho por la ciencia cubana en materia de salud, afirmó el mandatario, es «un ejemplo de cátedra» si de innovación se trata, pues en esa saga «hay intersectorialidad, hay interdisciplinariedad, hay enfoques integrales, hay poblemáticas abordadas desde las ciencias sociales —no solo desde las ciencias médicas, ni solo desde la ingeniería genética—: aquí está casi todo lo que hay que seguir para lograr una cadena de innovación en la atención a un problemas complejo».
Sobre la covid19 que todavía «está bastante presente» a nivel global, el Jefe de Estado elogió los modos en que Cuba eligió «el enfoque de los sistemas inclusivos, de lo que es emancipador». La pandemia, reflexionó el dignatario, puso en entredicho el pensamiento neoliberal: con ella «se demostraron las brechas que existían entre países pobres y países ricos», y salieron a la luz, con total crudeza, las insuficiencias de los sistemas de salud del planeta.
Todo puso al descubierto la naturaleza «de países ricos que están montados sobre un concepto neoliberal, que pueden tener todo el dinero del mundo y sin embargo no resuelven el problema porque el enfoque es comercial. Esto ha demostrado también la falsedad y la hipocresía de las transnacionales biofarmacéuticas, que también han tenido una posición de no resolver el problema de la enfermedad, para que haya que seguir gastando en medicamentos. Aquí hay procesos que hay que estudiar ahora», y ante los cuales, dijo, hay que buscar conclusiones.
El aprendizaje del 2022
Al compartir una rica información alusiva a «La Ciencia en salud en Cuba en el año 2022. Desafíos para el 2023», la Dra. Ileana Morales Suárez mencionó —entre otras verdades que estremecen al mundo y que son reconocidas por entidades internacionales de prestigio— que gran parte de las olas de COVID-19 no están siendo impulsadas por subvariantes de preocupación del virus, sino por el comportamiento social en cada latitud del orbe.
La experta describió el panorama mundial marcado por la desigualdad. Apuntó que hay 83 países con menos del 50 por ciento de su población vacunada; y que 34 naciones tienen menos del 25 por ciento. Al entrar en detalles, expuso que solo el 17,3 por ciento de las naciones superan el 90 por ciento de su población completamente vacunada.
El mundo, dijo la doctora, está sufriendo lo que se ha dado en llamar la «fatiga general de las vacunas». Ya sea por los movimientos antivacunas, o por falta de recursos, lo cierto es que tal cansancio está costando vidas. A veces, meditó Ileana Morales, el que puede vacunar no quiere hacerlo, y el que muestra voluntad no tiene las posibilidades: «Es una contradicción tremenda».
Ante tal panorama, y tal como resaltó la doctora, Cuba muestra cifras modélicas en relación con los procesos de inmunización, y lidera en varias listas. Al referirse a lecciones que dejó a la ciencia cubana la lucha contra la COVID-19, la experta habló de una forma superior de gestión de la investigación y de la integración; del papel determinante de la atención primaria de salud; y de una mayor vigilancia.
Igualmente hizo alusión a un enfoque epidemiológico que va más allá del plano descriptivo; de la atención estratificada a los vulnerables; del sentido de urgencia para las investigaciones; de nuevos protocolos de actuación; y de mirar con ojos renovados la participación de la comunidad en el enfrentamiento a problemas complejos.
La viceprimera ministra, Inés María Chapman Waugh, valoró la sistematicidad, la celeridad y la receptividad con que se ha trabajado, todos los días, en todos los proyectos; en una integración que sumó a varios organismos.
Todo lo hecho por nuestros expertos y científicos ha llevado a recoger frutos como los pronósticos dados en la reunión de este martes por el Dr. Raúl Guinovart Díaz, decano de la Facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana: «Lo que se espera para los siguientes días es que se mantenga el control de la COVID-19».
Ese resultado deja en pie, como afirmó el profesor, que las vacunas, y la estrategia para aplicar ese logro de la ciencia cubana, han tenido resultados muy notables en 2022. Es esa una premisa gracias a la cual hoy puede hablarse de «una situación de normalidad».
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