Frente al aula pierde todos los miedos. Escogió un camino y se reconforta con ese empeño: ser maestro, una de las profesiones más dignas y hermosas que existen.
Allí, en una de las aulas de la Escuela Primaria Rural Félix Mario Jorge, de la comunidad La Lolita, perteneciente al municipio espirituano de Yaguajay, Elian Arcia García asume la enseñanza de seis alumnos, de primero, cuarto, quinto y sexto grados. Con apenas 20 años, este muchacho deposita la sabiduría en esos pequeños, con el propósito de convertirlos en personas de bien, una actitud que heredó de sus primeros maestros, a quienes les debe haber escogido esta profesión.
De lunes a viernes este joven pedagogo se traslada desde Perea hasta este sitio para hacer lo que más le apasiona: enseñar. Y es que desde octavo grado ya Elian tenía claro que su futuro sería el magisterio.
No reniega del tiempo que permanece delante de la pizarra esbozando trazos, delineando letras y números, o enseñando a calcular. Para él, vale oro el arte de educar.
Con este pensamiento ha logrado asumir la responsabilidad de impartir clases a diferentes grados en una misma aula, un reto que puso ante sí la vida en su primer curso de trabajo. Mas, este recién graduado de las escuelas pedagógicas Vladislav Volkov y Rafael María de Mendive, de Sancti Spíritus, cuenta con el apoyo y el asesoramiento de maestros de experiencia de la zona rural a la que pertenece.
“Es difícil trabajar con niños de diversos grados en una misma aula, pero se logra. Por ejemplo, la clase de primer grado tiene que ser diferente, no se puede parecer a ninguna otra. Además, a los niños de primer grado hay que dedicarles mucho más tiempo.
“Aquí valen mucho el sacrificio, los medios de enseñanza que uno sea capaz de crear, la vinculación con la familia, y la sistematicidad de todos los días”, cuenta y la certeza de sus palabras aflora en el quehacer de la Escuela Primaria Rural Félix Mario Jorge.
Si bien es cierto que el presente curso escolar ha marcado el comienzo de Elian en el mundo de la pedagogía, no hay dudas que su preferencia por la Enseñanza Primaria nace del amor que siente por los infantes, debido a esa suerte divina de ver su transformación y avance en los primeros años de vida.
“De todos los grados de este nivel educativo, me gusta trabajar con los niños de primero. Es un privilegio verlos aprender a leer y a escribir. Para mí ha sido una experiencia muy linda, porque nunca pensé que podía trabajar con ellos”, refiere el maestro, mientras le orienta un ejercicio de cálculo a una de sus alumnas.
La Escuela Félix Mario Jorge es el orgullo de la comunidad La Lolita. Sus aulas resultan espaciosas y destilan saberes por doquier. En los murales, en los medios de enseñanza y en sus alrededores permanecen las huellas de varias generaciones de educadores que han hecho brillar este plantel.
Por ello, Elian agradece desempeñarse en esta escuela rural. “Me gusta trabajar en este lugar. Los niños, las familias y la comunidad son maravillosos. Aquí, a pesar de la lejanía, existen todas las condiciones para impulsar el aprendizaje”, confiesa el joven pedagogo.
A sus cortos 20 años de edad, Elian saborea los encantos del magisterio. Sus alumnos son más que números o notas a calificar. Todos ellos ya forman parte de su vida.
“Cuando estás frente a un aula, te das cuenta de lo lindo que es ser maestro, porque enseñas a los niños y los preparas para la vida. El magisterio significa, además, ser ejemplo para mis alumnos y la comunidad. Ser maestro es una de las responsabilidades más grandes que pueda tener una persona”, concluye. A Elian Arcia García le queda mucho camino por recorrer en el magisterio. Mas, según cuenta, seguirá el trayecto desde la Escuela Primaria Rural Félix Mario Jorge, de la comunidad La Lolita, ese centro que lo recibió hace un año atrás, y que le ha mostrado cómo encumbrar el aprendizaje y los principios más sanos de la virtud.
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