Del bate de sus hombres claves, la ofensiva hizo lo que tenía que hacer y haló a Cuba a su primer triunfo en el Quinto Clásico Mundial de Béisbol al derrotar fácilmente a Panamá con marcador de 13-4 para mantenerse aún con respiración artificial en sus aspiraciones de clasificarse a la fase de cuartos de final.
La rebelión ofensiva tuvo una expresión concreta: 21 hits y 13 carreras, la mayor producción de una selección cubana en este tipo de evento.
Aunque dejó intactos los turnos 2-3, ocupados por Yoan Moncada y Luis Robert, improductivos hasta entonces, Armando Johnson hizo los cambios que hace rato le pedía el terreno y envío al banco a Yoenis Céspedes y Lorenzo Quintana, reintegró a Roel Santos en su primer bate y ¿protegió? la receptoría con Ariel Martínez.
Desde el primer capítulo los cubanos salieron agresivos y, aun cuando no produjeron a su antojo, aprovecharon al zurdo Andy Otero, un hombre sin mucho en la bola y al que le marcaron una en la primera entrada ayudado por toque de hit de Santos, robo de segunda de este y hit impulsor de Alfredo Despaigne. La segunda sobrevino en la segunda entrada por dobletes sucesivos de Yadir Drake y Yadil Mujica.
Pero los fantasmas que han rodeado la selección desde su inicio comenzaron a rondar en el Estadio de Béisbol Intercontinental de Taichung, cuando un cuadrangular de Rubén Tejeda ante los envíos de Ronald Bolaños trajo dos para el plato gracias al hombre que fue a primera base por error de Moncada en tercera.
Tras el empate, sobrevino rápido la ventaja. A Ronald Bolaños no le bastaron sus envíos de hasta 97 millas y los itsmeños le hicieron saltar del box y se fueron encima en el marcador 4-2.
Por suerte, el derecho Carlos Juan Viera hizo esta vez un buen relevo y paró en seco a los panameños. Del lado opuesto, parecía una película repetida cuando en varios capítulos los cubanos amagaron, pero no concretaron.
Hasta que, en el sexto, apareció el primer racimo de los nuestros en esta lid, aunque no tan grande de tres carreras, pero suficiente para que Cuba tomara ventaja definitiva de 6-4, en una rebelión en la que tuvo que ver el despertar del letargo ofensivo del dúo mayorliguero: Moncada-Luis Robert.
El séptimo sí fue más suculento, tanto como de cinco carreras, como para sentenciar el partido, al que le agregaron otras dos en el octavo.
Para que no se escapara la victoria ya garantizada, Luis Miguel Romero, soberbio del cuarto al séptimo, y para darle uso a su brazo; desde el séptimo entró al montículo por primera vez en el evento Frank Abel Álvarez y, pese al repunte ofensivo, se repitieron deslices en el corrido de bases.
El triunfo los mantiene aún con respiración artificial y habrá que esperar por el desempeño del resto de los encuentros del grupo A, pues a todo lo que puede aspirar la selección antillana es a que, en un potencial empate entre varios elencos, la fórmula del TQB les favorezca.
Por si le interesa entender el enredo, el término inglés Team Quality Balance, conocido por sus siglas TQB, es un criterio de desempate que tiene en cuenta la fórmula que resuelve dos operaciones matemáticas: dividir el número de carreras anotadas entre los innings jugados a la ofensiva y luego dividir el número de carreras permitidas entre los innings jugados a la defensiva. Los dos resultados obtenidos se restan. Así se definirían los clasificados.
Este viernes será día de descanso para Cuba y el sábado al filo de las once de la noche se despedirá de la fase clasificatoria vs. los locales.
Hasta entonces se mantiene con respiración artificial, pendiente de lo que hagan sus rivales de grupo y hasta apelando a la suerte como uno de sus aliados.
Una golondrina no hace Primavera