Cuando los habitantes de El Mamón, un poblado de casas sembradas entre las montañas del Escambray trinitario, escucharon el jadeo del motor del “riquimbili”, armado a puro invento con tres ruedas, cogieron el trillo y salieron a votar este domingo por sus candidatos a la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Es un ritual en cada proceso eleccionario que el colegio electoral de la circunscripción No. 46 les lleve las boletas a los 35 guajiros con derecho al sufragio en ese punto de la geografía espirituana, y así facilitarles el voto. De lo contrario, estos campesinos, dedicados habitualmente al fomento y cosecha del llamado guano cana, precisarían recorrer unos 10 kilómetros para llegarse hasta las urnas, en Pitajones.
Apenas es una de las escenas vividas este 26 de marzo en Sancti Spíritus, donde desde las siete de mañana abrieron los 988 colegios electorales para elegir a los 20 diputados de la provincia a la X Legislatura del Parlamento cubano por el término de cinco años, la cual quedará constituida el venidero 19 de abril.
A las urnas fueron convocados más de 350 000 espirituanos, quienes tuvieron la posibilidad de ejercer su derecho al voto libre, igual, directo y secreto por sus representantes al órgano supremo de poder del Estado y de cuyas gargantas jamás oyeron una promesa electoral, al estilo de los políticos demagogos de la seudorrepública.
Lo sufrió en carne propia la espirituana María Dueñas Pentón, y lo narra con la tristeza metida entre pecho y espalda. Ese día su familia vio llegar al bohío en el camino de Las Yaguas, El Jíbaro, a aquel político, emperifollado con una guayabera blanca y zapatos de doble tono. Venía a comprarles el voto a sus padres y a ellos les prometió el oro y moro, incluidas las medicinas para uno de los hijos enfermo. Al final, ni una pastilla apareció y el muchacho falleció.
“Estaban en esa época el Partido Liberal, el Conservador, el Auténtico; todos eran guayabas de la misma mata de la politiquería”, ilustra la octogenaria mujer, y recuerda, también, que en aquellos años “el fraude daba al cuello”, contrario a lo sucedido en las elecciones de hoy.
En más de una oportunidad, María escuchó en la radio y ella misma lo comprobó en otros comicios: después del cierre de los colegios habilitados este domingo, el conteo de votos fue a la vista de todos, no solo de las autoridades electorales; sino de los ciudadanos que decidieron presenciar el escrutinio.
Así lo dicta la Ley Electoral, que establece, igualmente, la alternativa de facilitarle a los electores el derecho de ejercer el sufragio, como ocurrió en El Mamón o en Tres Palmas, en la zona de Topes de Collantes, donde la boleta llegó a la casa de un montuno sobre el lomo de un caballo. Así son nuestras elecciones, tan cubanísimas como las palmas reales.
Oye chico y mi comentario?