En medio de la vorágine beisbolera que vive Cuba con la finalísima de su Serie Nacional, otros temas paralelos coexisten cuando la temporada está a punto de su recuento final.
Justo en ese epílogo se inscriben varios hechos que marcaron la campaña, entre ellos el desempeño de dos lanzadores espirituanos inscriptos en el grupo de los mejores relevistas de la justa: Yanielkis Duardo y Yankiel Mauris.
Utilizados todo el tiempo en rol de reemplazos, con 33 y 27 juegos relevados, respectivamente, solo dos lanzadores de los Gallos intervinieron en más cantidad de partidos que ellos: José Isaías Grandales y Fernando Betanzos. El aporte fue mucho más significativo si miramos los salvamentos, pues se echaron sobre sus hombros el peso en ese rol, con 24 de los 25 encuentros en que se necesitó de un auxilio en momentos de apuros. Y eso significó que el dueto interviniera en casi el 60 por ciento de los triunfos de su elenco (41).
En el caso de Duardo, sus impresionantes números lo llevaron por primera vez a figurar en el Todos Estrellas de la serie como el mejor relevista. El trinitario fue líder en juegos salvados (16) y en partidos lanzados y relevados con 33. En 55 innings trabajados acumuló un PCL de 1.15 y solo 161 de average de los contrarios, con balance de seis victorias y cuatro derrotas.
“Hice el mismo entrenamiento de todos los años, aunque la experiencia va siendo otra y el pensamiento no es el mismo. Miro siempre los juegos para ver qué lance le hace daño al contrario.
Ha hecho de la paciencia un sacerdocio. “Es muy importante no apurarte a la hora de lanzar para que el lance no te cueste el partido. Al momento de ir a pichear tienes que venir concentrado al box, no te puedes desesperar, casi siempre vengo en momentos difíciles para el juego, es decir, con hombres en base, por eso me concentro en el bateador”.
Sus números dicen de lo difícil que se le hace batear a sus contrarios. “Lanzar pegado, se lo digo a los muchachos, para mí y muchos es el lance más difícil para batear”.
En el caso de Mauris trabajó en 62.2 innings, relevó 27 juegos con 3.30 de PCL, 257 de average de los contrarios y balance de siete triunfos y un revés, además de sus ocho salvados. Nada excepcional hizo para tal rendimiento, tal como él mismo reconoce: “He hecho siempre el mismo trabajo, estoy adaptado a venir en cualquier momento del juego, ya sea desde el primer o segundo innings que en el séptimo o el noveno”.
El taguasquense brilló en cuartos de final en el pareo Sancti Spíritus-Industriales, en el que se erigió como domador de leones, pues dos de las tres victorias de los Gallos fueron a su cuenta en las tres salidas que realizó, y en total durante 11 entradas no permitió carreras.
Nunca, eso sí, reveló las armas para apaciguar la furia ofensiva de los capitalinos, que solo le conectaron tres hits. “Ellos la saben, no es que le haya tomado la medida a Industriales, solo hice la estrategia que tenía pensada”.
Por ese dominio algunos pensaron en él como abridor cuando los Gallos necesitaban ganar el sexto partido para empatar, pero casi hizo una apertura cuando entró en la segunda entrada a reemplazar al abridor Grandales y caminó seis innings. “Sí, muchos hasta me escribieron de por qué no abría, pero siempre estuve dispuesto y preparado a hacer lo que al equipo le hiciera falta”.
Efusivo y retador, Mauris disfruta cada salida y cada hombre dominado. Está en su carácter, su temperamento y también en cierta arma peculiar en ese duelo pitcher-bateador. Eso le ayuda a salir de apuros y a enfrentar otras limitantes que sus pocas libras le provocan y de las que no siempre se entera la afición, como en el famoso sexto juego de cuartos de final, cuando había lanzado más de cinco innings y tenía ya la victoria en el bolsillo. “Casi siempre me pasa, terminé con la columna y los dedos desbaratados, pero había que salir para la lomita como fuera y ganar a como fuera”.
Aunque no corrió la misma suerte, Duardo fue protagonista también en cuartos de final. Lanzó en tres de los siete partidos con una derrota como saldo final de los siete innings lanzados con dos carreras permitidas, una de ellas sucia, que fue la del séptimo y definitivo partido cuando caminó cuatro y un tercio, un tramo que habitualmente no hace. Mas, ni siquiera el wild pitch que le abrió las puertas a la carrera del gane de los Azules empaña todo cuanto hizo en la campaña. “Estoy adaptado a lanzar casi diario, por eso siempre estoy dispuesto…, ese momento es difícil de olvidar, porque sigue saliendo en las conversaciones…, pero bueno”.
Ambos pudieron integrar el elenco a los Juegos Centroamericanos y del Caribe en San Salvador, mas no llamaron la atención de directivos y federativos del béisbol. Sin embargo, ambos buscaron otros asideros que, al final, se tradujeron en bien para su elenco. Para Duardo lo suyo es “seguir luchando, muchos se han acercado a mí para preguntarme o darme su opinión sobre eso, pero, me llamen o no, salgo con la inspiración de mi familia y la afición, que nos sigue en el estadio”.
En tanto, Mauris sostiene: “Nunca bajé la cabeza cuando me dejaron fuera del equipo Cuba y me dije: bueno algún día tendrán que llevarme y espero este sea el momento”.
Lo más cercano ahora es la preparación para la segunda Liga Elite. Entonces Sancti Spíritus se volverá a prender de sus brazos. La garantía de tranquilidad la resume Mauris: “Siempre que venga yo delante y Duardo detrás, o al revés, es al seguro”.
El relevo es muy importante en el béisbol moderno nuestra provincia cuenta con dos de los mejores en el país, felicidades para esos dos grandes que aportaron mucho a la causa de los gallos.