El Primero que fue el 5 (+fotos y videos)

El temporal intentó aguar la fiesta proletaria. Y por aquello de que “más vale un por si acaso” que un “quién lo hubiera sabido”, la celebración en las calles y en las plazas del Día Internacional de los Trabajadores se pospuso lógicamente del Primero de Mayo para el día 5, de lunes para viernes, y otro pronóstico se cumplió: la lluvia de espirituanas y espirituanos desfilando en ciudades y poblados.

Lluvia, sí, también de banderas, de manos aferradas a banderas, banderas que otros buscan que las dejemos caer al igual que las espadas mambisas al final de la Guerra Grande; como si nos hubiésemos olvidado de la alerta martiana.

Ello no acontecerá; así lo indica lo vivido en la madre de nuestras plazas, la del Mayor General Serafín Sánchez Valdivia. Lo indica la lluvia de pasos y voces ante los ojos del guerrero. Ayer, ojos vivos y mambises; hoy, ojos de bronce, pero también vivos, mambises y rebeldes.

Desde lo alto, el paladín vio a nuestros Héroes y Heroínas del Trabajo, codo a codo con las autoridades partidistas y gubernamentales, otros dirigentes e invitados, entre ellos cerca de 250 integrantes de la XVI Brigada Internacional Primero de Mayo de Trabajo Voluntario; o lo mismo, amigos de 25 naciones como Reino Unido, Chile, Ghana y Estados Unidos, entre nosotros desde el miércoles y hasta este sábado.

Y hacia lo alto miraron los educadores, como parte del primer sindicato en desfilar. Y allí vieron al Serafín maestro, y delante de él, a su alumno, el comandante africano del Ejército Libertador Lino (Quirino) Amézaga, con el libro en la mano derecha y el fusil, en la izquierda, descansando sobre el muslo y la pierna, por ahora.  

Hacia lo alto miraron, además, los azucareros y lo hicieron con el plan de fabricación de azúcar echado ya en el saco; plan discreto, pero cumplido, a la cuenta del central Melanio Hernández, de Tuinucú, entidad con aporte adicional a lo previsto dada la necesidad del país.

Uno a uno marcharon los sindicatos este viernes. Uno a uno, sin embargo, parecieron uno solo; porque una es la Patria, que es mucho más que esta isla, anclada geográficamente en el Caribe y apetecida por el Norte, desde la época de James Monroe (antes incluso) hasta Joe Biden.

Todos ellos se han ufanado de meteorólogos políticos y han pronosticado que la fruta maduraría y caería a los pies de Florida. Y la susodicha manzana/isla, necia como pocas, sigue asida a la copa del árbol. A veces, se ha quedado sola, allá arriba; ni siquiera así se ha venido al piso.

Ilusos los mortales que vaticinen que ello pudiera ocurrir. La lluvia de jóvenes —escoltados por la caballería mambisa— que cerró el desfile en la capital espirituana le aguó el pronóstico a quienes pensaron que nuestras calles este 5 de mayo se verían desoladas y no serían un río de banderas, pasos y voces.