Suman ya muchas medallas y reconocimientos que cuelgan de su pecho. Cada uno premia la entrega, consagración, amor y talento de Sixto Edelmiro Bonachea, quien nunca ha depuesto su música ante las tantas responsabilidades que ha asumido como directivo en el sector cultural.
“Entré al gremio tocando en una orquesta en 1970. Un poco antes lo hacía, pero de forma voluntaria en la Montecasino. Además, fui fundador del movimiento de artistas aficionados”.
Inició así su carrera este espirituano auténtico de 77 abriles, actual director artístico del Teatro Principal y quien es el único del sector cultural que recibe este año la medalla Jesús Menéndez, en reconocimiento a su relevante labor y por una sostenida y destacada actitud ante el trabajo.
“Realmente lo recibo con mucho orgullo porque lo otorga el Secretariado de la Central de Trabajadores de Cuba, (CTC) y el Consejo de Ministros. Y lo hago en mi nombre, mi familia y el colectivo que represento: el Teatro Principal. Le agradezco a todos los que a través de los años han laborado junto a mi: artistas, músicos, funcionarios…
“He tenido la oportunidad a través del sindicato, de la administración, por la confianza que me han tenido de ser trabajador internacionalista, de representarlos en las Asambleas Provincial y Municipal del Poder Popular”.
Junto a tantos recuerdos, resguarda con mucho cariño su liderazgo en el Comité provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, (Uneac), en Sancti Spíritus, donde condujo muchos de los procesos que hoy sostienen a la cultura espirituana.
“Fue una etapa de mucho trabajo, pero lo recuerdo con mucho cariño. Comencé como Vicepresidente primero, cuando Julio M. Llanes asumía la presidencia y logramos muchas cosas.
“Pero, hay una etapa de mi vida que recuerdo mucho que le antecede a mi estancia en la cultura y es que me gradué en un tecnológico y laboré en diseño y construcción de máquinas de herramientas. De ambas me siento orgulloso. Me sucede lo mismo por ser un hombre de Revolución porque lo que soy es gracias a ella”.
–Existe como imaginario social que los trabajadores del sector productivo son quienes entregan mayores esfuerzos por la propia rudeza de sus labores ¿Cuánto sacrificio implica laboral en el sector cultural?
Hay un refrán popular que refiere que la cultura tiene o no momento fijo. Yo le añado que el trabajador de la cultura no tiene momento fijo. Tiene que entregarse mañana, tarde y noche. Si eres artista tienes que crear y si eres funcionario por el día laboras en la oficina y por la noche controlas, chequeas, evalúas las actividades…
Somos trabajadores permanentes porque tenemos que pensar qué viene después. Como decimos andamos con un pie en la tierra y otro en el cielo para seguir haciendo y forjando las artes.
–¿Hasta cuándo contaremos con Sixto Edelmiro?
La salud a veces me juega malas pasadas. Pero, pienso estar mientras tenga fuerzas y mis compañeros me ayuden como siempre.
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