A Norgis Valentín Hernández no le tiembla la palabra y se le ilumina la mirada cuando certifica, con absoluta seguridad, que los manglares del Parque Nacional Caguanes (PNC) que él dirige, muestran alentadores signos de recuperación.
“Si duro nos golpeó el huracán Irma, que dañó con saña más de 2 300 hectáreas de mangle, así de intenso ha sido el trabajo de todo el equipo y muchos colaboradores”, refiere cuando habla de un presente distinto e incluso con mejores perspectivas.
Tras el paso del evento meteorológico los hombres y mujeres del PNC enfrentaron el saneamiento de las áreas devastadas y potenciaron el monitoreo, que es permanente y vital.
Apunta Valentín Hernández que monitorear de manera constante les revela desde aquel entonces dónde están los principales focos para actuar sobre ellos y cómo hacer en aras de una recuperación rápida y eficiente.
“Las poblaciones de mangle rojo y negro crecen a partir de la regeneración natural ayudada por la acción directa en las áreas, limpiándolas de todo lo que pudiera afectar esa manera de supervivencia, hasta las de siembra, ambas muy efectivas.
“Y progresa la recuperación del gran manglar en medio de sequías prolongadas, de un irregular período de lluvia y de la elevación del nivel del mar, que crea inestabilidades en el ecosistema y en el quehacer en ese escenario, pero el empuje, la dedicación y el compromiso del colectivo supera todos esos obstáculos”, refiere.
Entre las tantas tareas, fue imprescindible limpiar a fondo en las lagunas costeras los canales que las alimentan de agua dulce derivada de los escurrimientos de la lluvia, de los arroyos y riachuelos, para asegurar la salud del manglar.
También se logró una sana conspiración con los habitantes de las zonas del escenario para hacerlos partícipes imprescindibles en la recuperación de los manglares, multiplicando conciencia para el mejoramiento, conservación y uso de los recursos naturales.
“Les posibilitamos utilizar recursos maderables en deterioro para necesidades hogareñas, hacer carbón y también para diversas construcciones, les hacemos partícipes de nuestras necesidades y empeños y hoy hay más conciencia que indisciplina.
“La educación ambiental, el quehacer con mujeres y niños y la inserción de varios proyectos internacionales son un sostén elemental, y todo, en su conjunto, nos posibilita afirmar hoy que los manglares del PNC sostienen el sendero de la recuperación”, afirmó Norgis.
El PNC tiene muchas riquezas naturales por enseñar, continúa revelando perspectivas para la ciencia y posee un potencial extraordinario, con elementos únicos en el Caribe, que abren las puertas a que se convierta más que en un producto turístico, en un destino de turismo de naturaleza y científico.
Sus humedales, sus exclusivos cayos de Piedra, su exquisita biodiversidad, un sistema cavernario con más de 60 sitios arqueológicos, que entre otras maravillas resguardan unas 1 200 representaciones de arte rupestre, son algunas de las revelaciones del Parque Nacional Caguanes, adscrito a la Reserva de la Biosfera Buena Vista y declarado Sitio Ramsar en el año 2000.
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