Hasta hace apenas unos días, cuando una placa se lo confirmó varias semanas después del fuerte golpetazo que selló su suerte en los Juegos Panamericanos de Chile, el gimnasta Diorges Escobar Olmo no supo bien el tamaño de su hombrada.
Mucho menos se explica cómo pudo competir en seis aparatos tras caer de espaldas en plena fase de calentamiento, cuando una liga vieja le jugó una mala pasada y lo derribó desde lo alto.
Mas, ello bastaría para realzar los méritos que lo definieron como el mejor atleta del 2023 en deportes individuales de la provincia, en un año en el que destaca su título centroamericano en el all around en San Salvador, donde obtuvo, asimismo, un oro en barra fija y plata por equipos, además de ser el único cubano en asistir al Mundial de Amberes.
“La lesión que tuve fue dura, me hice una placa y un ultrasonido la semana pasada y tengo casi todas las vértebras torcidas. Además, tengo calcificación en el hombro a un centímetro de la piel… La verdad ni yo sé cómo pude seguir, no sé si fue la adrenalina, también me estaba jugando el cupo de los Juegos Olímpicos, no quería parar y perderme esa oportunidad.
“Al final también estoy adaptado a aguantar esos tipos de dolores, pero nunca había tenido una lesión así en la espalda, no se lo deseo ni a mi peor enemigo, porque es un dolor insoportable. En el cuarto aparato me empecé a enfriar y ahí me dio el dolor de verdad, ya en los dos últimos aparatos, que fueron manos libres y arzones, era mucho más fuerte, me molestaba mucho”.
Porque ni el trauma pudo más que sus deseos y la insatisfacción que le dejó Santiago de Chile tras descorrer sus cortinas, Diorges, aún sin diagnóstico, aceptó el desafío de los aparatos: “Llegué aquí y no pude tratarme de inmediato. Dos días después de llegar de los Panamericanos vino el equipo de selección de Colombia para una base de entrenamiento y competí con ellos, porque tenían la competencia nacional en su país, tenía que descansar porque todos los días amanecía con dolor en la espalda, tenía que estirarme y hacer cualquier ejercicio que me relajara el músculo, pero me sentí motivado y así mismo lo hice”.
Para suerte suya —y sobre todo de sus vértebras, que precisan ordenarse—, los tratamientos iniciaron. “Apenas la semana pasada fue que comencé la fisioterapia porque el médico estaba de vacaciones y pude tirarme la placa, lo que me queda es enderezarme las vértebras, ponerlas en su lugar, porque aún están torcidas, y en el hombro me dan ondas de choque y ondas cortas”.
Lo que tiene por delante en el 2024 no le permite reposar, sobre todo porque, escabullidas las opciones que tuvo este año, la presencia en París pende de su esfuerzo, su talento y su capacidad.
“Me estoy preparando para las Copas del Mundo, la primera en febrero en Egipto, la segunda a principios de marzo en Alemania y la tercera creo que es en abril en Turquía, pero esta última depende de lo que haga en las dos primeras, se trata de acumular puntos para clasificar a los Juegos Olímpicos.
“Es por aparatos y voy en manos libres, en paralelas y barra fija, que son las más fuertes que tengo, y en todas tengo que quedar entre el primero y el segundo. Tengo que aprovechar esa oportunidad, ya todos los fuertes están clasificados, la mayoría están a mi nivel o por debajo, pero no puedo confiarme y cometer los mismos errores de este año”.
De tal suerte, Diorges, quien debía festejar a esta altura de un año que para él tuvo miles de colores, prefiere hacerse su propio ultrasonido. “Este año ha sido de todo, de alegría, emoción, tristeza, por pasar cosas inolvidables en todos los sentidos. También aprendí muchas cosas, me alegro por lo de los Centroamericanos, el Mundial…, pero no quedé conforme con lo de los Panamericanos. Creo que podía dar más, lo que pasa es que no tuve una buena preparación y me chocó mucho, hasta en los implementos siempre me pasaba, todos los días era algo distinto.
“Creo también que estaba muy confiado, me relajé demasiado, quizá el hecho de ser campeón centroamericano me pasó factura y me sentí presionado porque me jugaba la clasificación para la Olimpiada”, apunta.
Por eso ahora prefiere dar una vuelta de página y dejarlo todo donde mismo ocurrió: “Voy a entrarle con seriedad, tener confianza en mí y de que sí puedo, aunque tampoco es que vaya a ir confiado del nivel que tengan mis rivales, creo que por eso me pasó lo que me pasó en los Panamericanos, no puedo cometer más ese error; pero ya a ese paso iré con una mentalidad más fuerte. Voy a meterles duro a las Copas, son mi última oportunidad”.
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