El día que se atrevió a entrevistar a un caballo frente a las cámaras de televisión para muchos firmó su sentencia de “loco”. Sin embargo, sabía bien lo que hacía.
“El periodismo necesita de picardía, soltura”, me diría mucho tiempo después de aquella osadía reporteril Rafael Daniel, uno de los periodistas más queridos en predios espirituanos, quien falleció el 29 de junio del 2018.
Y es que cuando llegó a los medios —por olfato y no por estudios académicos— ya el Rafa o Dani —como siempre se le nombró porque lo de José Rafael Hernández Castellanos solo servía para papeles oficiales— era bien conocido en Sancti Spíritus. Desafió otras muchas labores, entre ellas las de obrero de la construcción, estibador, cantante de cabaré, actor, maestro…
Tuvo una vida intensa, acompañada de miles de anécdotas que arrancaban siempre carcajadas. En su currículo, además de la cifra superior a 200 premios entre provinciales y nacionales, no faltan autenticidad, sagacidad, criollismo y reflexión sobre cualquier tema.
“El periodista tiene que estar en constante superación”, me comentó un domingo de recorrido, en esos periplos donde se observan muchas cosas, pero casi nada genera noticia.
Ese día de mi estreno en tales lides reporteriles, a Rafa le bastaron unos segundos para percatarse de que yo apenas dominaba la grabadora e insistió en darme una clase, donde las palabrotas —que no clasifican en ningún material publicable— también estuvieron.
“Niña, que también se dicen, cuando lo merecen”, alegó.
Y realmente fue una clase, pero de la vida. Me habló como pez en el agua de los resultados de la Empresa Agroindustrial de Granos Sur del Jíbaro, de los volúmenes máximos y mínimos de la presa Zaza y de Manolo, el maestro azucarero del central Uruguay, de Jatibonico.
Pero ya para aquel domingo del 2008, Rafa había recorrido demasiado mundo. Inició como parte del movimiento de corresponsales voluntarios. Así fue su entrada en los medios de prensa. Radio Sancti Spíritus y la CMHW, de Villa Clara, le abrieron sus micrófonos. Luego, accedió a formar parte del grupo fundador del periódico Escambray. Estrenó la corresponsalía de la televisión en la provincia y fue el primer espirituano en escucharse en la revista informativa Haciendo Radio, de Radio Rebelde.
En un jeep Niva —cuentan que destartalado— atravesaba Sancti Spíritus de punta a punta en busca de la noticia, género en que pocos pudieron ponerle un pie delante. Y luego él mismo detrás del timón llevaba sus creaciones hasta el Telecubanacán, donde tantas veces fue titular y recibió reconocimientos.
“A veces íbamos más de una vez”, me confesó una tarde-noche de lluvia en su casa en Agramonte, donde a la sombra de su madre Elena erigió una amorosa familia junto a su esposa Rosario, “la guajira”, como él le decía.
Rafael Daniel logró entrevistar al Comandante en Jefe Fidel Castro en cuatro ocasiones. Si no es un récord, seguro que en cuestiones periodísticas fue un buen average. Tanto como cuando en 1984 publicó diariamente en las páginas de Escambray un reportaje sobre la zafra.
Sin dudas, su osadía y desenfado se convirtieron en las mayores fuerzas de su firma. En ninguna de las entrevistas de su carrera tuvo cuestionario previo, ni tan siquiera en las de Fidel.
Quizá fue esa la máxima del profesional que rompió con protocolos o hizo documentales con la mayor rapidez, aferrado a un olfato natural que muy pocas veces le falló.
Y junto a ese sacerdocio que hizo del periodismo, nunca abandonó la vida cultural; la misma que conquistó al cantar boleros, declamar poemas o al convertir la Piña de Daniel en uno de los espacios más concurridos en el patio del Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en Sancti Spíritus.
Su intensa carrera no entendió de achaques de salud para apostar por la jubilación. Mantuvo todos sus proyectos hasta hace cinco años, cuando poco a poco las fuerzas fueron cediendo y en el mes de junio dio la más dolorosa de las despedidas.
Sin embargo, como yo, muchos lo seguimos encontrando en cada anécdota, o en fotos donde, además de la cámara y el micrófono en ristre, jamás le faltaron la sonrisa y el cariño al Rafa de todos.
Mi vecino, siempre con buena cara y su forma jovial y dicharachera como buen criollo, se le recuerda con mucho cariño, EPD esta gloria de mi provincia 🖤muy bien que se le rinda homenaje de esta forma.